Como ya les he contado, hace unas semanas he disfrutado de un descanso rural junto con mi familia por la Sierra de Grazalema, concretamente en la localidad de El Bosque. Y claro, una vez allí, a finales de julio, pocas cosas se me ocurren mejores para sofocar el calor que un baño en la piscina o una buena cerveza fresquita. De manera que en una de las cenas en el pueblo aproveché la oportunidad que me ofrecía la carta para catar por primera vez una Super Bock Stout, que es la versión negra de la conocida cerveja portuguesa.
Había leído a algún iluminado que la Super Bock Stout era una cerveza muy similar a la irlandesa Guinness, de manera que tenía el propósito de aprovechar la mínima oportunidad para probarla. Para ser sincero les diré que no le encontré ningún parecido y quizás por eso, me decepcionó. Esperaba más de ella.
La primera vez que probé una Super Bock rubia, que recuerde, fue en mi viaje a Lisboa en el verano de 2010, y me traje un grato recuerdo de ella, especialmente debido a su refrescante sensación final. Pero la Super Bock Stout, como le ocurre a todas las negras, no es tan refrescante, lo cual se suponía, pero la noté algo más densa de lo necesario y bastante amarga, con una espuma demasiado oscura, y aunque posee "sólo" un 5% de volumen de alcohol, éste se deja notar demasiado fuerte desde el principio y hasta el final.
En definitiva no ha sido una cerveza que me haya ganado a la primera oportunidad, pero quién sabe, quizás dándole una segunda oportunidad termine seduciéndome tanto como su hermana.
Pd: las pegatinas que tengo sobre el polo son antojo particular del caprichoso de mi niño de tres años.
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