Hoy quiero colocarles uno de esos versos que desde la primera vez que tuve la fortuna de que me lo presentaran, no pude dejar de visitar una y otra vez. Una reluciente joya de poema.
La vez anterior que colgué un poema de Gil de Biedma coloqué uno una pizca triste,
aunque real como la vida misma, y desde entonces, no sé bien por qué,
me sentí en deuda con Gil de Biedma y pensé que sería apropiado en otra
ocasión colocar otro poema más alegre y vital. No tengo claro cual de
los dos me gusta más, ni falta que me hace, cada poema tiene su momento, y éste tiene hoy el suyo. Espero que les guste.
Del Hombre Afortunado
Me cuento entre los hombres con fortuna.
Amo el lento caer de las palabras
y el cúmulo previsto de mi ruina,
los días en que puedo pasear
contigo de la mano,
las fuentes que reflejan el invierno,
las tarjetas postales con poema,
el beso a media tarde que decide
que se queda a dormir, el pan caliente,
la escalera que lleva a tus abrazos,
el agua en la que nieva algunas veces,
los espejos profundos
y todos sus secretos.
Amo ser clandestino y que el mundo viva fuera,
las miradas fugaces, el embuste
que nos acoge, el fuego que alumbra nuestros labios.
Esos sueños en los que baila
lo que queremos ser con lo que somos.
¿Cómo no he de contarme entre los hombres
con fortuna, si vivo a tres paradas
del centro de tus ojos?
Jaime Gil de Biedma
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