domingo, 26 de septiembre de 2021

Las memorias de Sherlock Holmes - Arthur Conan Doyle

Las memorias de Sherlock Holmes es un libro que Conan Doyle debió escribir con hartazgo y desgana. No quería seguir escribiendo más sobre su personaje más famoso, que es también con toda seguridad el detective de ficción más famoso de la literatura mundial. Estaba cansado de él, empezaba a odiarlo, y su cabeza estaba ya en otras cosas, así que decidió matarlo. Poner fin a su vida. Y así lo hace, pero dejó un poco la puerta abierta. Supongo que estuvo bien aconsejado, o simplemente meditó y cuidó sus palabras lo suficiente para, afortunadamente para sus lectores, dejar un resquicio de donde asirse.

El caso es que por muy cansado que estuviera de su inquieto e irónico personaje, en sus episodios no se traslucía este sentimiento, y durante su lectura uno no puede sino admirar al ingenioso inspector. Esta colección de historias se publicaron en 1894, es decir, hace más de un siglo, y aunque no aparecen mensajes de WhatsApp, ni búsquedas de Google,  ni muchos de los avances del pasado siglo entre sus párrafos, sí, por fortuna, siguen estando presentes la envidia, la avaricia, la venganza, el amor o el odio, que son las dos caras de la misma moneda.  Y con eso le basta y le sobra a Sir Arthur para elevar la figura de un detective a los más altos estantes de la literatura detectivesca.

Si han tenido la suerte de leer las historias de Sherlock Holmes entenderán perfectamente lo que les digo, si también han tenido la suerte de no leer las historias de Sherlock Holmes, les doy mi enhorabuena, porque, si lo desean, tienen por delante un número de páginas de divertimento. 


sábado, 25 de septiembre de 2021

La noche de los libros

A veces en Málaga se anuncian actividades que verdaderamente merecen la pena, al menos para mí. Recientemente, en La Térmica, se presentaron los autores que vendrían a la sexta edición de La noche de los libros, el festival literario más importante de la provincia. Hace unos años, en otra edición anterior, pude estar presente en la charla de Fernando Aramburu presentando su fabuloso libro Patria. En esta ocasión los escritores intervinientes que a mí me interesaban y que coincidía que podía acudir eran Fernando Savater y John Banville.

El filósofo Fernando Savater mantuvo un divertido e interesante diálogo con Alejandro Simón Partal sobre los grandes temas de la vida y la literatura, aunque, como muchos de los asistentes esperábamos, luego acabaran hablando un poco de todo. Poco después pude disfrutar del diálogo entre Enrique Juncosa y John Banville,  que es uno de los escritores vivos que más admiro.

Todo estaba previsto que se celebrara en el amplio auditorio Edgar Neville de la Térmica, pero como llovía se cambió de ubicación y finalmente se llevó a cabo en una reducida sala donde sólo unos pocos afortunados pudimos acceder a tan distendida charla. Tuvimos que usar auriculares para escuchar una traducción simultánea de la conversación, aunque yo más o menos lo entendía, me mantuve con un auricular puesto un buen rato. Al final de la charla, incluso, tuve la fortuna de poder intercambiar unas pocas palabras con el autor irlandés, que me dedicó un libro que ahora guardo como si de una joya se tratase.

viernes, 10 de septiembre de 2021

Campo Santo de W. G. Sebald

Tenía este libro de Sebald aburrido por las estanterías de casa. Hace ya unos cuantos años, cuando leí Los anillos de Saturno sabía que tendría que leer más de este inusual autor, de manera que en alguna de mis visitas por las librerías, me traje para casa Campo Santo. Lo soltaría seguramente junto a Los anillos de Saturno, esperando que en cualquier momento le llegara su hora como finalmente así ha sido.

Ya he comentado que tengo cierto orden a la hora de leer, o más bien caprichos organizados, que pueden ser como ir saltando de libros actuales a libros clásicos, o no repetir géneros literarios, o pasar de autores hispanos o a autores traducidos. Me gusta ir variando, ir tocando varios palos, alejarme del libro anterior, distanciarme de lo recién leído, pero a la hora de la verdad todo es un desbarajuste casi tan caótico como mis estanterías. El caso es que llevaba tiempo con ganas de leer algo más de Sebald, ya que Del Natural, que leí no hace mucho, me supo a poco, así que decidí meterme en otro de sus libros. 

Campo Santo es un libro póstumo, en el que se puede apreciar la inconfundible voz del autor alemán, pero también la dispersión de un libro que no deja de ser un compendio de escritor por el autor. De entre los textos que incluye mi favorito ha sido Pequeña excursión a Ajaccio, que es algo así como un ligero y caluroso pasear por Córcega, aunque también disfruté su texto sobre la desidia municipal en un cementerio alemán. 

Es un libro algo pesimista, o para ser exactos, el conjunto de los textos que reúne el libro ofrecen una mirada pesimista del mundo, pero en su mirada, en el fondo del paisaje de su mirada, hay una tenue luz que parece estar deseando brillar. ¿Lo logrará? Tendrán que juzgarlo por ustedes mismos.



jueves, 9 de septiembre de 2021

Todos vacunados

La primera en casa en vacunarse fue Pepi que trabaja para Educación y está en contacto diario con niños. Seguidamente fui yo, que por edad me tocaba. Luego tuvimos que esperar bastante para que le llegase el turno a Sofía y aún más para que por fin vacunaran a Miguel. El pobre se sentía dejado de la mano de Dios en esta pandemia. Su rango de edad nunca estaba en ninguna de las listas ni órdenes de vacunación. Le explicábamos que el virus estaba teniendo una incidencia muy pequeña en la población infantil. Lo comprendía y se aguantaba. No le quedaba otra.

Por fin se vacunó, y salimos de la sala después del tiempo estipulado de observación. Regresamos a casa paseando e iba más contento que unas pascuas. Al día siguiente se le inflamaron los ganglios de las axilas y tuvo que dejar de entrenar algunos día al fútbol y ya no le pareció tan emocionante. C'est la vie. 

miércoles, 8 de septiembre de 2021

Vetusta Morla en el Oh See Málaga

Al día siguiente del concierto de The Bootleg Beatles tenía compradas desde hacía tiempo junto con mi cuñado Francisco las entradas para el concierto en Málaga de Vetusta Morla. Casi sin tiempo para limpiar la oídos de los coros y acordes populares de la banda de Liverpool, pasé de las estupendamente centradas butacas de Marbella al hormigón recalentado de las gradas del Auditorio Cortijo de Torres, en una especie de festival llamado Oh See Málaga. Los asientos no eran numerados aunque sí se exigía distancia entre ellos, de manera que nos fuimos con tiempo porque si bien teníamos grada, no queríamos estar mal ubicados. Conseguimos un par de asientos duros pero estupendos.

La ocasión anterior que vi a la banda de Tres Cantos fue en Fuengirola, en el Marenostrum Music Castle Park, en el tórrido julio de 2018. Entonces salí del concierto muy contento y me apetecía volver a verlos. Esta vez me pareció que repitieron la fórmula. Llegué a preguntarme si era otro concierto de la misma gira, pero no, El de Fuengirola pertenecía a la gira de Mismo sitio, distinto lugar mientras que el de Málaga estaba incluida en la gira de La deriva. Las canciones sonaban estupendamente, la voz sin ningún pero, todo como tiene que ser, pero aunque en el setlist hubo bastantes cambios, a mí me dio esa sensación. Quizás fuese que utilizaron una pantalla similar, si no era la misma, y que incluso repitieran imágenes del concierto anterior. No me importó. El resultado sigue siendo que la música me emociona y que en directo esa emoción es mucho más intensa.




lunes, 6 de septiembre de 2021

The Bootleg Beatles en el Starlite

Con las vacaciones dando sus últimos coletazos, aún teníamos algunas actividades pendientes por hacer. La más esperada de todas es la celebración del cumpleaños de mi padre, el abuelo, que sigue avanzando con bastante buena salud por encima de los ochenta años. Lo celebramos en la recién cubierta terraza de mi hermano, donde nos mostró con abundancia su adquirida nueva destreza con la barbacoa. 

Durante estos últimos años, siempre que hemos podido, y si no teníamos que estar confinados, para poner fin de una manera adecuada a las vacaciones, hemos reservado una mesa en la terraza de un chiringuito para comer espetos de sardina de entrada y un arroz caldoso de mariscos de plato principal. Si a tan formidable plan se le suma la brisa marina, el salitre en la piel, y el Mediterráneo de fondo, pocos planes pandémicos pueden superarlo. Este año también conseguimos hacerlo. Crucemos los dedos para el año siguiente.

Pero este año, inesperadamente, mis cuñados Cristina y David que no podían asistir, nos ofrecieron un par de invitaciones para ver un concierto en el Starlite de Marbella de The Beatles Bootleg, que son una banda que tocan versiones de la banda de Liverpool, caracterizados como los famosos integrantes e imitándolos tanto en la vestimenta como en la forma de cantar y hasta en la manera de moverse.

Al llegar al recinto, sin aviso ni esperarlo, nos ofrecieron reubicarnos y en el cambio salimos ganando. Nos dieron unos asientos maravillosos, justo en la parte central del escenario y en las filas delanteras. El concierto fue muy entretenido porque, como casi todos los asistentes, conocíamos todas las canciones. Era un no parar, hit sobre hit. Y aunque interpretaron un largo número de canciones hubo muchas que esperábamos que se quedaron fuera, pero es que hay tantas. Al final salías pensando que aunque no habíamos visto a The Beatles, es posible que sí lo más parecido a ellos.

domingo, 5 de septiembre de 2021

La foto de Miguel

Todavía resonaba en mis oídos el estruendo del final del concierto del Metal Paradise cuando me hallaba al día siguiente, por la mañana temprano aún casi sin terminar de despertar, en un campo de fútbol para ver el comienzo de liga de uno de los equipos del club Athletic Fuengirola, que es el club donde juega mi hijo Miguelito. Acabábamos de tomar asiento en la grada cuando vi que un poco más a nuestra derecha estaba sentado Manuel Pellegrini, que en esos momentos era el actual técnico del Real Betis. En cuanto se lo dije a Miguel se puso muy nervioso y estaba loco por hacerse una foto con Don Manuel, porque Pellegrini no merece otro trato. Le dije que esperara al descanso y entonces le preguntara con educación si le importaba hacerse una foto con él. 

Ver a Pellegrini me trajo a la memoria la pena que me dio su salida del Málaga. No fue culpa suya, pero la salida de Pellegrini del Málaga CF fue el principio del final, todos lo sabíamos, se veía venir que el jeque del Málaga había decidido, por capricho o por necesidad, romper el juguete que había creado, destrozar un ejemplo de ascenso meteórico y cargárselo todo. Lo que ocurrió o dejó de ocurrir no sé si alguna vez lo alcanzaremos a saber, pero a mí, en cierta parte, ya me da igual. Lo hecho, hecho está. Nadie me quitará los pelos de gallina al escuchar el himno de la Champions en La Rosaleda. Nadie me quitará haber visto al Málaga ganarle con solvencia por 2-0 a todo un Milán en la Champions, donde los partidos son de verdad. O eliminar a un Oporto, e incluso saber que aquel año con el Málaga se cometió una tremenda injusticia pues el árbitro se tapó los ojos para permitir que el Borussia Dortmund nos eliminara de forma antirreglamentaria. Ay si en aquellos años hubiera estado el VAR.

La cosa es que llegó el descanso y Miguel se hizo la foto con Pellegrini. Se la hizo en realidad porque era el entrenador del Betis, y supongo que también porque lo fue del Málaga y antes del Real Madrid. Estaba muy ilusionado con su foto, y aunque no lo mostrara, yo también lo estaba, porque ese hombre fue el principal artífice de los mejores años de fútbol de la historia del Málaga. No hace mucho Miguel se hizo una foto también con Isco. Las dos fotos son en sí, un círculo cerrado.

Después del partido (que se ganó) fuimos a darnos un homenaje culinario para la celebración del cumpleaños de Anita. Invitados por mi hermano y ella. El lechazo en el Mesón de Andrés sí que terminó de cerrar el círculo.

sábado, 4 de septiembre de 2021

Metal Paradise 2021

Se me presentó la oportunidad de asistir al Metal Paradise que se iba a llevar a cabo en el Marenostrum Fuengirola. Un festival de dos jornadas de Metal envuelto en esta maldita pandemia que nos rodea. El festival era de pie, sin asientos asignados, al aire libre y antes de entrar tenías que pasar un test de antígenos. Primero tenías que subir hasta el Castillo, en cuya entrada es donde te hacían el test de antígenos. Esperabas en el interior durante unos 15 minutos y si el resultado era negativo te colocaban la pulsera, te entregaban una mascarilla ffp2 y podías acceder al festival con la condición del uso obligatorio de la mascarilla. Tan sólo te la podías quitar para comer y beber, que tampoco era posible en todos los sitios del festival. En la zona de delante del escenario, directamente no se podía. Había zonas habilitadas para ello.

Como me apunto a cualquier bombardeo con tal de que haya instrumentos musicales, allí me planté con mi habitual compañero del metal: Óscar.

La primera banda en actuar era Saurom, que aunque no son santos de mi devoción hay que reconocer que lo hacen bien, no están en mi estilo favorito, pero en directo, si te dejas llevar con algo de predisposición son más que saneados. Justo después tocaban Crisix, que es una banda catalana que a mi juicio es menos conocida de lo que debería y que aún me agradó más en directo que en disco, que ya me gustaba.

El plato fuerte para mí era Jinjer, la banda de metalcore ucraniana, que ya la vimos en directo en el Rock The Coast de 2019. Nos dejó un extraordinario sabor de boca entonces, y en esta ocasión, que ya me conocía mejor las canciones, lo disfruté aún más. Tatiana Shmaylyuk -la cantante de apellido impronunciable- es un animal de escenario. El bajista lleva un peso importante de la banda y tanto el batería como el guitarra son más que diestros para que el directo suene estupendamente.

El cabeza de cartel del festival en est primera fecha era Kreator, banda alemana de thrash metal por excelencia, formada en los inicios de los ochenta, es decir, que son ya unos veteranos de esto del thrash. En la actualidad sólo dos de sus componentes son miembros fundadores, el cantante y el batería, el resto ha cambiado bastante a menudo. Aunque el guitarrista actual, según leo, lleva nada menos que veinte años con la banda, que se dice pronto. Dieron juego del bueno.

No asistí al segundo día, pues sólo teníamos entradas para el primer día. En la segunda jornada actuaba Tarja, que también la había visto en el Rock The Coast de 2019. Decidimos ahorrarnos la paliza y luego me arrepentí porque acompañándola al bajo estaba 

Al día siguiente vinieron Tarja, a la que ya he visto recientemente en directo, pero en esta ocasión  le acompañaba al bajo,  Doug Wimbish, bajista de Living Colour, pero no me enteré hasta después del concierto, cuando vi fotos de la actuación. Si lo llego a saber no falto, pero no lo sabía, así que me lo perdí. Me dio mucho coraje porque soy un tremendo fan de los Living Colour y no son fáciles de ver, porque se prodigan poco por Europa y en contadas ocasiones.


miércoles, 1 de septiembre de 2021

Carta de una desconocida - Stefan Zweig

Cada cierto tiempo suelo elegir uno de los libros de Stefan Zweig en mis lecturas. Es una especie de dosificación que estoy haciendo con el autor austriaco, algo así como dar sorbos gustosos a una cerveza que quieres beberte pero no quieres que se acabe. Cada año voy leyendo uno o dos de sus libros, dependiendo. Porque una cosa que me ocurre con muchos escritores pero especialmente con el escritor vienés es que lo voy releyendo casi al mismo tiempo que lo voy leyendo. Me gustan tanto sus párrafos que los vuelvo a leer. Comprenderán que leyendo así soy un lector lento, un lector rumiante, casi de carreras de fondo.

En esta ocasión leí Carta de una desconocida.  No voy a contar mucho, tan solamente que es un historia muy triste y romántica a la vez. Corta, para leer en una tarde tranquila. Un joya literaria. Escrita -como siempre- de manera magistral por la pluma de un autor que puso fin a sus días demasiado pronto (con sesenta años), este año hace ya ochenta años del fatídico episodio y yo sigo lamentándolo cada vez que lo recuerdo. Una verdadera lástima.  

En esta pequeña novela Stefan Zweig se coloca bajo la piel de una mujer con el corazón roto, pero aún enamorada y esperanzada. Un libro brillante, una vez más. No hace falta que se los recomiende, ya es una recomendación literaria universal.