viernes, 31 de agosto de 2012

En el grupo C

Allí estaba yo, sentado incómodamente en el sofá, mirando la tele nervioso, expectante ante los posibles emparejamientos del Málaga CF, mi equipo de corazón, en su grupo de Champions League (¡qué bien suena!), la música Händel, tan reconocible, sonando de introducción en tan magno acontecimiento. Los encargados de sacar las caprichosas bolitas no eran unos cualquiera: George Weah, Steve McManaman, Ruud Gullit y Fabio Cannavaro. ¡Madre mía, la flor y nada de la historia de este deporte, qué privilegio! ¿Cuántas veces no habré visto estos sorteos con envidia?

Allí estaba yo, sentado incómodamente en el sofá, orgulloso y feliz. Por un lado mi cuerpo me pedía guerra, y deseaba un grupo de esos que la prensa denomina de la muerte, donde coincidieran el máximo de estrellas posibles para que yo las pudiera disfrutar como espectador en La Rosaleda, pero, por otro lado, mi cabeza pedía benevolencia, equipos accesibles, que si no flojetes -algo imposible tal y como está confeccionado el sorteo- al menos sí que se les pudiera disputar el marcador.

Posiblemente el equipo que más me ponía, y no estoy muy seguro de lo que escribo, era el Arsenal de Cazorla, por él y por la posibilidad de un viaje cómodo y "económico" a Londres, a parte de que el Emirates Stadium es uno de esos templos futbolísticos para cualquier aficionado, especialmente si eres un aficionado al buen fútbol. El Arsenal, equipo donde los haya que revolucionó la historia del fútbol.

Al final, el azar, en las manos de McManaman y Fabio Cannavaro, ambos exmadridistas, hicieron coincidir al AC Milán, el Zenit de San Petersburgo y el Anderlecht belga, en el mismo grupo que el Málaga CF, que es un grupo que mezcla un poco de todo. No es un grupo sencillo pero tampoco imposible. Tiene un equipo que sobresale como favorito por encima de los demás, que es el Milán, al que el Málaga visitará en San Siro en un más que atractivo desplazamiento. En fin, que las cartas están repartidas. Tras meditarlo durante unos cinco segundos creo que pasaremos y no descarto hacerlo como primeros de grupo -queda escrito-, y después, quién sabe, puede que nos crucemos con el Arsenal, pero si se diese el caso de que pasásemos cualquiera sería bienvenido.

Pd: Ayer se insistía en la prensa que Saviola estaba fichado, y que Roque Santa Cruz también, lo que supone un salto cualitativo importante en la delantera, y desde hace días se conoce que Iturra ya estampó la firma. Vamos montando un buen plantel.

jueves, 30 de agosto de 2012

Super!!!!

Acabo de sentarme frente al ordenador después de ver el partido de vuelta de la Supercopa de España y he decidido apoyarme en una imagen de esas que definen mi estado actual mucho mejor de lo que yo me siento capaz de describir en estos momentos.

Por si no lo saben aún, y no se me ocurre de qué manera y bajo qué circunstancias alguien a estas alturas puede no conocer los resultados de ambos encuentros, les recuerdo que el partido de ida en el Camp Nou acabó con victoria del Barcelona frente al Real Madrid por 3-2, mientras que el partido de vuelta, que acaba de finalizar, en el Santiago Bernabéu, el conjunto madrileño se ha impuesto al catalán por 2-1. Llevándose la Supercopa, por tanto, el Real Madrid.


martes, 28 de agosto de 2012

Un Málaga de Champions

Tal día como hoy, 28 de agosto de 2012, permanecerá por siempre en mi memoria como el día en el cual el Málaga CF, mi equipo del alma, ha alcanzado por primera vez en toda su historia una plaza para jugar la fase de grupos de la Champions League, una vez que se ha desecho en la ronda previa de la fase final de la Champions, del equipo griego del Panathinaikos, con un resultado total, tras dos partidos, de 2-0. Resultado idéntico con el que acabó el partido de ida disputado en La Rosaleda, pues el de vuelta, el de hoy, ha concluido con un resultado de 0-0 en Grecia.

Ahora espero, una vez que se ha conseguido la histórica clasificación, que se realicen, al menos, tres o cuatro contrataciones, pues después de las últimas salidas, la plantilla se ha quedado demasiado corta, sobretodo teniendo en cuenta que esta temporada disputará tres competiciones. ¡Aúpa Málaga!

 Alineación histórica:
Willy Caballero, Demichelis, Camacho, Joaquín, Weligton, Eliseu
Jesús Gámez, Isco, Fabrice, Monreal y Toulalan.


lunes, 27 de agosto de 2012

Pos claro

Reconozco que me encantan este tipo de errores. Inconscientes o no, son muy graciosos, y logran hacerme pasar un buen rato.


domingo, 26 de agosto de 2012

Jaime Gil de Biedma - Del hombre afortunado

Hoy quiero colocarles uno de esos versos que desde la primera vez que tuve la fortuna de que me lo presentaran, no pude dejar de visitar una y otra vez. Una reluciente joya de poema.

La vez anterior que colgué un poema de Gil de Biedma coloqué uno una pizca triste, aunque real como la vida misma, y desde entonces, no sé bien por qué, me sentí en deuda con Gil de Biedma y pensé que sería apropiado en otra ocasión colocar otro poema más alegre y vital. No tengo claro cual de los dos me gusta más, ni falta que me hace, cada poema tiene su momento, y éste tiene hoy el suyo. Espero que les guste.

Del Hombre Afortunado

Me cuento entre los hombres con fortuna.
Amo el lento caer de las palabras
y el cúmulo previsto de mi ruina,
los días en que puedo pasear
contigo de la mano,
las fuentes que reflejan el invierno,
las tarjetas postales con poema,
el beso a media tarde que decide
que se queda a dormir, el pan caliente,
la escalera que lleva a tus abrazos,
el agua en la que nieva algunas veces,
los espejos profundos
y todos sus secretos.

Amo ser clandestino y que el mundo viva fuera,
las miradas fugaces, el embuste
que nos acoge, el fuego que alumbra nuestros labios.
Esos sueños en los que baila
lo que queremos ser con lo que somos.

¿Cómo no he de contarme entre los hombres
con fortuna, si vivo a tres paradas
del centro de tus ojos?

          Jaime Gil de Biedma

sábado, 25 de agosto de 2012

Blowjob

Anoche estábamos viendo en casa junto con nuestro amigo Alex, mi santa y yo la versión americana de la novela del autor sueco Stieg Larsson Los hombres que no amaban a las mujeres. La estábamos viendo en versión original (The girl with the dragon tattoo) y en una escena de la película saltó la palabra blowjob. Mi señora que conoce en gran medida mis medianos conocimientos de inglés me preguntó si sabía lo que significaba blowjob. Yo, algo sorprendido por la pregunta, le dije que esa era una de las primeras palabras en inglés que todo hombre que se precie aprende ¿o no? Es prácticamente basic English. Aparece en la lección una del primer libro, en el primer párrafo.

En cualquier caso, desde un tiempo a esta parte, con esto de internet, todos o casi todos estamos aprendiendo palabras nuevas casi a diario, porque en muchas ocasiones lo que buscamos está en inglés y no queda otra que poner algo de empeño e intentar comprender lo que se dice en la lengua de los hijos de la Gran Bretaña. Y claro, cuando la palabra blowjob aparece todos ponemos el mayor de los empeños.


viernes, 24 de agosto de 2012

Cuentos - Ernest Hemingway

Los cuentos de Hemingway son señalados frecuentemente como lo mejor de su obra. Por eso siempre han estado rondando mi cabeza de lector como un libro hacia el que dirigirme. La cuestión era encontrar una edición lo suficientemente completa y bien editada, a parte de económica, para sumergirme en ellos. Hace cosa así como medio año -creo recordar- encontré una edición que reunía todas mis exigentes premisas. Una vez que había conseguido resolver el inconveniente fundamental a la hora de leer un libro (tenerlo), ahora, el siguiente problema era encontrar el tiempo suficiente para sumergirme en él. El verano parecía una buena ocasión y cuando acertadamente planeamos una escapada a la Sierra de Grazalema en el mes de julio, me lo llevé con la esperanza de lanzarme de cabeza al interior de sus páginas.

Hace un par de días he terminado de leerlos y puedo afirmar que no me han defraudado. Ni mucho menos. Evidentemente, entre los casi cincuenta cuentos que incluye, los hay más acertados y menos, aunque eso depende, en muchas ocasiones, más del gusto del lector, que de las buenas o malas mañas del escritor.

Los cuentos certifican todas las características vitales que se le atribuyen -ciertas o no- al autor. Un libro -para esbozarlo en pocas palabras- emborrachado en alcohol; de mañanas de pesca con resaca; de atardeceres somnolientos entre cigarrillos solitarios junto a colinas cercanas a ríos meandrosos; pero también de tardes calurosas con miradas mortales entre el matador y el toro; de cuentas atrás desesperanzadoras en un ring; y de safaris en jeep por el Serengeti en busca del gran león. Un libro, al fin y al cabo, netamente Hemingway.

Es un libro cercano a la muerte, pero cargado de vida, de vida plena y feliz, pero también de vida desperdiciada y atragantada. Un libro que se anuda en la memoria. Un libro para disfrutar, cuando lees y cuando, pasado un tiempo, recuerdas.

Desde las primeras páginas del libro, antes de abrirlas, me gustaba soñar despierto que lo leía en un ancho y fértil prado, con la espalda apoyada en un robusto abedul, junto al discurrir de un río de aguas claras, donde las truchas pegan buenos saltos y puede oírse el rumor de las altas copas de los árboles entre el vaivén de la brisa.

jueves, 23 de agosto de 2012

La champions desde la grada

Allí estaba yo, con el teléfono preparado y el dedo en tensión, esperando el inicio, el primer tono, listo para pulsar el botón rojo de rec. La Rosaleda a rebosar. Como soy impaciente decidí apretar el botón antes de tiempo, por si acaso, no importa si se graba algo más -pensé-. La camiseta blanquiazul de mi tierra en el pecho, el bocadillo de tortilla de patatas que trajo mi padre, que mi madre había estado preparando por la tarde junto a los pies. Miro el reloj. Faltan tres minutos para que sea la hora. Me preguntaba: ¿cuántas veces no lo habré visto por la tele? ¡Con cuánta envidia! ¿No me tocará nunca vivir algo así? Allí estaba, a punto de vivirlo. Cuatro horas y cincuenta minutos de pie me tragué haciendo cola el pasado viernes, sólo para conseguir las entradas para este partido. Casi cinco horas a pleno sol. Siete entradas, para los siete amigos que somos socios. Catorce años de socio pero, sin embargo, me tocaba vivirlo por primera vez. Miré al cielo y me fijé en la luna con su silueta de sonrisa recortada. Yo también sonreí. Me acordé de mi hermano que no podía estar allí, también de mi amigo Lolo que nunca podrá. Comenzó a sonar el himno. La dulce y envidiada melodía. ¡Que bonita sonaba! La megafonía parecía sonar mejor que nunca. Se me erizaron los vellos de los brazos y se lo hice notar a mi padre que estaba a mi derecha. ¡Qué agradable sensación! ¡Qué cara de tonto bobalicón debía tener! ¡La hostia, qué me gusta el fútbol!



El vídeo no es de gran calidad y el sonido es aún peor. Pero es lo que hay.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Murnau, casas en el Obermarkt - W. Kandinsky

Wassily Kandinsky fue un influyente pintor ruso, nacido en Moscú en 1886. Es conocido principalmente como uno de los principales precursores del arte abstracto. Dio clases como profesor de teoría del arte en la prestigiosa Bauhaus alemana, donde enseñó durante once años, hasta que los nazis la cerraron en 1933. Revolucionó la pintura con complejas composiciones, que él asociaba con interpretaciones musicales, su otra gran pasión. Sus cuadros -decía- eran una representación sincera de su estado personal, del estado sentimental de su alma, en definitiva. Decía ser capaz de oír un color o ver un sonido. Cierto o no, revolucionó en gran parte la pintura y logró hacerse un trascendente hueco entre las distintas tendencias de la pintura. Tras el cierre de la Bauhaus, Kandinsky viajó a Francia donde residió hasta su muerte, a la edad de setenta y ocho años.

Personalmente no me enamora su última época, la que le dio fama y prestigio internacional, y reconozco que me siento incapaz de sostenerle la mirada más de dos minutos a un cuadro de su última época, pero, sin embargo sí lo consigue con la primera, la cual probablemente desconocería si no hubiese sido por su última. De manera y aunque sólo fuese por este cuadro, bien merece la pena.

La obra que presento este mes es: Murnau, casas en el Obermarkt, que es un cuadro que pude admirar recientemente en mi visita al Museo Thyssen de Madrid. La primera vez que la contemplé, hace ya algunos años, en mi primera visita al museo, recuerdo que me sedujo de tal manera que a la vuelta al hogar quise profundizar en la obra conjunta de Kandinsky.

Siempre me gustaron las épocas de cambios en la obra de los pintores, son una fase de la pintura en la que se puede adivinar lo que está por llegar, sintiendo, una vez conocido el resultado final, cómo fue desarrollándose esa transformación, a la vez de cómo fue despojándose de lo superficial hasta decidir con qué quedarse y de qué deshacerse. En ocasiones un cuadro explica el cambio mucho mejor que ninguna otra cosa.

En este cuadro puede sentirse esa búsqueda de Kandinsky por la libertad de los colores, no tanto aún por las formas, como al contenido. Uno puede apreciar en el cuadro que el árbol es un árbol inducido por el resto de representaciones del cuadro: una calle, una pared de un edificio, las fachadas. Todo tiene sentido porque está en conjunto con el resto. El árbol está representado en verde y posiblemente es el único color objeto, junto con partes del tejado y zonas del cielo, que lleven el auténtico color de lo que representan. Sin embargo, el árbol sacado del cuadro no tendría porqué representar un árbol. Sabemos que es un árbol porque está representado alrededor de lo que está pintado. No parece gran cosa hoy en día ver un cuadro en el que el árbol representado no parece exactamente ser un árbol, pero en esta pintura, al menos así lo veo yo, se prefigura el principio del arte abstracto -del que no soy, digamos, un fan ejemplar-.

En cualquier caso el cuadro me gusta, y mucho. Quizás por la distraída elección de los colores, o por el grosor de la pincelada, o por la homogénea distribución de la tonalidad, probablemente debido a todo ello al mismo tiempo. El resultado provoca que el cuadro sea altamente emotivo. Triste, nostálgico, soñador. Qué sé yo. Que cada cual encuentre el romanticismo de los colores que sea capaz de saborear. Disfrútenlo.

Pobre de aquel que no haga clic en la foto del cuadro.

Pd: Mi señora casi tuvo que utilizar un abrelatas para arrancarme de delante del cuadro.

lunes, 20 de agosto de 2012

Un miércoles de agosto en Madrid

El miércoles teníamos la intención de visitar el Monasterio de las Descalzas Reales a primera hora, sobretodo porque ya conocíamos de primera mano cómo volaban las reservas para la visita guiada. Así que desayunamos los churros madrileños con chocolate más temprano que el día anterior y nos presentamos en la puerta media hora antes de la apertura. De camino hacia el Monasterio cruzamos por la Puerta del Sol sorprendidos de lo vacía que estaba, pues además de agosto también era festivo nacional, de manera que tomamos unas cuantas instantáneas del entorno en circunstancias extrañamente inusuales.

Conseguimos entrada para el Monasterio en la primera visita guiada de la mañana. La visita me sorprendió para bien. Puedo afirmar con casi total seguridad que la guía que realizó la visita con nosotros en el Monasterio ha sido la mejor guía de toda mi vida. De manera que si la visita de por sí ya era interesante, con una guía extraordinaria, lo fue mucho más. Es una verdadera suerte para cualquier lugar monumental disfrutar de una guía como la que nosotros gozamos.

Desde el Monasterio nos dirigimos al hotel para realizar el check-out antes de las doce. Dejamos nuestro equipaje en la recepción del hotel y nos encaminamos hacia la Casa Museo de Lope de Vega en la cual también habíamos realizado reserva telefónica para su visita. La casa está totalmente reformada, aunque sigue bastante fielmente su distribución anterior, pues, según parece, Lope dejó bastantes cartas en las que hacía referencia a su vivienda, incluso, según nos comentó la guía, todavía se conservaba el contrato de la compra de la vivienda por parte de Lope. Especialmente destacable es el jardín interior de la casa, que aunque es coqueto, emana una tranquilidad monacal. Un lugar único en el mismo centro de Madrid.

Muy cerca de la calle Cervantes, en pleno barrio de Las Letras donde está ubicado la Casa-Museo de Lope de Vega, está situada la Plaza de Santa Ana y muy cerca de allí, está el bar que se enorgullece en anunciar que es el sitio donde se creó la receta original de las patatas bravas. Tropezamos con él por casualidad y no quisimos pasar la oportunidad de probarlas, así que echamos unas bravas y ya puestos un combinado de tapas especial de la casa, que incluía unas orejas bravas, un par de croquetas y unos pimientos del padrón, de esos que algunos pican y otros no. Para chuparse los dedos.

Una vez que abrimos boca con los aperitivos decidimos ir a visitar la Verbena de la Paloma, pues ya que coincidía con nuestra visita en Madrid queríamos aprovechar la oportunidad. Bajamos por la Calle de la Cava Baja, que estaba muy animada, hasta la misma fachada de la Basílica de San Francisco el Grande. Durante todo el recorrido habían colocados diversos puestos de feria, vendiendo las comidas típicas madrileñas como entresijos, gallinejas, callos o cocido madrileño.

A mi santa le apetecía almorzar comida italiana y de vuelta por la Cava Baja entramos en una pizzería que tenía buena pinta, Emma y Julia, donde cayeron unos spaguetti frutti di mare deliciosos.

Volvimos por la Puerta de Toledo a la Plaza Mayor, que admiramos con ojos de despedida, bajamos a la Calle Mayor, cruzamos la Puerta de Sol, a esa hora bulliciosa, y volvimos al hotel para recoger nuestro equipaje. Bajamos con las maletas toda la Calle Atocha hasta la Fuente de Neptuno y hasta la Estación de Atocha donde cogeríamos el AVE que nos devolvió a Málaga.

Olvidé comentar en la primera entrada de esta escapada a Madrid, que en nuestra ida a Madrid desde Málaga en AVE, el tren de alta velocidad se retrasó cuarenta y ocho minutos y que atendiendo con su compromiso con los pasajeros, AVE nos devolvió íntegro el billete de ida. No recuerdo nunca haber estado tan contento por llegar tarde a ningún sitio.

domingo, 19 de agosto de 2012

Un martes de agosto en Madrid

El martes era el día que habíamos elegido para visitar el Museo Thyssen, pero antes, por la mañana, teníamos decidido realizar otras visitas que quedaron pendientes de anteriores escapadas a Madrid. Desayunamos los típicos churros madrileños con chocolate en la primera cafetería cerca del hotel y una vez cargado el tanque nos pusimos en marcha.

La primera visita que teníamos planeada era la del Monasterio de las Descalzas Reales que aunque llegamos pronto, ya estaba abierta y estaban todos los grupos de visitas guiadas de la mañana repartidos, de manera que nos quedamos sin poder verla por la mañana. Nos dijeron que podríamos intentarlo de nuevo a las cuatro de la tarde, pero no nos cuadraba, porque nuestra idea era ir a la exposición de Hopper esa misma tarde. Así que la dejamos para el miércoles, que nos aseguraron que estaría abierta durante la mañana. Entonces intentamos visitar otra Iglesia que está por allí cerca, la Iglesia de San Antonio de los Alemanes, que según dicen es preciosa.

Buscamos la iglesia y tras cruzar cuatro calles, diez esquinas y cuarenta prostitutas, porque Madrid, todo hay que decirlo, si no sabes evitarlo cuando callejeas, tiene más prostitutas que esquinas, dimos con ella, a pesar de que en ningún sitio, después de rodearla completamente, fuimos capaces de encontrar ninguna indicación, ni advertencia que anunciase que tal iglesia era. Evidentemente, si no existía ningún cartel, pueden suponer que tampoco había horario ni calendario, ni información ninguna. Nada de nada. Preguntamos a un hombre que regentaba una frutería justo en frente de la que supuestamente era la puerta principal de la iglesia. Nos dijo que esa era la iglesia que andábamos buscando y que esa era precisamente la puerta principal y que abriría sus puertas -aunque no lo aseguraba- probablemente a las once o las once y media. Decidimos esperar. El tiempo pasó, llegó las once y media y no llegó nadie. Esperamos quince minutos más y preguntamos a una mujer que decía que abría a las doce, que era la hora de la misa. La mujer nos trasmitió más confianza, de manera que decidimos esperar otro rato más. Por si fuese poco, se daba la particularidad de que posiblemente era la única iglesia en todo Madrid que no tenía cerca una cafetería donde poder esperar descansando los pies. No hace falta decir, porque supongo que imagináis, que esperamos y que media hora después tampoco vino nadie a abrir las puertas, ni para dar misa ni para recibirla. Así que con todo el dolor de nuestros corazones le dijimos hasta nunca a la iglesia que dispone de peor información que jamás haya visto yo.

Nuestro siguiente destino programado era el Templo de Debod hacia el que nos dirigimos, con el único inconveniente de que estaba a más de media hora caminando. Cruzamos de nuevo cuatro calles, diez esquinas y cuarenta prostitutas, porque Madrid, hay que repetirlo, si no sabes evitarlo cuando callejeas, tiene más prostitutas que esquinas. Así que dejando la Gran Vía atrás y la Plaza de España llegamos al Templo de Debod. Menos mal que tuvimos una suerte extraordinaria con el clima en Madrid, y más sabiendo aquello de que Madrid tiene nueve meses de invierno y tres de infierno, porque para nuestra fortuna la brisa era agradable y la temperatura más primaveral que veraniega. En ningún momento de nuestra estancia en Madrid pasamos calor.

Qué decir del Templo de Debod, pues que ni fu ni fa, es algo que ves una vez y ya la has visto para toda la vida y, en mi opinión, suficiente que es. Lo mejor de toda la visita es la profundidad de las vistas de los Jardines del Moro que se pueden contemplar desde la parte trasera del Templo en un día claro y límpido como el que tuvimos.

Con tanta espera frente a la iglesia y tanto paseo, teníamos los pies machacados y decidimos realizar la vuelta al centro en taxi, que fue una decisión bastante acertada a la par que descansada, y es que teníamos ante nosotros la ilusionante perspectiva de toda una tarde de paseo por el Thyssen.

El taxi nos dejó en la Calle Mayor, a la altura de la Plaza de la Villa, donde a escasos metros realizamos las compras de regalos para los niños. Continuamos hacia la Plaza Mayor intentando encontrar mesa en uno de los restaurantes castizos que por allí se encuentran. Tomamos ensaladilla rusa, huevo estrellados con patatas y jamón y callos madrileños. ¡Todo muy rico!

Volvimos callejeando por la Calle Toledo hacia la Calle Atocha dirección al hotel para soltar los regalos, cambiar los zapatos de Pepi y visitar la exposición. No voy a escribir mucho sobre ella pues me voy a poner pesado, y eso es algo que no deseo. Sí que puedo recomendar no visitar la exposición de Hopper sin visitar la obra expuesta de manera permanente en el Thyssen, porque cada vez que lo visito vuelvo a maravillarme de las obras que encierra. Una visita obligada para todo el que visita Madrid y tiene cierta inquietud por la pintura.

Volvimos del museo dirección al hotel y decidimos cenar en una de las terrazas que hay junto a la plaza de Jacinto Benavente, que a aquellas horas estaba muy ambientada. Pudimos comprobar cómo la gran mayoría de la gente se dirigía hacia la zona de La Latina, donde estaba celebrándose la tradicional fiesta madrileña de la Verbena de La Paloma.

De camino del restaurante hacia el hotel paramos en la heladería Häagen Dazs para tomar dos helados y seguidamente fuimos a descansar al hotel, pues había sido una jornada larga e intensa, pero sobre todo "pintoresca".

jueves, 16 de agosto de 2012

Un lunes de agosto en Madrid

Ayer volvimos de una escapada de tres días a Madrid. La razón principal de la visita a la capital era la estupenda exposición de Edward Hopper en el Museo Thyssen-Bornemisza, exposición que yo, hace un tiempo, sentía como una lejana ilusión imposible de realizar. Unos billetes gratis de AVE y una muy económica oferta hotelera la convirtieron en posible.

Una vez que tuvimos decidido visitar la capital, aprovechamos para disfrutar de algunas de las diversas ofertas turísticas interesantes que nos quedaron pendientes por realizar en nuestras anteriores visitas a la ciudad.

Una de las más suculentas de entre las ofertas de Madrid, en nuestra opinión, era ir a almorzar al Mercado de San Miguel, y eso fue casi lo primero que hicimos nada más terminar de instalarnos en la amplia y funcional habitación del Hotel Catalonia Puerta del Sol, situado en una de las principales arterias de Madrid, en la calle Atocha, a tres pasos de la Puerta del Sol, de la plaza de Santa Ana y de la Plaza Mayor.

Después de catar y pimplar bastante más de lo suficiente en los diversos puestos del Mercado de San Miguel, nos dirigimos hacia la Fuente de Neptuno, pues a mi santa se le había antojado tomarse un frappuccino de los que sólo sirven en el Starbucks Coffee. Como nos pillaba de camino hacia el Museo del Prado, pues no tuvimos muchos impedimentos para hacer su deseo realidad fácilmente, aunque antes realizamos las obligadas paradas para fotografiarnos en la Plaza Mayor y en la Puerta del Sol.

Diré que nuestra visita al Prado fue un verdadero placer y que aunque nuestra estancia en Madrid se debía más a nuestra intención de visitar la exposición del Thyssen, es justo añadir que El Prado fue la causa principal de alargar la visita una jornada más. Desde las cuatro y media de la tarde, hora en la que entramos, hasta las ocho de la tarde, hora a la que nos echaron, pues era la hora del cierre del museo, estuvimos paseando entre nubes rodeados de las maravillosas obras de arte que el museo encierra. Una auténtica delicia.

Nos echaron del Prado, literalmente hablando, y nos apresuramos hacia el hotel para cambiarnos pues teníamos la intención de cenar algo ligero y rápido para intentar asistir a una obra que representaban en el Teatro Galileo, al que acudimos con la esperanza de que quedaran aún algunas butacas libres. Tuvimos fortuna y conseguimos un par de localidades. La obra en cuestión era Usted tiene ojos de mujer fatal, basada en una obra de Enrique Jardiel Poncela, una obra cargada de ironía y de buen humor. Al entrar en el teatro comprobamos que la obra iba a ser representada aire libre, y que podíamos haber cenado en el mismo recinto mientras disfrutábamos de la actuación, pero como ya habíamos cenado en el Burger King situado junto al hotel, nos dio coraje no haberlo sabido antes, aunque al menos, eso sí, aproveché que no tenía que conducir y me tomé un refresco abundantemente acompañado de ginebra.

Al terminar la obra cogimos un taxi que nos llevó hasta la Plaza de la Villa, donde bajamos, levanté la mirada hacia el piso en el que, según creo, vive Javier Marías. Descubrí que tenía los balcones abiertos y las luces encendidas, así que dejé por un momento volar mi imaginación e imaginé que quizás Marías estuviera, en ese preciso instante, terminando de repasar el último borrador de la que se supone que va a ser su próxima entrega editorial mientras disfrutaba de las finales caladas de un pitillo. Agarré la cintura de mi santa y encaminamos nuestros pasos hacia la Plaza Mayor, que a esas horas de la noche de un lunes de agosto estaba desértica. Algunas de las terrazas aún se mantenían abiertas, pero la mayoría estaban cerrando. Los camareros acumulaban las sillas unas sobre otras, recogiendo las últimas mesas, otros barrían o cargaban con enormes bolsas de basura en busca de los contenedores. Me llamó especialmente la atención un camarero que acababa de apoyarse a descansar contra una de las columnas de la plaza, la rodilla flexionada y la suela del zapato contra la columna, encendió un cigarrillo, respiró profundamente, y dejó caer la mano que sostenía el cigarrillo de manera fatigada. Mantenía la mirada perdida hacia algún lugar situado en la negrura de la profundidad de los siglos de la plaza. Me pregunté si no fue así, observando una silueta al final de una noche, como el bueno de Arturo Pérez-Reverte encontró la respuesta a la mirada glauca y satisfecha por el trabajo bien llevado a cabo de El Capitán Alatriste.

Proseguimos distraídamente nuestro trayecto hacia la habitación de hotel, bajo un cielo ligeramente estrellado, buscando aquella estrella fugaz que confirmara con su presencia aquello de que a veces la vida te ofrece su mejor guiño.

lunes, 13 de agosto de 2012

Hoy

Hay días en los que uno sabe a ciencia cierta, incluso antes de comenzar, que va a resultar ser un buen día, aun desde mucho tiempo antes de que así sea. Seguro que han disfrutado de días de los que le hablo. Seguro que saben lo que le digo. ¿A que sí?

domingo, 12 de agosto de 2012

Canturreando

Ayer pasé prácticamente todo el día en la playa, junto a unos amigos, tirado sobre una silla en primera línea de orilla, con vistas hacia un mar plácido, limpio y cristalino. Vistas ocasionalmente interrumpidas por paseos de cuerpos artificialmente siliconados y con constantes baños de refresco y sus consecuentes captura de medusas. A la hora del almuerzo me refugié del sol en el chiringuito, donde tomé sardinas en espeto, gambas al pilpil, fritura malagueña, ensalada de pimientos, tres tubos de cervezas y de despedida dos gin-colas.

Al final de la tarde volvimos a casa con algo de prisa, porque por la noche estábamos invitados a una barbacoa, en esta ocasión con vistas nocturnas al Castillo de Fuengirola, donde "sólo" me tomé una pinta y un variado de carne a la barbacoa, con los pies sobre el césped, bajo un cielo estrellado, disfrutando de una suave y fresca brisa que parecía excitar a las estrellas fugaces en un día de Perseidas.

En ese preciso momento, al final de la cena, canturreando mientras admiraba el cielo, esperando ver más estrellas fugaces, caí en la cuenta de que estaba echando de menos una de las cosas que, para bien o para mal, más me gustan en la vida: escuchar música. Entre tanto ajetreo, tanto sin-descanso, mi mente aliviaba canturreando aquello que tanto echaba en falta.

La canción que canturreaba era ésta que recientemente me descubrieron. Una canción de Paul McCartney, con Eric Clapton a la guitarra. El vídeo es tiernamente bello. Espero que les guste.



jueves, 9 de agosto de 2012

Disfrute del día

Aquí les dejo uno de esos avisos, ciertos como la vida misma, que no deberíamos tomarnos a la ligera, pero que desafortunadamente así hacemos. ¡Disfruten!

En esta entrada, como clara referencia al cenutrio de ayer, se puede sustituir, en la imaginación de cada uno, la palabra imbécil por una gran cantidad de adjetivos calificativos, a ser posible denigrantes, de manera que inexplicablemente y poco a poco, uno va desahogándose y sintiéndose levemente mejor.

miércoles, 8 de agosto de 2012

La radiografía

El otro día por una razón que no viene al caso me hicieron una radiografía.

No había nadie en la sala de espera. Más de treinta asientos libres. Me senté en el primero que estaba a mi izquierda, pero treinta segundos después cambié a uno que tenía un ventanal detrás y una buena iluminación natural. Saqué el separador de páginas del libro que llevaba y continué leyendo los cuentos de Hemingway que me tienen abducido. Dos páginas después de salvaje aventura una joven con bata verde apareció desde el fondo del pasillo y me llamó y pidió que la siguiera. Entramos en una habitación con un cartel en la puerta que anunciaba que era una sala de radiografías. Cerró la puerta tras de mí y me dijo: bájese los pantalones y túmbese en la camilla y justo después apagó las luces. Instantáneamente volvió a encender las luces. Uy, perdone me he confundido con las luces -dijo-. Vaya, pensé que era una proposición indecente -repuse-. Soltó una carcajada abierta y durante todo el tiempo que estuve siendo radiografiado ambos mantuvimos las sonrisas en las caras. Cuando terminó le pregunté si podía subirme los pantalones ya, me miró pícaramente y me dijo que sí, que ya podía.

Me despedí y todavía un buen rato después, conduciendo de vuelta a casa, perduraba la sonrisa en mi cara, hasta que un cenutrio con un coche con más cilindros que centímetros de frente en su cara me adelantó por la derecha a más de doscientos por hora.

martes, 7 de agosto de 2012

Una Super Bock Stout

Como ya les he contado, hace unas semanas he disfrutado de un descanso rural junto con mi familia por la Sierra de Grazalema, concretamente en la localidad de El Bosque. Y claro, una vez allí, a finales de julio, pocas cosas se me ocurren mejores para sofocar el calor que un baño en la piscina o una buena cerveza fresquita. De manera que en una de las cenas en el pueblo aproveché la oportunidad que me ofrecía la carta para catar por primera vez una Super Bock Stout, que es la versión negra de la conocida cerveja portuguesa.

Había leído a algún iluminado que la Super Bock Stout era una cerveza muy similar a la irlandesa Guinness, de manera que tenía el propósito de aprovechar la mínima oportunidad para probarla. Para ser sincero les diré que no le encontré ningún parecido y quizás por eso, me decepcionó. Esperaba más de ella.

La primera vez que probé una Super Bock rubia, que recuerde, fue en mi viaje a Lisboa en el verano de 2010, y me traje un grato recuerdo de ella, especialmente debido a su refrescante sensación final. Pero la Super Bock Stout, como le ocurre a todas las negras, no es tan refrescante, lo cual se suponía, pero la noté algo más densa de lo necesario y bastante amarga, con una espuma demasiado oscura, y aunque posee "sólo" un 5% de volumen de alcohol, éste se deja notar demasiado fuerte desde el principio y hasta el final.

En definitiva no ha sido una cerveza que me haya ganado a la primera oportunidad, pero quién sabe, quizás dándole una segunda oportunidad termine seduciéndome tanto como su hermana.

Pd: las pegatinas que tengo sobre el polo son antojo particular del caprichoso de mi niño de tres años.

domingo, 5 de agosto de 2012

Marilyn Monroe

Hoy se cumplen 50 años de la muerte de Marilyn Monroe. Creo que no existe mejor manera de recordarla que adorando su encantadora sonrisa, bueno, quizás se me ocurre que pueda ser viendo una película suya.

sábado, 4 de agosto de 2012

Arte callejero 5

Creo que este post, como ejemplo de arte callejero, en el tórrido mes de agosto, encaja perfectamente bien. ¿No les parece? ¡Es sensacional!

¡Aplausos!

viernes, 3 de agosto de 2012

Terapéuticamente hablando

Entre la ruinosa crisis, los números del paro, las oscuras perspectivas de futuro, los recortes a los funcionarios -entre ellos mi santa-, el Málaga y su penosa situación y la mala follá que se está gastando entre la gente, no queda otra que acudir a aquello que cada cual tenga como tabla de salvación.

Basta un rato jugando con mis niños, media hora leyendo un buen libro o escuchando la música apropiada para que, al menos durante ese rato, uno tenga la impresión de estar completamente aislado de todo este desastre.

Me encanta este cartel relativo a la crisis que desgraciadamente nos está afectando.


Pocas cosas hay en la vida más terapéuticas que el humor.

jueves, 2 de agosto de 2012

Algo parecido a esto...

Ayer hablé con mi hermano, José Miguel, con Alberto y con Mario, en definitiva, con mis compañeros de grada en La Rosaleda, sobre la incomprensible situación agónica del Málaga, nuestro equipo en común. Todos estábamos abatidos y decepcionados. Es algo difícil de entender. De hecho todavía no lo comprendo. No lo entiendo. Todas las ilusiones, todos los proyectos imaginados. El único verano de mi historia deportiva como malaguista en el que pensaba disfrutar, o al menos, no tener sobresaltos ha sido, inverosímilmente, el más cruel y despiadado con mis sentimientos.

Mi mujer dice que lo estoy llevando demasiado lejos y probablemente tenga razón, pero la situación me parece tan retorcida, caprichosa, desleal e insensible que no sé qué pensar. Estoy completamente perdido. Quizás esta imagen de la película Amélie ofrezca algo de luz sobre mi estado actual.