domingo, 30 de noviembre de 2014

Una Sagra calabaza y canela

Llevaba algo así como un par de semanas sin probar gota de malta de cebada, y mis nervios estaban dos pisos por encima mía, cuando por fin llegó el momento de hacer justicia a tan tremenda dejadez. Fue en casa de unos amigos, en uno de esos planes perfectos que de vez en cuando se alinean en nuestras vidas. Una estupenda y sabrosa pitanza en casa de unos amigos, una buena conversación, los niños jugando y montando lío, pero con la tranquilidad que da saber que no molestan a nadie excepto a sus padres y un partidito de los buenos para reposar la sobremesa en el sofá.

Ya en los entrantes, nada más llegar, acompañando un intenso queso Boffard y unas almendras saladas, me casqué la primera cerveza que nos habían preparado, que además es una de esas cervezas mayúsculas, que hacen eco en la memoria, pero que dejaré para presentarla en otro momento porque voy a adelantar a la cerveza que da nombre a la entrada de hoy, porque es sin duda una cerveza para presentar en este mes de noviembre.

La cerveza Sagra calabaza y canela fue la segunda cerveza que probé en casa de mis amigos, el primer día de este mes, es decir, en una fecha propiamente halloweeniana, y es que es una cerveza apropiadísima para esa fecha debido a que entre sus ingredientes incluye la calabaza.


La cerveza Sagra calabaza y canela es una cerveza artesanal, muy peculiar y muy diferenciada del resto, con un marcado origen americano y elaborada con muchas ganas de diversión e imaginación. La espuma es muy dispersa y poco consistente, mientras  que su color cobrizo invita a pensar en un sabor fuerte y denso y portadora de un alto porcentaje de alcohol que queda desmentido por el 5,2% que marca la etiqueta. El sabor es inesperado y arriesgado, pero me agradó. De entre todos los ingredientes que mezcla, quizá el que más sobresale es la canela y la nuez moscada. El cilantro y la calabaza quedaron demasiado ocultos por el resto, pero, después de todo, y tras darle varias vueltas en el paladar, fue una agradable sorpresa.

Es una cerveza española, una Pumpkin Ale -como anuncia en la etiqueta-, elaborada en Numancia de la Sagra, (Toledo), con una presentación en botella sofisticada y atractiva que posiblemente riegue mis interiores en alguna otra ocasión. 

En la foto estoy a punto de hacer uso de ella para regar un estupendo cuscús. ¡Gracias amigos!

martes, 25 de noviembre de 2014

La llamada

Había dejado de llover. Los árboles aún goteaban la tristeza gris que pesaba en su ramas. Las aceras, desgastadas tras millones de pasos, estaban empezando a cobrar vida, y asomado al único rectángulo de luz que le ofrecía la ventana de la habitación, decidió que lo mejor que podría hacer en aquel atardecer era dejarlo todo.

Bajó por las escaleras de aquella pensión inmunda que ocultaba entre sus paredes los mejores recuerdos de su vida. Retener aquellos recuerdos le mantenían aún atrapado entre aquellas cuatro paredes, pero después de tres días encerrado, esperando una llamada, comprendió que tendría que abandonarla.

Se había citado con ella en la vieja cafetería donde en tantas veces habían disimulado su amor. Eligió una mesa apartada, y esperándola fue apagando colillas una encima de otra. Cuanto más consultaba el Tag Heuer que ella le había regalado, más lento se arrastraba el tiempo. Dos horas después regresó a aquellas cuatro paredes acompañado de un chop suey insípido que había comprado en un local de comida para llevar del barrio chino. 

No tenía apetito. Intentó dormir, olvidar. Encontrar una salida a aquella relación prohibida que le estaba destrozando la vida. Pero lo único que sabía hacer, la única posibilidad que tenía para volver a verla era esperar una llamada.

Despertó a media noche y sacudió los restos de ceniza caídos en las sábanas. El chop suey, a esa intempestiva hora, no le pareció tan insípido. Hubiera querido salir a pasear. Le agradaba caminar de madrugada por calles solitarias, pero comprendía que lo único que podía hacer era esperar una llamada.

Comenzaba a filtrarse la claridad de la mañana por los intersticios de la persiana cuando por fin sonó el teléfono, hubiera deseado desahogar su ira sobre ella, pedir explicaciones y escupir absurdos reproches, pero sabía que era inútil pues ya conocía las respuestas, en cambio solicitó un lugar de encuentro y una hora. Ella estaba ya allí. Esperándole. Colgó el teléfono y salió de la habitación como alma que lleva el diablo sin apagar las luces.


viernes, 21 de noviembre de 2014

Sin noticias

Hace ya unos cuantos meses que estoy intentando mantenerme alejado de las noticias y de cualquier tipo de informativo televisivo. Cada vez soporto menos el negativismo cansino y reiterativo de los periódicos, y tampoco comparto el absoluto sensacionalismo de las malas noticias y procuro todo lo que me es posible enfocar mi atención en aquello que me entretiene, o al menos no me entristece. La vida -decía mi madre- ya se encarga de darte malas noticias por sí sola, como para andar encima buscándolas.

Por eso últimamente prefiero leer las noticias deportivas, porque, aunque en ocasiones puedan ser banales, no me desasosiegan ni me producen resquemor en el esófago.  Pero hasta en la prensa deportiva, desde hace un tiempo, está salpicando el nacionalismo retorcido y el vergonzoso fraude de nuestros  dirigentes, porque, como ya sabemos, en todos sitios cuecen habas.

De manera que cuando me conecto a Internet, ya sea en el móvil o en la tablet, voy esquivando, todo lo que puedo aquellas noticias que no me van a aportar más que indignación, vergüenza y, en algunos casos, hasta iracundia. Voy saltando de las secciones de cultura, a la de deportes, de la de ciencia o viajes, a la de espectáculos y así voy, renqueantemente, obteniendo una versión parcial y despreocupada de la realidad.

¿Hago bien? Creo que sí. No soy por naturaleza una persona interesada en la política, aunque por supuesto que tengo mis ideas, pero no soy partidario de tanto acaloramiento político. Creo que se pueden hacer las cosas bien de muchas diversas maneras, y que lo que importa es que al final se hagan bien. Y también creo que los objetivos son importantes, pero las maneras tal vez más.

En la política hay muy pocas personas que sepan apreciar y valorar lo que otros han hecho, o están haciendo correctamente, y, en cambio, se tiran directamente sobre ellos a la yugular en cuanto alguien comete un error. Ese clima pendenciero, agresivo y casi militar en el que nos envuelven los partidos políticos creo que hace más mal que bien. Es algo parecido a lo que pasó con el Real Madrid de Mourinho cuando ganó la liga. La ganó, bien, pero yo, al menos, no pude disfrutarla completamente. Se puede ganar la liga de muchas diversas maneras, pero si vamos a ganarla, ganémosla con estilo, y si se pierde felicitemos al adversario. Hay que hacer las cosas y hacerlas bien. No parece tan complicado.
 
Este enfrentamiento continuo entre los distintos partidos políticos, sea por la razón que sea, se puede llevar a cabo sin tanta estrechez de miras, ni tanta ironía, ni tanta malas mañas, ni odio, ni inquina y sobre todo con más vergüenza.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Dora Bruder - Patrick Modiano

Acababa de enterarme de que a Patrick Modiano le habían concedido el premio Nobel de Literatura y entresaqué de mi biblioteca el único libro que poseo del autor francés,  Dora Bruder, el cual compré este verano en el rastro, creo recordar que a un precio irrisorio.

Tras echarle un vistazo y leer el prólogo de Adolfo García Ortega, del que el año pasado leí su novela Pasajero K, lo puse en la cola de la mesa de noche para leerlo cuando terminara unos cuantos libros que tenía por allí atascados, esperando el semáforo en verde.

Un poco alentado por la curiosidad de leer por primera vez al Nobel francés, lo adelanté. Comencé a leerlo y la noche siguiente ya casi lo había terminado, pero dejé los últimos capítulos para postergar el final una jornada más.

Es un libro sobrecogedor, inteligente, pausado, con acertados y oportunos silencios, con saltos en la imaginación de un hombre cuya curiosidad acierta en el resumen fragmentado de una vida interrumpida, de una raza humillada y, sobre todo, de una sinrazón y ceguera del sentido común de la humanidad difícilmente comprensible.

Éste es un libro que seguro volveré a leer. Porque es simplemente maravilloso. Un verdadero premio para mi vida.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Una montaña encima

En bastantes ocasiones en mi vida he escuchado o he dicho aquello de: es como si me hubiera caído una montaña encima. Es una expresión habitual que se utiliza -o al menos yo la utilizo- cuando de repente, en un particular momento de la vida de una persona, se le acumularan los problemas de tal manera que parecieran, todas en conjunto, una tarea imposible de superar. También puede usarse cuando una novedad, una noticia, un accidente, en definitiva algo repentino, te afecta de una forma tan desbocada e insalvable que las posibilidades de sobrellevarlo parecieran, aunque sólo fuese en ese instante, un asunto imposible de manejar. Algo fatalmente inabarcable.

Esta foto con la que me crucé hace tiempo, se ha introducido impactantemente como una referencia visual cada vez que escucho o viene a mi cabeza la expresión. A mí, desde entonces, me ha arruinado la frase, porque cada vez que la escucho ahora, me parece una barbaridad aplicarla. Ahora siempre me parece muy exagerada.


viernes, 14 de noviembre de 2014

Marilyn Monroe 23

Les contaba en la entrada anterior que Muñoz Molina me había dedicado uno de mis libros favoritos, Sefarad, y que desde entonces lo atesoro como la mayor joya de mi biblioteca. Y pensando en ello, me acordé de Marilyn Monroe y de una instantánea en la que aparece entregándole una foto suya, supuestamente dedicada, a uno de sus admiradores. Y aunque es una forma distinta de admiración, no por ello Marilyn dejaba de mostrar la mejor de sus sonrisas.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

La dedicatoria

Anoche asistí junto con mi buen amigo Miguel a la conferencia que ofreció en el edificio de La Térmica el escritor Antonio Muñoz Molina, en el ciclo de charlas titulado Palabras Mayores, y que se desarrolló alrededor de su último libro Todo lo que era sólido.

Ni que decir tengo que la charla fue más que interesante, y que salí encantado de la conferencia por diversos motivos. El primero fue ver a la persona a la que he leído casi diariamente durante los dos o tres últimos años de mi vida. Cada mañana, estando todavía acostado en la cama, antes de comenzar el día y aún sin tener los ojos bien despegados, he ido consultado en el ipad si el escritor jiennense había publicado una nueva entrada en su blog. Ha sido para mí casi como una bendita adicción y ha tenido gran parte de culpa de mi buen humor por las mañanas hasta que, desafortunadamente, en el pasado mes de junio -creo que fue un día antes de mi cumpleaños- anunció que iba a suspender el blog para dedicarse más intensamente a su nueva novela.

Esa nueva novela, titulada Como la sombra que se va, como anunció el propio autor, se publicará en este presente mes, el día 25 para ser precisos, y tratará sobre la figura de Martin Luther King, su asesinato y sobre la huida del asesino, James Earl Ray, a Lisboa. Ya supondrán que a mi juicio es una estupenda noticia, que además no se hará mucho esperar. Lo apunto en mi agenda aunque estoy seguro que no se me olvidará.

Otro motivo de satisfacción de la conferencia fue comprobar la agudeza, precisión y buena medida del autor en sus palabras, lo acertado de sus contestaciones y lo atinado que fueron sus ejemplos y anécdotas personales, algunas de ellas, como apuntó, ya estaban en el libro.

Por si no fuese suficiente, al finalizar la distendida charla y la ronda de preguntas, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras de 2013 dedicó libros a todos aquellos presentes que lo quisieran, incluso posó para retratarse con los que lo desearan. Yo, por supuesto, había cargado oportunamente hasta la conferencia con mi primera edición de Sefarad, posiblemente la novela suya que más me gusta. Me la dedicó y también me retraté con él. Así que ya pueden, sin mucho esfuerzo imaginar, cuál es, desde ayer, la nueva joya de mi biblioteca.

Nada más acercarme a él y estrecharle la mano, me miró fijamente, con curiosidad, y me preguntó si nos conocíamos. Yo le contesté que no. Seguidamente me preguntó mi nombre para dedicarme la novela. Mientras me la dedicaba le pregunté si ahora, una vez que ya había terminado de escribir el libro, le dedicaría algo de tiempo al blog y lo retomaría, a lo que contestó afirmativamente: que sí, que algo haría ahora que dispondría de más tiempo.

Ansioso espero.


domingo, 9 de noviembre de 2014

El muro de Berlín

El muro de Berlín era un muro de vergüenza. Un muro que separaba una ciudad en dos ciudades. Una frontera cruel e inhumana. Un paréntesis de ignorancia en la línea de la historia, una derrota del razonamiento y el entendimiento. El producto consecuente del ladrillo pesado y hueco en el cerebro de los dirigentes. El símbolo del desacuerdo, del necio odio y de la expansiva incapacidad de dirigentes con voluntades obcecadas, que alinearon la barbarie de sus ineptas ideas dividiendo una ciudad. 

Con la estrechez de su raciocinio escindieron despiadadamente la precaria vida de una ciudad derrotada y humillada. Proyectaron cobardemente una ruptura indecente, seccionando así la vida de sus habitantes. Separaron familias enteras, rompieron lazos de amistad, quebraron sentimientos, compromisos, afinidades y cortaron el cordón umbilical que unía mediante la concordia, el entendimiento y el amor a cientos de miles de personas. 

Con ese muro de vergüenza dilapidaron sueños, promesas, proyectos, el futuro, y lo que era aún peor, el presente de muchísimas vidas. Descompusieron la epidermis de una ciudad justo cuando cicatrizaba y se rehacía de su propia humillación. 

En las navidades de 2006 visité Berlín, y pude comprobar con mis propios ojos aquel muro frío e hiriente. Tan solo quedaban pequeños tramos de muros, intermitentes recuerdos de su indecencia. Aquellos voluminosos escombros, aquellas barreras verticales producían inquietud cuando uno se situaba ante ellos. Sólo pensar que aquel muro imposibilitaba contemplar completamente aquel paisaje producía aturdimiento. Aquel muro gris y opresivo era el abandonado despojo de un pasado turbio y deshonroso. 

Estos días se celebran 25 años del fin aquella indecente barbarie. Éste vídeo es un bonito homenaje.


viernes, 7 de noviembre de 2014

Pistola y cuchillo - Montero Glez

La última novela de Montero Glez que he leído es Pistola y cuchillo, que es una aleación extraña entre una biografía parcial y un relato largo sobre la última mirada de José Monge, más conocido por todos como Camarón de la Isla.

No diré que me ha encantado, porque no ha sido así, pero tampoco diré que me ha disgustado, aunque en realidad, de todo lo que he leído de Monterito es lo que menos me ha complacido.

La prosa de Montero es una prosa llena de chispa aunque en ocasiones repetitiva y cansina, por lo que siempre he creído que sus escritos nunca debieran ser extensos, cualidad que este libro cumple con creces, pero en esta ocasión, y en mi opinión, se ha pasado de breve, y más teniendo en cuenta que el precio no ha encogido paralelo al número de páginas.

Si tienen ganas de revivir aquellos últimos días vividos por Camarón de la Isla en la Venta Vargas, ya están tardando en abrir estas páginas, pero si no es así imagino que mejor giren hacia otras páginas.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Arte callejero 30

El amor puede surgir de las más inesperadas maneras. Escondido desde detrás de una mirada o tras las primeras palabras de un saludo. Puede estar oculto, latente, en una relación de amistad mantenida desde mucho tiempo atrás, y sin embargo, como un chispazo, en cualquier momento, puede surgir la llama del amor. Y una vez prendida hay que saber mantenerla, avivarla y no permitir que se apague y extinga, para conseguirlo hay que permanecer atento y mostrar interés en la perduración de la llama.
El amor no entiende de edades, ni de culturas, ni de bellezas ni de razón. Es tan irracional y caprichoso como la ocurrencia más ingeniosa y perspicaz que sea capaz de crear un genial graffitero. ¿o no?


lunes, 3 de noviembre de 2014

Magia a la luz de la luna

Acabamos de comenzar noviembre, a pesar de que aún el otoño no ha realizado verdaderamente su presencia, y ya estoy deseando que llegue el puente de diciembre, pero sobre todo porque el día 5 se estrena en las salas de cine de España la última película de Woody Allen. Magia a la luz de la luna.

Podría contarles sobre las virtudes del maestro de casi 80 años, de sus ingeniosos diálogos, de su capacidad para rodar en exteriores enternecedoramente bellos pero creo que lo mejor es que vean el trailer, y luego, según sus criterios y posibilidades hagan lo que puedan, pero no digan que no les avisé.