domingo, 16 de noviembre de 2014

Una montaña encima

En bastantes ocasiones en mi vida he escuchado o he dicho aquello de: es como si me hubiera caído una montaña encima. Es una expresión habitual que se utiliza -o al menos yo la utilizo- cuando de repente, en un particular momento de la vida de una persona, se le acumularan los problemas de tal manera que parecieran, todas en conjunto, una tarea imposible de superar. También puede usarse cuando una novedad, una noticia, un accidente, en definitiva algo repentino, te afecta de una forma tan desbocada e insalvable que las posibilidades de sobrellevarlo parecieran, aunque sólo fuese en ese instante, un asunto imposible de manejar. Algo fatalmente inabarcable.

Esta foto con la que me crucé hace tiempo, se ha introducido impactantemente como una referencia visual cada vez que escucho o viene a mi cabeza la expresión. A mí, desde entonces, me ha arruinado la frase, porque cada vez que la escucho ahora, me parece una barbaridad aplicarla. Ahora siempre me parece muy exagerada.


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