domingo, 30 de junio de 2019

Rufus Wainwright en el Teatro Cervantes

Pocos días después del estupendo concierto que ofreció Eddie Vedder en el Wizink Center de Madrid, acudí al Teatro Cervantes de Málaga para ver a Rufus Wainwright. En ambas ocasiones acudí junto a mi más habitual acompañante de conciertos, mi cuñado Francisco.  El concierto del canadiense es uno de los que llevaba esperando desde hacía mucho tiempo. Compramos las entradas el primer día que salieron a la venta. Platea, centrados, tercera fila, en un sitio desde pudiéramos verles las manos al piano, o desde suponíamos que podíamos verlas. Finalmente así fue. Se vendieron todas las localidades del teatro. Lleno absoluto.

La gira venía anunciada como un concierto en solitario, voz y piano, presentando el veinte aniversario de su primeros dos álbumes, pero poco antes de llegar a Málaga Rufus cambió los setlists de los conciertos que venía ofreciendo, y no fue exactamente como lo esperábamos, cambió mucho la selección de canciones con respecto a otros recitales de noches anteriores.

Me quedé con las ganas de escuchar temas como In my arms, Barcelona o Greek songs, pero en cambio tuve regalos inesperados como versiones de su compatriota Leonard Cohen en temas como So long, Marianne o Hallelujah.

El concierto se me pasó volando, y eso que tuvo dos bises. En el primer encore interpretó uno de sus temas más ovacionados, Going to a town, y seguidamente Hallelujah, y cuando ya parecía que no volvería a salir, tras la insistencia de los aplausos, regresó y nos regaló una maravillosa interpretación de Pretty things.

Desde luego si Rufus Wainwright se acerca de nuevo por Málaga, allí me tendrá.

jueves, 27 de junio de 2019

Eddie Vedder en Madrid

A la semana siguiente del Rock The Coast, tenía desde hacía tiempo una escapada rápida a Madrid junto a Francisco, mi acompañante de bolazos habitual, para ver a Eddie Vedder en su concierto en el Wizink Center. Así que cogimos el AVE tempranito el mismo día del concierto, con la idea de a ser posible hacer algo de turismo. 

Llegamos a Madrid, soltamos las mochilas en el hotel y nos fuimos directos a patear la ciudad. Primero fuimos a la Iglesia de San Antonio de los Alemanes, que tras varios intentos por fin pude contemplar. La bóveda es verdaderamente una joya. Una joya escondida en Madrid.

No muy lejos de allí estaba la bodega La Ardosa, que estaba hasta abarrotada. Nos hicimos un hueco como pudimos en la barra y nos pedimos un par de pinchos de su afamada tortilla de patatas, bien acompañadas con unas pintas. Fue una rica y refrescante parada. Continuamos nuestro caminar hasta el Wizink Center, donde habíamos quedado en un bar cercano al recinto con unos amigos que nos esperaban por allí.

Picamos algo y tomamos cerveza con un buen montón de conocidos alrededor de nuestra pasión por la música de Pearl Jam. El tiempo pasa volando y llegó la hora de entrar.

Primero tocó Glen Hansard, el montaje era sencillo. Glen y una guitarra. Estuvo sobresaliente, e incluso se atrevió a cantar a capella en un escenario tan enorme como el Wizink Center. Era mi segunda ocasión con Glen, y la verdad es que Glen nunca defrauda. El último disco es muy bueno, escúchenlo.

Después llegó Eddie Vedder acompañado de un cuarteto de cuerda en muchas de las canciones, en cambio las defendió en solitario. Los discos de Eddie en solitario me han acompañado horas y horas de mi vida. Verlas en directo fue algo muy especial. Ver Indifference, I am mine o Immortality fue increíble. Luego su canciones como Long nights, Far behind o Society tienen esa sensación especial de que es un privilegio poder escucharlas en directo. Un concierto estupendo. Irrepetible, aunque yo lo repetiría todos los años. Al final del concierto, para Rocking in the free world entraron todos, el cuarteto, Glen Hansard e incluso Javier Bardem, que es amigo de Eddie Vedder y andaba por el backstage.

Después del concierto nos quedamos un buen rato compartido lo vivido con los conocidos que teníamos repartidos por todo lo amplio del pabellón. 

Al día siguiente, aún nos dio tiempo de desayunar en el hotel y visitar el Museo Arqueológico, donde pudimos contemplar el original de la Dama de Elche, entre otra gran variedad de obras de gran importancia. Nos quedó tiempo justo para pasear por el centro de Madrid, comer en Terramundi y tirar para el AVE de vuelta a Málaga. Otra muesca más para guardar en la memoria.

domingo, 16 de junio de 2019

Rock The Coast 2019

Presentaron el Festival Rock The Coast 2019 y no me lo podía creer. Un festival de rock en Fuengirola. A un paseo andando desde casa, en el estupendo emplazamiento del Castillo de Sohail. Verano. Bandas de rock, durante dos días, una detrás de otra, un sin parar, y con lo agonías que yo soy en los conciertos. Si me lo cuentan no me lo creo. Tres escenarios en total. Dos escenarios en paralelo con el Mediterráneo de fondo, el tercero en el interior del Castillo Sohail. Parecía increíble pero era realidad.

Cuatro amigos nos juntamos para disfrutar del festival. El ambiente fue espectacular. La organización estupenda a pesar de ser la primera vez. El sonido brillante. Pude disfrutar de un buen número de bandas de rock que si no fuese por el festival, me temo, nunca hubiese visto.

Accedí nada más abrir las puertas para ver en directo la energía de Blaze Bayley, seguidamente el rock nórdico de una de las bandas que más ganas tenía de ver en el festival: Graveyard. Qué conciertazo se dieron. Al acabar subimos la cuesta para ver a unos Hitten que no conocía y que me dejaron buen sabor de boca en un sitio maravilloso como el interior del Castillo Sohail. Otra vez abajo pudimos disfrutar del incombustible U.D.O. y justo después a Tarja, que luce vozarrón. Siguieron UFO que sonó estupendamente y se ganó al público con su buen hacer y el plato fuerte de la primera jornada fue Scorpions, que hicieron honor a su larga carrera llena de hits que fueron sonando uno tras otro ante un público entregado. Justo después, en la recta final, Europe, que fue nuestra despedida de la jornada.

El día siguiente, sábado, comenzamos viendo a Von Hertzen Brothers, que tuvieron que esforzarse de lo lindo para sacar al público de la lánguida hora de la siesta. Jinjer a base de energía activó el festival. Magnum fue el siguiente concierto que pudimos ver y para mí fue el más flojo de todos. Opeth ofreció un concierto maravilloso. ¡Qué grandes músicos son! Ascendieron el listón del festival a un nivel superior. Justo después tocó el que para muchos era el momento más esperado del festival. Rainbow, con el enorme Ritchie Blackmore a la guitarra. Fue conciertazo. Smoke on the Water fue probablemente el momento más celebrado del festival. Siguieron  The Darkness, que tenían el complicado papel de tocar después de Rainbow lo hicieron de forma sobresaliente, con energía a raudales. Despedimos el festival disfrutando de la entrega de Michael Monroe, que puede gustar más o menos pero nadie puede discutir que lo da todo sobre el escenario y no se deja nada atrás.

Al final de cada jornada de festival, visitamos Rigodón, nos tomamos un buen bocata y después un paseo hasta casa. Un festival irrepetible.  Y sí, tuve que pellizcarme, y en más de una ocasión.