Llegamos a Madrid, soltamos las mochilas en el hotel y nos fuimos directos a patear la ciudad. Primero fuimos a la Iglesia de San Antonio de los Alemanes, que tras varios intentos por fin pude contemplar. La bóveda es verdaderamente una joya. Una joya escondida en Madrid.
No muy lejos de allí estaba la bodega La Ardosa, que estaba hasta abarrotada. Nos hicimos un hueco como pudimos en la barra y nos pedimos un par de pinchos de su afamada tortilla de patatas, bien acompañadas con unas pintas. Fue una rica y refrescante parada. Continuamos nuestro caminar hasta el Wizink Center, donde habíamos quedado en un bar cercano al recinto con unos amigos que nos esperaban por allí.
No muy lejos de allí estaba la bodega La Ardosa, que estaba hasta abarrotada. Nos hicimos un hueco como pudimos en la barra y nos pedimos un par de pinchos de su afamada tortilla de patatas, bien acompañadas con unas pintas. Fue una rica y refrescante parada. Continuamos nuestro caminar hasta el Wizink Center, donde habíamos quedado en un bar cercano al recinto con unos amigos que nos esperaban por allí.
Picamos algo y tomamos cerveza con un buen montón de conocidos alrededor de nuestra pasión por la música de Pearl Jam. El tiempo pasa volando y llegó la hora de entrar.
Primero tocó Glen Hansard, el montaje era sencillo. Glen y una guitarra. Estuvo sobresaliente, e incluso se atrevió a cantar a capella en un escenario tan enorme como el Wizink Center. Era mi segunda ocasión con Glen, y la verdad es que Glen nunca defrauda. El último disco es muy bueno, escúchenlo.
Después llegó Eddie Vedder acompañado de un cuarteto de cuerda en muchas de las canciones, en cambio las defendió en solitario. Los discos de Eddie en solitario me han acompañado horas y horas de mi vida. Verlas en directo fue algo muy especial. Ver Indifference, I am mine o Immortality fue increíble. Luego su canciones como Long nights, Far behind o Society tienen esa sensación especial de que es un privilegio poder escucharlas en directo. Un concierto estupendo. Irrepetible, aunque yo lo repetiría todos los años. Al final del concierto, para Rocking in the free world entraron todos, el cuarteto, Glen Hansard e incluso Javier Bardem, que es amigo de Eddie Vedder y andaba por el backstage.
Después del concierto nos quedamos un buen rato compartido lo vivido con los conocidos que teníamos repartidos por todo lo amplio del pabellón.
Al día siguiente, aún nos dio tiempo de desayunar en el hotel y visitar el Museo Arqueológico, donde pudimos contemplar el original de la Dama de Elche, entre otra gran variedad de obras de gran importancia. Nos quedó tiempo justo para pasear por el centro de Madrid, comer en Terramundi y tirar para el AVE de vuelta a Málaga. Otra muesca más para guardar en la memoria.
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