Presentaron el Festival Rock The Coast 2019 y no me lo podía creer. Un festival de rock en Fuengirola. A un paseo andando desde casa, en el estupendo emplazamiento del Castillo de Sohail. Verano. Bandas de rock, durante dos días, una detrás de otra, un sin parar, y con lo agonías que yo soy en los conciertos. Si me lo cuentan no me lo creo. Tres escenarios en total. Dos escenarios en paralelo con el Mediterráneo de fondo, el tercero en el interior del Castillo Sohail. Parecía increíble pero era realidad.
Cuatro amigos nos juntamos para disfrutar del festival. El ambiente fue espectacular. La organización estupenda a pesar de ser la primera vez. El sonido brillante. Pude disfrutar de un buen número de bandas de rock que si no fuese por el festival, me temo, nunca hubiese visto.
Accedí nada más abrir las puertas para ver en directo la energía de Blaze Bayley, seguidamente el rock nórdico de una de las bandas que más ganas tenía de ver en el festival: Graveyard. Qué conciertazo se dieron. Al acabar subimos la cuesta para ver a unos Hitten que no conocía y que me dejaron buen sabor de boca en un sitio maravilloso como el interior del Castillo Sohail. Otra vez abajo pudimos disfrutar del incombustible U.D.O. y justo después a Tarja, que luce vozarrón. Siguieron UFO que sonó estupendamente y se ganó al público con su buen hacer y el plato fuerte de la primera jornada fue Scorpions, que hicieron honor a su larga carrera llena de hits que fueron sonando uno tras otro ante un público entregado. Justo después, en la recta final, Europe, que fue nuestra despedida de la jornada.
El día siguiente, sábado, comenzamos viendo a Von Hertzen Brothers, que tuvieron que esforzarse de lo lindo para sacar al público de la lánguida hora de la siesta. Jinjer a base de energía activó el festival. Magnum fue el siguiente concierto que pudimos ver y para mí fue el más flojo de todos. Opeth ofreció un concierto maravilloso. ¡Qué grandes músicos son! Ascendieron el listón del festival a un nivel superior. Justo después tocó el que para muchos era el momento más esperado del festival. Rainbow, con el enorme Ritchie Blackmore a la guitarra. Fue conciertazo. Smoke on the Water fue probablemente el momento más celebrado del festival. Siguieron The Darkness, que tenían el complicado papel de tocar después de Rainbow lo hicieron de forma sobresaliente, con energía a raudales. Despedimos el festival disfrutando de la entrega de Michael Monroe, que puede gustar más o menos pero nadie puede discutir que lo da todo sobre el escenario y no se deja nada atrás.
Al final de cada jornada de festival, visitamos Rigodón, nos tomamos un buen bocata y después un paseo hasta casa. Un festival irrepetible. Y sí, tuve que pellizcarme, y en más de una ocasión.
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