viernes, 31 de julio de 2009

El pastel

Hables con quien hables desde hace ya demasiado tiempo todas las conversaciones giran en torno a la machacante y aburridísima, al mismo tiempo que inquietante crisis. Leas lo que leas, mires hacia donde mires la crisis nos persigue por todas partes, es como una inmensa sombra que se cierne sobre nuestras vidas enturbiándolo todo. Titulares de periódicos, cabeceras de telediarios... todo está presidido por un pesimismo amenazador, desesperante y desolador.

Pero como todo en la vida la crisis tiene dos caras, una triste y desafortunada que es la que pagará los platos rotos de aquellos que son verdaderamente los encauzadores del estropicio, que por otro lado serán los que sacarán zumito fresco y vitamínico de esta fruta podrida que nos han echado encima.

Así que si ustedes están en la parte jodida del pastel, y no son de esos que tienen una afilada sonrisa en sus caras. Lo siento de verdad. Están igual de fastidiados que yo. Así que sólo queda apretar los dientes, mirar hacia delante y esperar que el viento cambie y sople a favor.

Ánimo.

miércoles, 29 de julio de 2009

Montero Glez - A ras de "yerba"

Cuando Montero Glez escribe de fútbol lo hace de manera sabrosona y disfrutona. Buscando la manera de jugar a la pelota mientras escribe, recreándose con una bonita pared en la esquina del área. Una esquina donde son los jugadores los que tiran de tacón, besando el escudo que les paga, y si se enciende el farolillo rojo de la clasificación, entonces se venden al mejor postor, como hacen las prostitutas en el área de las esquinas, con el cuero en el bolso de mano regateando piropos e insultos y levantando más que gritos cerca de la raya de gol.

También escribe Montero con pase largo, comprendiendo que las señoras y el fútbol van agarrados de la mano al estadio. Y que cuando el gol no entra en el arco, y los graderíos descansan tristes sin celebración, entonces, los señores van a la casa a meter el gol por su equipo, y la señora ardiente seguidora local, quizás casada de penalti, se coloca sus medias de redecilla y se deja hacer como mal defensa, esperando sentir el gol de su vida atravesando la red. Y es que el gol entre las piernas tiene un regustillo picantón.

sábado, 25 de julio de 2009

Todo es empezar

Hoy juega el Málaga su primer partido de pretemporada, con muchísimas bajas -como siempre-, pocas altas -también como siempre-, con un presupuesto de los más bajos de la liga, con entrenador nuevo y con una plantilla sin terminar hasta el último minuto, pero, sin embargo, en un arrebato interior de optimismo y rozando la locura, todos los años me hago la misma pregunta:







... nunca se sabe.

miércoles, 22 de julio de 2009

Pearl Jam - Evolution

No hay nada como cruzar viajes y conciertos. Turismo y música.

lunes, 20 de julio de 2009

Franz Ferdinand - Ulysses

Hay canciones que se agarran a los oídos y no te sueltan. Ésta es una de esas.



El vídeo no es ninguna maravilla, pero la canción me encanta. ¡Yeaaaah!

domingo, 19 de julio de 2009

Sienna Miller

Ahora con los calores de julio, con el sudor todo el día pegado a la piel, apetecen cosas fresquitas y créanme si les digo que este vídeo tiene mucho "frescor".



Es increíble la cantidad de mohines en apenas 42 segundos.

Pd1: ¿Verdad que entran ganas de oler el perfume?

Pd2: Por si quieren ver más.

sábado, 18 de julio de 2009

Trabuco

Hace ya bastantes años que un grupo de amigos tenemos la ¿sana? costumbre de reunirnos, al menos una vez al año, en un cortijo con la única excusa de retozar las fatigas al sol que más calienta. Estas escapadas estivales suelen ser a mediados de julio. Mes caluroso y juguetón. Este año el lugar marcado en los navegadores era un cortijo situado en Villanueva del Trabuco, donde el pan es cateto y el chivo dicen que jugoso.

Lo primero que ocurrió en el Trabuco es que nos pusimos cochinos a comer. Pero ocurrieron más cosas aunque lo principal fuera el jalar. Ocurrió que Mariano fue el Robin Hood del gato sin botas. Que Nieves no conocía a Bruno y que Pepi hizo el trenecito a lo chiquito. También ocurrió que David preparó unos mojitos tal Brian Flanigan en Cocktail y pudimos comprobar a base de barrigazos que lo de Blanca no es limpiar piscinas y, también que Sofía es tan torpe como su madre y que Nacho está hecho un atleta.

Nos sorprendió saber que Alberto aparte de dormir lía cigarrillos mecánicamente, pero no al mismo tiempo. Y que a las tres de la madrugada es la hora de cenar de Chiqui; y que Rosi, que es la que decía que más merecía tener descanso, lo merecía de verdad, aunque después del fin de semana fuese Cristina la que afirmase necesitarlo más.

También resultó que Mª José además de descontar calorías, cocina unos estupendos espaguetis y que Cristina y Mª José fueron unas estupendas asistentes para los jugadores de póker. Se agradece por escrito.

Pero de todo el fin de semana, lo que más disfruté fue la escalera. Quiero decir la escalera que le enseñé a Mario con mis cinco cartas del mismo color. Cinco cartas consecutivas, al As, y él con una igual de bonita pero más pequeña. Tan pequeñita que se quedó en nada.

Y Francisco, con la boca tan abierta como Miguel comiendo helado, hizo de notario visual y fue quien comprobó que había dos escaleras de bonitos colores pero que una tenía escalones de menos. O de más. Depende de si se sube o se baja.

También hubo un afortunado vecino de cortijo que tuvo la suerte de ver a tres mujeres "desnudas" y sudorosas apagando un fuego rebelde, con sensuales mangerazos de agua de caño, poco a poco las tres diosas de la lujuria fueron apagando el fuego avivado por el viento, pero al mismo tiempo, sin saberlo, incendiaban así la calenturienta mente del vecino de enfrente que sintió que aquel chorro virginal mojaba su sueño de una tarde de verano.

Hasta el año que viene.

jueves, 16 de julio de 2009

Despegando de Londres

Nuestra primera visita del domingo, una vez dada buena cuenta del desayuno incluido en el hotel, fue la Tate Modern. Para llegar hasta allí lo hicimos en metro, y paramos en una estación situada al otro lado del río, de manera que paseamos por las principales calles que llevan a Saint Paul's Cathedral. Cruzamos el Támesis por el Puente del Milenio donde nos hicimos extraordinarias fotografías panorámicas de Londres.

El Museo Nacional Británico de Arte Moderno (Tate modern) está alojado en una antigua central de energía eléctrica y tiene visualmente un extraño diseño para ser un museo, lo que llama aun más la atención. En la exposición pudimos disfrutar orgullosamente de algunos cuadros de Dalí y Picasso, y especialmente de algunos Rothko o Kandinsky que nos enamoraron.

Volvimos a la estación de metro y nos dirigimos al siempre sorprendente y animado mercado de Camden. Me compré varias camisetas en dos puestos distintos y Pepi también se compró alguna que otra cosa.

Personalmente uno de los mayores encantos que encuentro en la ciudad de Londres es perderse entre los cientos de pequeños puestos de Camden, y dejarse sorprender por un sinfín de artículos curiosos, mientras se pasea entre ríos de gente. Otro aspecto atractivo de Camden es la gran cantidad de olores distintos que percibes desde los puestos que venden las típicas comidas de países exóticos. Sin embargo, esta vez no pudimos entretenernos a almorzar porque teníamos que irnos hacia el aeropuerto.

De vuelta al metro nos sorprendió que estuviese cerrado en previsión de evitar aglomeraciones en él. Buscamos un taxi que nos llevase de camino al hotel. Recogimos las maletas y nos fuimos a Victoria, donde cogimos el Gatwick Express que nos llevó directamente al aeropuerto donde, por fin almorzamos.

Comimos en un pub y allí mojé mis labios con las dos últimas pintas de cerveza de este inolvidable viaje. Fuimos a la terminal donde nos esperaba el avión que nos traería de vuelta a esta casa que nos gusta llamar hogar.

Bye bye. See you soon.

lunes, 13 de julio de 2009

Un sábado londinense

Comenzamos el sábado, tras otro británico desayuno, visitando el famoso museo de cera de Madame Tussaud's. Tras apoquinar 25 libras cada uno, nos fotografiamos con cantidad de estáticos famosos que nos esperaban por allí. El más solicitado, sin lugar a dudas y por razones morbosas era Michael Jackson. Sin embargo cuelgo la foto de Britney Spears que está de mejor ver.

Cerca del Madame Tussauds está situada la estación de Baker Street, donde cogimos un metro hacia la estación en Notting Hill. Nuestra intención era visitar Portobello, para recorrer sus coloridas calles y curiosear por sus pequeños puestos de antigüedades.

Nos resguardamos de las únicas gotas caídas del cielo en toda nuestra estancia en un pequeño bazar cubierto, cerca del cual compramos algunos regalos para traer a los niños. 10 minutos más tarde dejó de lloviznar.

Descansamos nuestros pies del paseo en un concurrido pub en el mismo Portobello, donde sorprendentemente no tenían Coca-Cola ni Pepsi. Yo tomé una cervecita con buena pinta y Pepi una marca de cola desconocida (Scintilla Diet Cola), además de un combinado de jarabe de mora y gaseosa que se me antojó probar. Repusimos algo las fuerzas y a seguir disfrutando de Londres.

Llamamos a un taxi y le dijimos que nos llevara a Harrods. Creo que en ese mismo momento a mi señora le temblaban las piernas de sólo pensarlo. ¡Harrods y en rebajas y llegando en taxi a la misma puerta principal! Una vez cruzado el umbral paseamos sin rumbo entre lujosos pasillos, subimos y bajamos escaleras mecánicas admirando el interior trabajado del centro comercial más famoso del mundo. De Harrods nos trajimos algo de té y unos cuantos bombones de chocolate.

Volvimos en un abarrotado metro al barrio de Paddington, donde estaba nuestro hotel estratégicamente situado. Almorzamos en uno de los múltiples restaurantes indios que había por la zona llamado The Golden Shalimar (El jardín dorado). Me tomé dos cervezas indias: una Cobra y una pinta Ambari Premium Lager. Todo estuvo delicioso.

Un poco de descanso en el hotel, ducha y hacia el concierto. Tuvimos algunos problemas para llegar al O2 Arena, pues la línea de metro que hace parada justo en la puerta estaba en obras durante ese fin de semana, por lo que tuvimos que tomar una ruta alternativa hasta otra parada anterior y luego coger un barco que nos llevase hasta el estadio. Menos mal que nos fuimos con tiempo y no tuvimos problemas para llegar.

El O2 Arena, antes conocido como Millennium Dome es una recinto multifuncional, con aspecto futurista que ya por sí solo merece la visita. El concierto fue espectacular. Madonna apareció algo más tarde de lo esperado, pero la espera valió la pena. El momento más emotivo del concierto fue el ya muy comentado homenaje que Madonna le brindó a Michael Jackson. Sólo decir que fue emocionante vivirlo en directo. El concierto se hizo corto -buena señal- y eso que duró dos horas. El escenario polivalente, los más de veinte bailarines y la propia Madonna no daban respiro.

Una vez finalizado, salimos pitando del concierto, porque era la única forma de que no se nos escapase el último barco de vuelta a Londres. Llegamos a la estación de Paddington, cerca de una hora más tarde y fue un alivio observar como justo después de salir nosotros cerraron las puertas del metro.

Antes de irnos a descansar al hotel, en la misma Praed St, nos tomamos un Kebab de cordero que puede que sea el mejor que me tomé nunca en mi vida. Buenísimo.

miércoles, 8 de julio de 2009

Un viernes londinense

El viernes por la mañana nos levantamos algo más tarde de lo que tenemos acostumbrado levantarnos en los viajes, pero es que la noche justo antes del vuelo dormimos apenas tres horas ya que Miguel no nos dejó dormir porque tenía ganas de fiesta.

Desayunamos en el hotel un típico desayuno británico: bacon, patatas, tomate, huevo y champiñones. También pan con auténtica mantequilla, salami, queso,... todo muy bueno. El café capuchino no estaba del todo mal y se dejaba tomar.

Nos fuimos directamente en dirección a Buckingham Palace para ver el turístico cambio de la guardia real. Llegamos justo a tiempo de verlo completo y me sorprendió que tocaran los temas principales de las películas Mission Imposible y Star Wars.

Desde allí y a través del encantador y poblado de ardillas St James's Park nos dirigimos a la Abadía de Westminster. Esta vez entramos sin tener que esperar colas, nos colgamos al cuello una audio-guía y paseamos por su gótico interior escuchando las explicaciones. La abadía que es patrimonio de la humanidad por la Unesco, merecería un post propio pero diré que la visita nos gustó mucho, especialmente sus vidrieras y su dorado y gótico altar, el coro, el claustro y el Poet's corner, y destacar que es tan bonita por dentro como lo es por fuera. Dentro de la Abadía pudimos ver las tumbas de personalidades ilustres como Newton, Darwin, Chaucer, Handel, Dickens, Kipling o Laurence Olivier.

Como necesitábamos un descanso y un tentempié entramos a The Sanctuary que es un típico pub londinense donde nos tomamos dos 'pies' de cordero y pollo. Yo, además, me tomé dos pintas, una black beer Guinness y una lager Carling.

Una vez repuestas las energías nos dirigimos al Museo de Historia Natural donde nos hicimos fotos junto a gigantescos esqueletos de dinosaurios, compramos un regalo prehistórico para Miguelito y disfrutamos de la grandiosidad del edificio.

Justo al lado visitamos el Victoria & Albert Museum donde disfrutamos de la maravillosa terraza de su patio victoriano y volvimos a Trafalgar Square con la intención de pasear por el teatral West End hasta llegar al siempre bullicioso Piccadilly Circus, donde nos hicimos la típicas fotos frente a los célebres anuncios de neón y la fuente de eros.

Cogimos el metro que hay justo bajo la plaza y nos fuimos directos dirección a Paddington, donde antes de irnos a nuestro hotel, cenamos en un restaurante italiano, donde cayeron otras dos pintas. Claro está.

lunes, 6 de julio de 2009

Aterrizando en Londres

Aterrizamos puntualmente el pasado jueves día dos de julio, en el aeropuerto de Gatwick en un magnífico día soleado. Lo primero que hicimos -una vez instalados en la habitación del hotel y almorzado algo rápido en el Burger King- fue visitar, aprovechando el buen tiempo, los elegantes exteriores de Westminster: The House of Parliament con su esbelto Big Ben, la monumental Abadía de Westminster y el London Eye, desde donde obtuvimos elevadas fotografías panorámicas.

Media hora más tarde, una vez terminado el lento y circular recorrido en la cabina de la noria, con los dos pies de nuevo en el suelo, nos dirigimos a Trafalgar Square donde está situada la columna de Nelson con sus cuatro leones de bronce a los pies. Desde la Plaza de Trafalgar iniciamos un paseo por las típicas calles de Charing Cross, viendo pasar los autobuses rojos de dos plantas o los taxis tan singulares, todos ellos en sentido contrario. Una escena de verdadera locura. Continuamos por Pall Mall hasta Covent Garden, disfrutando del juvenil Soho, donde nos hicimos unas fotos en las descuidadas cabinas rojas de teléfonos que nos encontramos.

Hicimos una parada para descansar los pies y retomar fuerzas en un típico pub donde cayó la primera pinta de cerveza del viaje. Volvimos hacia Paddington, donde estaba ubicado nuestro hotel, en cuyos alrededores cenamos los famosos fish and chips en otro típico pub londinense, con dos pintas de cervezas de acompañamiento en mi caso y, después a disfrutar de un horizontal y merecido descanso en nuestra habitación.

Los antecedentes

Ayer volvimos de una escapada de cuatro días en Londres. Volvimos, como suele ocurrir, más cansados de lo que nos fuimos, con los pies hechos polvo pero muy contentos por las experiencias acumuladas y los buenos momentos vividos.

Hacía tiempo que teníamos la intención de volver a Londres para visitar algunos monumentos y museos que nos quedaron por ver en nuestra última visita, hace ahora más de cuatro años. De vez en cuando mirábamos ilusionados el calendario, buscábamos vuelos baratos, hoteles a precios razonables pero, cuando una vez en frío, calculábamos los gastos siempre lo aparcábamos para otro momento mejor.

Pero ocurrió que se nos cruzó la posibilidad de visitar Londres, y además, asistir al concierto de Madonna en la capital británica. Una oportunidad única que no quisimos dejar escapar. Cuando nos enteramos de que la nueva gira de Madonna comenzaba en Londres, en el O2 Arena, un 4 de julio, día tan festejado por los americanos -y Madonna es americana-, no nos lo pensamos mucho.

Lo primero fue hablar con los cuatro abuelos -que son los que se iban a quedar a cuidar de los niños-, una vez dado el visto bueno, compramos las entradas, los billetes de avión, reservamos el hotel y a volar to London City.