Aterrizamos puntualmente el pasado jueves día dos de julio, en el aeropuerto de Gatwick en un magnífico día soleado. Lo primero que hicimos -una vez instalados en la habitación del hotel y almorzado algo rápido en el Burger King- fue visitar, aprovechando el buen tiempo, los elegantes exteriores de Westminster: The House of Parliament con su esbelto Big Ben, la monumental Abadía de Westminster y el London Eye, desde donde obtuvimos elevadas fotografías panorámicas.
Media hora más tarde, una vez terminado el lento y circular recorrido en la cabina de la noria, con los dos pies de nuevo en el suelo, nos dirigimos a Trafalgar Square donde está situada la columna de Nelson con sus cuatro leones de bronce a los pies. Desde la Plaza de Trafalgar iniciamos un paseo por las típicas calles de Charing Cross, viendo pasar los autobuses rojos de dos plantas o los taxis tan singulares, todos ellos en sentido contrario. Una escena de verdadera locura. Continuamos por Pall Mall hasta Covent Garden, disfrutando del juvenil Soho, donde nos hicimos unas fotos en las descuidadas cabinas rojas de teléfonos que nos encontramos.
Hicimos una parada para descansar los pies y retomar fuerzas en un típico pub donde cayó la primera pinta de cerveza del viaje. Volvimos hacia Paddington, donde estaba ubicado nuestro hotel, en cuyos alrededores cenamos los famosos fish and chips en otro típico pub londinense, con dos pintas de cervezas de acompañamiento en mi caso y, después a disfrutar de un horizontal y merecido descanso en nuestra habitación.
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