sábado, 11 de diciembre de 2021

Atardeceres, castañas y abrazos

Hay una época del año en la que los atardeceres parecen querer decirnos algo. Como si quisieran adueñarse del pensamiento de todos, como si nos colocara el dedo delante de los labios para pedir silencio, para que nos detengamos y simplemente observemos y contemplemos su estampa. Una pausa obligatoria.
Uno de esos días la luz sonrojada entraba anchamente por el balcón de casa inundando el salón y Sofía, mi hija, vino a preguntarme si me había dado cuenta del atardecer que estaba teniendo lugar.

La anaranjada claridad del día parecía teñir el mármol blanquecino del salón. Nos asomamos al balcón, pero con la cercanía de los bloques de viviendas de los alrededores no se podía disfrutar con total amplitud de la vista, así que decidimos subir a la azotea del edificio, desde allí se podía disfrutar de extensas vistas. Nos abrazamos mientras disfrutábamos del espectáculo.

A veces la perfección en la vida no es más que vivir sencillamente,  Un cielo como un cuadro de Munch, el olor a castañas asadas en un noviembre tibio, los brazos de mi hija abrazándome, beber el agua fresca cuando se está sediento... la simpleza de lo esencial es también la felicidad instantánea.





martes, 7 de diciembre de 2021

Cala Vento en la Sala Theatro

Al día siguiente de ver a The Kleejoss Band en el Louie Louie de Estepona tocaba ver a Cala Vento en el Theatro Club de Málaga en su gira Fin de Ciclo 2. Las cosas suceden así y así hay que tomarlas, como vienen. Pueden pasar largos y callados meses sin música en directo, y de repente tener dos concierto dos días consecutivos. ¡Y con suerte! Porque también me ha pasado que se han pisado dos conciertos en el mismo día y al final toca la ingrata situación de tener que elegir uno.

Un par de años antes, sólo unos pocos meses antes del inicio de la pandemia, pude ver a la banda catalana en el mismo local. Ahora todo había cambiado. El uso de mascarillas era obligatorio y todos acudíamos con la mosca detrás de la oreja. Aún así la sala estaba completa y el dúo ofreció un concierto con la misma intensidad que un par de años antes.

Llegaban con unos pocos singles bajo el brazo, igual de frescos y espontáneos. Por un lado estaba el encorsetamiento persistente general de los conciertos con mascarillas y por otro las ganas de gritar y sentirse libre por fin. Una especie de explosión contenida o de un estático alboroto. Una cosa rara. Yo lo disfruté, aunque durante varios días tuve la mosca detrás de la oreja con algunos síntomas compatibles con la Covid.


lunes, 6 de diciembre de 2021

The Kleejoss Band en Estepona

Una vez más el Louie Louie se trajo a la banda zaragozana The Kleejoss Band, una de mis bandas nacionales favoritas. Venían a presentar su último disco, Maleza, en el que han decidido dar un brusco giro a su esencia. Se la jugaron dejando a un lado sus letras en inglés y publicaron un disco íntegramente en castellano. En principio a mí la idea no me ilusionaba, pero una vez escuchado el disco, la verdad, es que les doy la enhorabuena una vez más.  El resultado es más que sobresaliente.

No sé si porque mis conocimientos de inglés son limitados pero las letras del disco han aportado un peso añadido a las canciones. Siguen siendo ellos, suenan tal y como son, pero ahora con letras en cristiano. El álbum podría estar en las listas de éxitos de rock, al menos a mi juicio debería estarlo, pero caprichos de la mercadotecnia y mil factores más no lo está. Hay cosas que no se entienden.

En directo son excepcionales. Nunca defraudan. En el Louie Louie presentaron el disco, casi tocando todas sus canciones y añadieron algunos de sus éxitos de discos anteriores. Además interpretaron una estupenda versión de One Big Holiday de My Morning Jacket. Me quedé con ganas de que tocaran River Sound Unleashed, que es probablemente mi tema favorito, y que aunque estaba en el setlist no la tocaron. Una pena.

Ojalá vuelvan pronto, y si es posible con un disco debajo del brazo, y si no, no importa, lo importante es que vuelvan.

martes, 30 de noviembre de 2021

Lorenzo Silva en Fuengirola

Vino Lorenzo Silva a Fuengirola sin libro que presentar, aunque en sus espaldas hay una amplia lista de novelas. La verdadera lectora de su obra en casa es mi mujer, que es una catedrática de la literatura criminal, una profesional de novela policiaca, capaz de oler la sangre varias páginas antes de que se haya derramado. Con un olfato de sabueso para descartar pistas y especialmente acertado a la hora de desenmascarar asesinos, verdugos o defraudadores de almas que ya quisieran para sí los mejores detectives de la literatura mundial.

De entre todos estos virtuosos de agarrar por el hombro a sospechosos de quitar de en medio a víctimas inocentes, unos de sus favoritos son la pareja de guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, personajes creados por Lorenzo Silva, que a lo largo de una larga serie de novelas han ido creciendo como pareja. Pareja de guardias civiles, no nos vayamos a confundir.

Yo acudí a la entrevista a Lorenzo Silva con el único libro que me he leído suyo, para que me lo dedicara, pero sobre todo para escucharle hablar. Lorenzo Silva es un orador excepcional, de estas personas que da gusto escuchar, no sólo porque hile perfectamente sus frases, no sólo porque utilice un vocabulario acertado a la vez que juguetón, sino porque -aparte de su estupenda voz- tiene cosas interesantes que contar. Un maestro de la conversación. 


sábado, 27 de noviembre de 2021

Pinball Wizard & VA Rocks en el Louie Louie

Noviembre llegaba a su fin pero aún nos tenía reservada una grata sorpresa y es que en el Louie Louie Rock Bat habían montado una buena fiesta con la participación de dos bandas de rock en la misma noche. Por un lado la banda sevillana Pinball Wizard  y por otro, desde Suecia, VARocks.  Ambas bandas de rock con cantantes femeninas

En torno a las once de la noche actuaron Pinball Wizard -que si no lo sabéis es el nombre de una magnífica canción de The Who-. La cantante de Pinball Wizard tiene nombre de ciudad, Memphis, y una voz vigorosa y tan potente como su directo. 

Entraron al escenario con la música de fondo de New York, New York interpretada por Frank Sinatra y comenzaron con la contundente Come With Me y seguidamente con The New Generation. Dos bombas de hard rock. El guitarrista, Joey Deadcat, en ocasiones me recordaba con su forma de tocar a los Black Crowes, pero en ocasiones sonaban a rock sólido, más cercano al clásico hard rock que al southern rock. En cualquier caso la mezcla dotaba a su música de un sabor diferente.

Durante la actuación de Pinball Wizard, la cantante de VARocks, Ida, subió a compartir escenario y las dos cantantes interpretaron juntas una versión de la canción de ABBA, Dancing Queen. Quedó muy divertido, la verdad. Después el concierto continuó desgranando muchas de sus canciones y alguna versión, como la que hicieron de Sweet Home Chicago de los Blues Brothers, que la cantó el descamisado guitarrista Joey. Terminaron su actuación con la poderosa We Will Burn. 

Seguidamente, tras un breve descanso para ir a visitar el baño y pillar una cerveza bien fría regresaron VaRocks al escenario. La banda sueca tiene un sonido más cercano a lo que conocemos como punk rock, aunque también tiene temas melódicos. Pero comenzaron con No More Fucks to Give seguida de I Wanna Be Your Captain sin descanso.

La cantante, Ida, es un verdadero terremoto, todo nervio, no paraba, iba de aquí para allá con su larga melena rubia contagiando ánimo a todos los allí presentes. Tiene más energía ella sola que todos los que estábamos allí presentes. Levantaba la pierna dando una patada al aire como su una karateca experimentada estuviera dando un curso sobre el escenario. Bajó al piso, se subió en la barra, bailaba, y todo esto mientras tocaba la guitarra y cantaba.

El batería que las acompañaba para esta gira española era un auténtico animal tocando la batería, se hizo un solo de batería cargado de fuerza y técnica. Un lujo y una barbaridad. Incluso se dieron el detalle de tocar una versión del maravilloso tema Rock and Roll de Led Zeppelin que les quedó maravillosa.

Ida posee esa voz potente y rasgada que me recuerdan a las hermanas Wilson cantantes de Heart, que tiene la versatilidad de poder interpretar tanto baladas como temas punk, como las versión de Attitude que realizaron de los Misfits. 

Una buena noche de rock con acento femenino.

lunes, 22 de noviembre de 2021

En DAK Burger por fin

Habíamos intentado ir a DAK Burger en más de una ocasión. Cuando no era porque uno de nosotros no podía era por el otro al que le era imposible, siempre había un partido de fútbol, o una actividad que impedía que pudiéramos ir a probar las suculentas hamburguesas. Se nos hizo complicado. En un par de ocasiones resultó que estaba lleno, o el horario que nos ofrecían no nos cuadraba, otra vez hacía mal tiempo, y alrededor de todo estaba la Covid y los confinamientos relativos a ella.  Pero finalmente, tras muchos intentos, pudimos ir.

No pude acabarme la hamburguesa, y es algo que me da mucho coraje, porque me gusta comerme lo que me pido. O las hacen más chicas -cosa que espero que no ocurra- o me pido una más pequeña, que es lo que debería hacer. Teniendo en cuenta que no soy muy partidario de las hamburguesas, y que no suelo pedirlas en carta casi nunca, la verdad es que tuve bastantes dificultades para elegir. De hecho creo que cada uno de los cuatro pidió una distinta. Y la verdad es que cualquiera de ellas me hubiera gustado.

No es barato, peor tampoco es caro, está muy cerca de tener un precio justo. Cuidan los ingredientes, se esfuerzan por ofrecer variedad y también un producto distinto. La variedad de salsas es sorprendente, y tienen cerveza propia y una grandísima variedad de marcas, un buen sito para degustar cervezas. Sin duda repetiremos.


sábado, 20 de noviembre de 2021

¿Qué me quieres amor? - Manuel Rivas

Con la entrada anterior me he dado cuenta que no estoy publicando entradas de los libros que leo, o no de todos. La idea no era, en principio, publicar una entrada de cada libro que leo, sino de hacerlo de aquellos que por la razón que fuese, me apetecía escribir. Normalmente suelo acercarme a este blog con la intención de hablar bien, que para hablar mal ya está Twitter y el resto del mundo.

El caso es que hace unos días acabé un libro maravilloso de Manuel Rivas, ¿Qué me quieres amor? El libro fue un regalo de un compañero de trabajo a mi mujer. Desde que lo vi me atrajo, pero estuvo por ahí por casa dando vueltas hasta que finalmente le llegó el día. 

El libro original se publicó  por 1995, aunque la edición que teníamos por casa era de unaedicón de bolsillo del año 2000. Es una colección de relatos en distintos estilos con todo tipo de temática, aunque el amor está presente en todos ellos.  Ganó el Premio Nacional de Narrativa del año siguiente. El segundo relato, La lengua de las mariposas, es el punto de partida de la maravillosa película aptada por José Luis Cuerda en 1999.

Me lo leí como si bebiera horchata.


jueves, 18 de noviembre de 2021

Jesús Carrasco en Fuengirola

Apenas unos días después de haber podido asistir a los diálogos entre los escritores Guillermo Busutil y Antonio Muñoz Molina vino a Fuengirola a ofrecer una charla Jesús Carrasco, en una serie de actividades organizadas por el Ayuntamiento y las red de Bibliotecas de Fuengirola, que titularon Encuentros con autores.

La primera novela de Jesús Carrasco, Intemperie, me marcó. Me gustó muchísimo y la recomendé a todo aquel que me preguntaba. Había leído algo en prensa, y en una de mis esporádicas visitas a la biblioteca me lo llevé. Un acierto.

Su siguiente novela, La tierra que pisamos, me la compré al poco de publicarse, tras el empuje que se había ganado con Intemperie. Pero no la leí instantáneamente. Estuvo bastante tiempo en la estantería antes de que le echara un ojo. Había leído que era una historia dura, hostil, y yo no tenía ganas en esos momento, de meterme en nada de mucha tristeza ni profundidad, pero en cuanto se me pasó ese rechazo a la pesadumbre, me lo leí. Sí que fue dura, pero también me gustó, aunque Intemperie seguía teniendo un hueco privilegiado en mi memoria de libros escogidos.

Su tercera novela, Llévame a casa, me pareció maravillosa. Una novela tierna y familiar, nostálgica e íntima, donde el autor extremeño plantea un retrato social de actualidad que a todos nos afecta, directa o indirectamente.

De manera que llegó el día de la presentación y acudí a la charl, junto con mi complice habitual, Miguel, habiendo leído todas las novelas publicadas por el autor, algo que creo que es la primera vez que me sucede.

Fue una charla muy entretenida y pude traerme dedicadas sus dos últimas novelas, porque la primera, como ya he dicho, la saqué de la biblioteca. Ya estoy esperando que publique la cuarta, que según me confesó la llevaba bien encaminada.


viernes, 12 de noviembre de 2021

Muñoz Molina

Me enteré de casualidad que acudía a Málaga el magnífico escritor Antonio Muñoz Molina para ofrecer una charla patrocinada por la Fundación Manuel Alcántara, en el Salón de Actos de Unicaja en la Plaza de la Marina. Lo presentaba o introducía, Guillermo Busutil y el tema principal del que trataría sería La mirada del escritor. Algo tan amplio como etéreo y personal. Desde que supe sobre estos diálogos tenía claro que quería asistir.

Llegado el día acudí con toda la antelación que pude, porque era un jueves laborable y tuve que hacer algunos cambios para poder acudir y, especialmente, porque la entrada era gratuita hasta completar aforo, y estas cosas se llenan pronto, sobre todo si hay un premio Príncipe de Asturias de las letras por medio. Además todo venía envuelto en una feria del libro que tenía lugar en la misma plaza. 

Mi amigo Miguel, mi habitual acompañante a coloquios, firmas de libros, presentaciones culturales y a todo cuanto huele a representación artística se apuntó sin dudarlo. Como llegamos con tiempo, pudimos acercarnos a la firma de libros de José Antonio Garriga Vela, que acababa de publicar su novela Horas muertas y estaba en la caseta esperando atender a sus lectores.

Seguidamente nos fuimos para el salón de actos y esperamos pacientemente el inicio. Como estábamos inmersos en una pandemia tuvimos que entregar nuestros datos antes del acceso, para llevar un control por si acaso nos dijeron.

No sé qué me gusta más, si escuchar a Muñoz Molina o leerlo. Creo que prefiero leerlo pero también me gusta mucho escucharlo. Además, como regalo, al final de la conferencia tuvo la paciencia de quedarse a firmar algunos ejemplares de los lectores que quisimos esperar. Algo tan simple como una sencilla firma a mí me hizo una especial ilusión, porque he pasado muchas horas de mi vida leyendo a Muñoz Molina, como si hubiera estado sentado junto a él en esa famosa terraza, de la que tanto habla en su último libro, escuchando lo que estaba pensando. Porque los último libros de Muñoz Molina apenas están disfrazados. Son una especie de diario personal de vida y sociedad. 

Regresé a casa deseando llegar a la cama y seguir escuchando en sus páginas lo que me quisiera contar.


 

martes, 9 de noviembre de 2021

Sofía y yo

Durante una semana, Miguel y su madre se fueron de viaje a Oliva, en la Comunidad Valenciana, en un proyecto de inmersión lingüística realizado por el departamento de inglés del instituto. Pusieron rumbo a Oliva en un autobús lleno de niños y niñas de 13 años. Una locura. Esa excursión de una semana significaba una experiencia nueva para Miguel, y también para Pepi, que fue con él en su condición de profesora, pero a la vez, sin tanto ajetreo suponía que Sofía y yo nos quedábamos solos en casa. 

La verdad es que nos vino bien. Los dos conseguimos disfrutar de la soledad que encontramos a ratos en los días, pero también de pasar tiempo juntos. Yo había quedado liberado de llevar y traer a Miguel a sus entrenamientos de fútbol, así como al partido del fin de semana. Sofía y yo planeamos muchas cosas que después no pudimos llevar todas a cabo, pero también hicimos algunas que no habíamos planeado, como por ejemplo escaparnos juntos a comer a un indio. A Sofía le gusta, a mí me gusta y nos apetecía, pues venga, sin mucho pensarlo, nos fuimos. Pocos problemas tuvimos. Sofía es fácil de llevar si eres consciente de que hace las cosas a su ritmo, más tarde que temprano, pero lo hace. Peor que mejor a veces, pero lo hace.

También fuimos a pasear por la senda del litoral con unos amigos holandeses que estaban por aquí. Como Pepi no estaba, quedé yo a solas con ellos una vez y otra vez vino Sofía a la que sonsaqué con pasar por Pan & Chocolate, donde está su bebida favorita. También fuimos con ellos al sendero del litoral y como el día estaba limpio y nítido pudieron ver el atardecer con el perfil de la costa africana.

jueves, 28 de octubre de 2021

The Hawkins en el Louie Louie

Una de las grandes ventajas de las bandas a la hora de hacer giras, es que van dándose a conocer, a parte, supongo, de pasarlo bien haciendo lo que les gusta, al mismo tiempo que se embolsan algo de panoja para meter en el bolsillo.

Una de las bandas que vinieron a hacer una gira por España eran el cuarteto sueco The Hawkins. Sinceramente no los conocía, pero me los puse en Spotify y oye, me hicieron tilín desde el primer momento. Ritmos acelerados, guitarras afiladas, una voz chillona como la portada del disco de amarillo Simpson, extremadamente divertidos e irónicos. Pegadizos, sí, bailables, también. Canciones sin descanso. A veces tienen una cierta familiaridad con Queen, otras veces me recuerda Jack White. 

Venían al Louie Louie Rock Bar de Estepona. Y aunque era un miércoles, al menos se tiene el descanso del fin de semana cerca. La cosa es convencerse a uno mismo y echar ganas. Lo malo del Louie Louie es que suelen programar los conciertos muy tarde, y al día siguiente hay que madrugar y que entre Estepona y Fuengirola hay una buena hora en coche. Aún todas estos no pequeños inconvenientes, las ganas de rockear suelen ganar.

Allí nos plantamos Óscar y yo. Ofrecieron un concierto estupendo, vinieron presentando su Ep Aftermath, publicado en plena pandemia, y aunque no interpretaron mi tema favorito del disco "Cut me off, right?" sí que tocaron casi todas las demás. Ciertamente no asistió mucho público, pero había que tener en cuenta el momento tan delicado que estamos viviendo con la pandemia. Hacía mucho que no se programaban conciertos en locales cerrados, y todos estábamos algo recelosos.

 

lunes, 18 de octubre de 2021

Fútbol, fútbol y más fútbol

No habíamos puesto un pie en el suelo firme, después de aterrizar en el aeropuerto de Málaga y teníamos muchas actividades por hacer. Lo primero era recoger el coche, regresar a casa, deshacer las maletas, lavar la ropa y colocarnos la camiseta del Málaga CF porque Miguel y yo teníamos partido en La Rosaleda. Al final fue un partido emocionante con empate final contra un Zaragoza que era, en principio, uno de los aspirantes al ascenso. 

Al día siguiente, por la mañana, su equipo de fútbol tenía partido en Málaga, contra el Carlinda, y por la tarde Miguel iba a celebrar su cumpleaños con sus amigos, que no son pocos, entre el equipo de fútbol, los compañeros del colegio y sus primos juntan buen número de preadolescentes. Quedaron en un campo de fútbol, un balón, refrescos, una tarta y todos contentos.

Dicen que la juventud no es tanto un tiempo de la vida, sino un estado del espíritu. Y cuando estás delante de niños de treces años, que es lo que cumplía Miguel, comprendes que la despreocupación de todo lo que no es el ahora, de todo lo que pase más allá del momento, de vivir el presente, les importa poco, o al menos, esa sensación me daba a mí. La juventud no es otra cosa, aparte de no sufrir dolores de espalda, que vivir con todos los sentidos puestos en el presente, en el instante.

¿Siento envidia? Pues sí, pero al mismo tiempo siento alegría. A uno le gusta de comprobar que sus hijos disfrutan de una juventud plena. Ellos tienen un futuro lleno de esperanza, yo tengo un pasado lleno de recuerdos. Todo tiene su parte bella.


domingo, 17 de octubre de 2021

Ámsterdam revisited

Nuestro último día lo dedicamos a visitar la capital holandesa. No tuvimos tanta suerte como los días anteriores con el clima, pero claro, estábamos de visita turística en Ámsterdam, algo de lluvia nos tendría que caer. Aunque tampoco fue mucha. Lo suficiente para recordarnos que estamos en otoño en un país centroeuropeo.

Mi hermano, Bianca y Anita vinieron a recogernos al hotel con la furgoneta. Ese preciso día era el cumpleaños de mi hermano y le habíamos traído oculto en mi equipaje una chaqueta del Málaga como regalo. Creo que le gustó. Una vez  realizadas las felicitaciones, subimos a la furgoneta, nos colocamos los cinturones y pusimos rumbo a Ámsterdam.

Aparcamos muy cerca de la estación central de trenes de Ámsterdam, junto al Sea Palace Restaurant, que es un restaurante chino flotante muy llamativo. Desde allí fuimos a pie hacia el centro, despacio porque íbamos a ritmo de mi padre, que aunque se mantiene bien, no deja de tener más de ochenta años a su espalda.

Cruzamos por Odebrug y paseamos admirando las típicas fachadas inclinadas de ladrillos, incluso me acerqué al edificio, que hoy día es un hotel, donde falleció el trompetista Chet Baker y en cuya fachada hay una placa rindiéndole homenaje. Continuamos hasta el Damrak, donde no pudimos evitar detenernos para hacernos fotografías. Caminamos en dirección hacia la Plaza Dam, parando delante de los múltiples atractivos de los que presume una de las calle comerciales más famosas de Europa.  Una suave llovizna acompañó nuestro paseo, por lo que íbamos parando de vez en cuando en las distintas tiendas que nos dieron cobijo. A media calle se encuentra el pasaje Beurspassage, que está decorado con pequeñas piezas cerámicas muy al estilo art nouveau. Verdaderamente encantador. Sofía estaba maravillada con las tiendas de queso Old Ámsterdam. Toda la calle está llena de tiendas de artículos de recuerdos. 

En la plaza Dam se unieron a nosotros Sylvia y Ernest, unos amigos holandeses que quisieron acercarse para acompañarnos. La plaza Dam es verdaderamente impresionante. Es amplísima y al mismo tiempo concurridísima. Es uno de los lugares principales de encuentro en Ámsterdam, aunque da la sensación de que todo el mundo parece estar de paso. A un lado de la plaza está el impresionante monumento en honor a los caídos en la Segunda Guerra Mundial.  En un lado, casi cerrando una esquina, está la Nieuwe Kerk (la Catedral Nueva), que es del siglo XV, pero el edificio que preside la plaza es el Palacio Real, que fue construido originalmente como Ayuntamiento en el siglo de oro neerlandés. Es un edificio verdaderamente enorme. En un lateral de la plaza está el célebre museo de cera Madame Tussauds, al otro lado del palacio hay un hotel NH de cinco estrellas, y tras el Palacio Real está el Magna Plaza, que es un centro comercial muy popular en la ciudad, y donde me compré mi primer reproductor de discos compactos hace ya más de treinta años atrás. ¡Qué recuerdos!

El cielo fue abriéndose y el sol, a ratos, asomaba entre las nubes.  Rodeamos la Nieuwe Kerk y nos dirigimos a la estación central pero en el camino nos detuvimos en el Mannekenpis, que es un típico puesto belga de patatas fritas. Riquísimas. No tenían nada que envidiarle a todas las que he tomado en Bruselas las veces anteriores en mi vida. Al menos yo no aprecié nada que las diferenciara. Si acaso es que aquí pedimos varios tipos distintos de salsas mientras que antes siempre las había pedido acompañadas de mayonesa.

Mi hermano y Anita habían reservado un paseo turístico por los canales de Ámsterdam en un crucero que aunque estaba cerrado con unas cristaleras, también se podían abrir. Además estaba equipado con unos auriculares para escuchar una explicación de lo que estábamos viendo en diferentes idiomas. Lo disfrutamos mucho. Los cruceros por las ciudades siempre son algo distinto para hacer y son muy recomendables. Ofrecen una visión distinta a lo que uno puede ver yendo a pie a la vez que permiten un descanso a los pies.

Al regresar Miguel estaba muy impresionado con la gran cantidad de bicicletas que había aparcadas junto a la estación central. Y aunque no alquilamos ninguna, con nuestros pies sí que dimos un buen paseo por el centro. Callejeamos por una de las calles más céntricas de la capital holandesa, Zeedijk, y por todo el barrio de Chinatown, con todos sus comercios con carteles luminosos y amplias cristaleras. Me gusta mucho pasear por estas calles. No muy lejos de allí, casi a cuatro pasos, está el barrio rojo, que bueno, al principio a Miguel le intimidó un poco, aunque no tanto.

Nos acercamos a Oude Kerk (que es el edificio más antiguo de Ámsterdam) para admirar sus vidriadas fachadas y nos dejamos retratar junto a varias de las esculturas callejeras que adornan las calles del barrio. Tomamos un tentempié en la terraza junto a una plaza. Bianca tenía que volver, y decidimos ir regresando en dirección a la furgoneta. 

Pero aún nos dió tiempo de ir a cenar al regresar a Almere. Mi hermano y Anita quisieron invitarnos por el cumpleaños de mi hermano y fuimos a De Beren (Los osos), que estaba cerca del hotel. Comimos estupendamente, la verdad. Disfruté mucho la velada familiar. Todos cenando juntos, a más de dos mil kilómetros de casa, con unas vistas fabulosas al lago -aunque yo las tuve a la espalda-, celebrando casualmente el cumpleaños de mi hermano, fue uno de esos recuerdos que se quedan por siempre. 

Al día siguiente, después de desayunar en el buffet del hotel, tuvimos tiempo para pasear hasta una pequeña playa que había cerca del hotel. Era diminuta y estaba llena de cisnes y patos. Fue divertido y extraño acercarnos a una playa llena de cisnes. Intentamos acercarnos a ver si se dejaban acariciar, pero no eran tan domésticos. Seguidamente regresamos al hotel, recogimos las maletas e iniciamos la puesta en marcha al regreso a casa. En un rato, como quién dice, todo quedó en recuerdos y unos cuantos párrafos escritos en un teclado conectado a un ordenador por bluetooth.


sábado, 16 de octubre de 2021

Zaanse Schans

Desde el Castillo de Hooge Vuursche, como a unos cuarenta minutos en furgoneta, en una carretera sin cuestas, junto al río Zaan, se encuentra el famoso barrio de Zaanse Schans, con sus típicos molinos del siglo XVIII. La visita es muy recomendable, yo diría que obligatoria. El conjunto de los molinos, con los canales, el pueblo al otro lado de la rivera, el puente, el verde intenso de hierva húmeda, el sol presidiendo un cielo cristalino, el dulce olor a waffels y a chocolate caliente consigue que todo en conjunto sea una postal típica y encantadoramente holandesa.

Justo al inicio del recorrido, en el interior de una amplia edificación con hechuras de establo establecieron el punto de información. Allí te aconsejaban sobre la mejor de forma de realizar la visita. Delante de la fachada, en la cubierta, combinando los colores de las tejas se puede leer escrito en mayúsculas, la palabra Vrede, que según nos informamos significa Paz. ¡Qué palabra tan distinta para decir lo mismo!

Paseamos un buen rato muy apaciblemente, pues no teníamos ninguna prisa, la idea era disfrutar de un entorno tan hermoso. Visitamos una granja donde podíamos degustar distintos tipos de quesos típicos de la región. También pudimos ver a un operario realizar el proceso completo para crear un sueco de madera. Accedimos a viviendas y tiendas que se suponían que estaban decoradas tal y como lo estaban siglos atrás. Como si el tiempo se hubiera detenido o si nosotros hubiéramos tenido la posibilidad de viajar en el tiempo. 

Desde allí fuimos hacia Purmerend, que es una localidad cercana a Ámsterdam donde unos amigos nuestros tiene su casa y nos habían invitado a esa especie de cena temprana que practican los holandeses. Es una almuerzo tardío o una cena adelantada. Algo intermedio. Me agradó mucho visitar una vivienda holandesa y poder disfrutar de su hospitalidad. En la parte de atrás de la casa tienen un jardín que es la envidia de las revistas de jardinería. Desde el jardín  tienen acceso a un canal. No pude evitar imaginarme sentado leyendo en un día nublado junto al canal. Un lugar idílico. Todas las comidas que nos ofrecieron estaban deliciosas y las cervezas artesanales con las que me mimó el anfitrión, las disfruté de buen grado.

Desde allí regresamos a Almere, al mismo hotel en el que habíamos descansado la primera noche. Realizamos el check in nuevamente, volviendo a mostrar todos nuestros recientes certificados de vacunación. Todo en orden. Un esperado descanso en habitaciones comunicadas nos esperaba a nosotros cuatro.


viernes, 15 de octubre de 2021

De boda en Holanda

Una llamada lo cambia todo. No hace falta mucho más. Estábamos los cuatro en el coche, sonó mi teléfono y la buena noticia llegó en forma de una invitación para una boda, y no una boda cualquiera, sino para una boda en Holanda. Ilona y Yelle se casaban. ¡Es lo que tiene tener familia holandesa!

Desde el día de la llamada hasta el día de subirnos en el avión todo fueron preparativos. Buscar hoteles, vuelos, vestidos, corbatas y mil cosas más.  Justo el día después del cumpleaños de Miguel tocaba volar desde Málaga hasta Ámsterdam. Vuelo directo. Mi tercera vez en la capital holandesa.  La primera de los niños, la segunda de Pepi y la primera de mi padre, que también estaba invitado. Un viaje familiar.

Aterrizamos en el aeropuerto de Ámsterdam sobre las nueve de la noche, y allí, después de recoger todo el equipaje, nos estaban esperando en una amplia furgoneta mi hermano y Anita, que habían llegado varios días antes que nosotros. Nos acercaron al hotel que estaba en Almere, una localidad cercana a Ámsterdam, situada lo suficientemente cerca para que ir y venir no se convirtiera en una farragosa pérdida de tiempo, pero lo suficientemente alejada para que el precio del hotel tuviera un descuento sustancioso. Hicimos el check in y no tuvimos tiempo a mucho más, tocaba descansar porque el siguiente día iba a ser el día de la boda.

El día de la boda el cielo despertó densamente nublado. Miguel y yo, que habíamos despertado pronto, decidimos ir a dar un paseo por el pueblo antes de desayunar.  Era como caminar por una ciudad fantasma. La niebla desdibujaba las fachadas de los edificios. El lago se perdía difuminado en la distancia. No había nadie por las calles, ni casi un coche, nos cruzamos con enormes aves, en el paseo tropezamos con un cisne enroscado sobre sí mismo en el césped de un jardín junto al lago. Comprobamos que algunos establecimientos estaban comenzando a abrir sus puertas. El frío comenzaba a calar, y ni Miguel ni yo íbamos muy abrigados pero como estábamos en movimiento lo llevábamos bien. Dimos una vuelta completa al centro de la ciudad y regresamos al hotel.

Tras desayunar, dimos todos una vuelta rápida por el centro de nuevo, pero ya se había levantado la niebla matutina y el cielo fue abriéndose hasta dejar un día completamente despejado. Pepi hizo alguna compra, Miguel le echó un vistazo a unas albóndigas que vio por el camino. Regresamos al hotel, cogimos nuestro equipaje y nos fuimos rumbo al lugar de la celebración, el Kasteel De Hooge Vuursche.

Imaginen un castillo como de postal de cuentos de hadas, al cual, miraras por donde miraras encontrabas una perspectiva preciosa, la arquitectura con muy buen gusto era un equilibrio entre simetrías y bellos detalles ornamentales. Un lugar verdaderamente bello. Mientras las mujeres comenzaba a engalanarse para la fiesta, nosotros aún tuvimos tiempo para dar un paseo por los exteriores, lo rodeamos entero y tomarnos un café en la terraza de la cafetería.

De la ceremonia entendimos poco de lo que se decía, algunas palabras sueltas que el director de ceremonias tuvo la atención de hacer en inglés e incluso en castellano, pero no hacía falta, bastaba con ver la cara  de los intervinientes para hacerse una idea de lo que estaba ocurriendo. Todos derrochaban emoción. Fue una celebración muy emotiva a la par que divertida.

Todos lo pasamos genial. La comida estuvo estupenda. El sitio, ya lo he comentado, era bello por los cuatro costados y disfrutamos de la celebración hasta el final de la noche. Esa noche el descanso fue más que merecido.

A la mañana siguiente el sol seguía presidiendo el cielo con su orgullosa calidez, y más teniendo en cuenta que estábamos en octubre. Disfrutamos del servicio de un desayuno surtido y abundante en unas salas preparadas para tal en el castillo y nos preparamos para comenzar un día de turismo.

 

viernes, 8 de octubre de 2021

Trece años de Miguel

Cada año por estas fechas mi hijo pequeño, Miguel, cumple años con la diáfana ilusión de un niño, como no podría ser de otra manera.  Desde semanas antes va contando los días, deseando ir sumando primaveras o en su caso otoños. A mí, en cambio, cada vez que él cumple años me cae sobre las espaldas un peso inmenso. Empiezo a ser consciente del vértigo de la cercanía de ver la puerta de salida. Aún hay pasillo que recorrer, o eso espero, y mi mano todavía tiene mucho apoyo que ofrecerle tanto a él como a su hermana, que cumple años a la misma velocidad pero con un vértigo mayor aún para mí, porque ella es mayor. 

Miguel nació el día grande de Fuengirola, el día del comienzo de las fiestas de la localidad. Cuando era pequeño y todavía era un alma inocente, yo le decía que para su cumpleaños íbamos a hacer la fiesta más grande de todas, que vendría mucha mucha gente, y que le montaríamos la noria más grande, y muchas luces, y habrá cacharritos para montarse de muchos colores y tamaños. Y conforme se acercaba la fecha yo se lo iba recordando, y llegado el día, en mitad de la feria, delante de la inmensa noria, con luces de feria, yo le decía, ¿qué? ¿qué te dije? ¿es o no es una fiesta inmensa? No tenía palabras de tan excitado que se ponía ante tanto estímulo parpadeante. Todos nos moríamos de la risa.

lunes, 4 de octubre de 2021

50 años juntos

Cincuenta años puede ser un minúsculo suspiro, un pestañear en la historia del tiempo, en las estiradas inmensidades de un universo en expansión, pero en la vida de un ser humano, cincuenta años se dicen pronto, en apenas unos pocos segundos, pero en realidad son millones de segundos, muchos millones de segundos, y en ocasiones esos millones de segundos son una infinidad de momentos. Cincuenta años en la vida de una pareja, es un aniversario casi improbable, inusual, y llegar a alcanzarlos es un logro de paciencia, de compartir, de creer y ceder, de dar sin esperar,  de trabajar en pareja y pensar en pareja, pero sobretodo de caminar juntos.

Mis suegros cumplían cincuenta años de casados y sus cuatro hijos les prepararon una preciosa fiesta sorpresa. La ilusión de sus hijos por conseguir que sus padres vivieran un día especial cincuenta años después se vio ampliamente recompensada desde el primer momento. Sus caras, sus gestos, sus lágrimas confirmaban lo que todos sabíamos ya. Que se merecen eso y mucho más.



domingo, 26 de septiembre de 2021

Las memorias de Sherlock Holmes - Arthur Conan Doyle

Las memorias de Sherlock Holmes es un libro que Conan Doyle debió escribir con hartazgo y desgana. No quería seguir escribiendo más sobre su personaje más famoso, que es también con toda seguridad el detective de ficción más famoso de la literatura mundial. Estaba cansado de él, empezaba a odiarlo, y su cabeza estaba ya en otras cosas, así que decidió matarlo. Poner fin a su vida. Y así lo hace, pero dejó un poco la puerta abierta. Supongo que estuvo bien aconsejado, o simplemente meditó y cuidó sus palabras lo suficiente para, afortunadamente para sus lectores, dejar un resquicio de donde asirse.

El caso es que por muy cansado que estuviera de su inquieto e irónico personaje, en sus episodios no se traslucía este sentimiento, y durante su lectura uno no puede sino admirar al ingenioso inspector. Esta colección de historias se publicaron en 1894, es decir, hace más de un siglo, y aunque no aparecen mensajes de WhatsApp, ni búsquedas de Google,  ni muchos de los avances del pasado siglo entre sus párrafos, sí, por fortuna, siguen estando presentes la envidia, la avaricia, la venganza, el amor o el odio, que son las dos caras de la misma moneda.  Y con eso le basta y le sobra a Sir Arthur para elevar la figura de un detective a los más altos estantes de la literatura detectivesca.

Si han tenido la suerte de leer las historias de Sherlock Holmes entenderán perfectamente lo que les digo, si también han tenido la suerte de no leer las historias de Sherlock Holmes, les doy mi enhorabuena, porque, si lo desean, tienen por delante un número de páginas de divertimento. 


sábado, 25 de septiembre de 2021

La noche de los libros

A veces en Málaga se anuncian actividades que verdaderamente merecen la pena, al menos para mí. Recientemente, en La Térmica, se presentaron los autores que vendrían a la sexta edición de La noche de los libros, el festival literario más importante de la provincia. Hace unos años, en otra edición anterior, pude estar presente en la charla de Fernando Aramburu presentando su fabuloso libro Patria. En esta ocasión los escritores intervinientes que a mí me interesaban y que coincidía que podía acudir eran Fernando Savater y John Banville.

El filósofo Fernando Savater mantuvo un divertido e interesante diálogo con Alejandro Simón Partal sobre los grandes temas de la vida y la literatura, aunque, como muchos de los asistentes esperábamos, luego acabaran hablando un poco de todo. Poco después pude disfrutar del diálogo entre Enrique Juncosa y John Banville,  que es uno de los escritores vivos que más admiro.

Todo estaba previsto que se celebrara en el amplio auditorio Edgar Neville de la Térmica, pero como llovía se cambió de ubicación y finalmente se llevó a cabo en una reducida sala donde sólo unos pocos afortunados pudimos acceder a tan distendida charla. Tuvimos que usar auriculares para escuchar una traducción simultánea de la conversación, aunque yo más o menos lo entendía, me mantuve con un auricular puesto un buen rato. Al final de la charla, incluso, tuve la fortuna de poder intercambiar unas pocas palabras con el autor irlandés, que me dedicó un libro que ahora guardo como si de una joya se tratase.

viernes, 10 de septiembre de 2021

Campo Santo de W. G. Sebald

Tenía este libro de Sebald aburrido por las estanterías de casa. Hace ya unos cuantos años, cuando leí Los anillos de Saturno sabía que tendría que leer más de este inusual autor, de manera que en alguna de mis visitas por las librerías, me traje para casa Campo Santo. Lo soltaría seguramente junto a Los anillos de Saturno, esperando que en cualquier momento le llegara su hora como finalmente así ha sido.

Ya he comentado que tengo cierto orden a la hora de leer, o más bien caprichos organizados, que pueden ser como ir saltando de libros actuales a libros clásicos, o no repetir géneros literarios, o pasar de autores hispanos o a autores traducidos. Me gusta ir variando, ir tocando varios palos, alejarme del libro anterior, distanciarme de lo recién leído, pero a la hora de la verdad todo es un desbarajuste casi tan caótico como mis estanterías. El caso es que llevaba tiempo con ganas de leer algo más de Sebald, ya que Del Natural, que leí no hace mucho, me supo a poco, así que decidí meterme en otro de sus libros. 

Campo Santo es un libro póstumo, en el que se puede apreciar la inconfundible voz del autor alemán, pero también la dispersión de un libro que no deja de ser un compendio de escritor por el autor. De entre los textos que incluye mi favorito ha sido Pequeña excursión a Ajaccio, que es algo así como un ligero y caluroso pasear por Córcega, aunque también disfruté su texto sobre la desidia municipal en un cementerio alemán. 

Es un libro algo pesimista, o para ser exactos, el conjunto de los textos que reúne el libro ofrecen una mirada pesimista del mundo, pero en su mirada, en el fondo del paisaje de su mirada, hay una tenue luz que parece estar deseando brillar. ¿Lo logrará? Tendrán que juzgarlo por ustedes mismos.



jueves, 9 de septiembre de 2021

Todos vacunados

La primera en casa en vacunarse fue Pepi que trabaja para Educación y está en contacto diario con niños. Seguidamente fui yo, que por edad me tocaba. Luego tuvimos que esperar bastante para que le llegase el turno a Sofía y aún más para que por fin vacunaran a Miguel. El pobre se sentía dejado de la mano de Dios en esta pandemia. Su rango de edad nunca estaba en ninguna de las listas ni órdenes de vacunación. Le explicábamos que el virus estaba teniendo una incidencia muy pequeña en la población infantil. Lo comprendía y se aguantaba. No le quedaba otra.

Por fin se vacunó, y salimos de la sala después del tiempo estipulado de observación. Regresamos a casa paseando e iba más contento que unas pascuas. Al día siguiente se le inflamaron los ganglios de las axilas y tuvo que dejar de entrenar algunos día al fútbol y ya no le pareció tan emocionante. C'est la vie. 

miércoles, 8 de septiembre de 2021

Vetusta Morla en el Oh See Málaga

Al día siguiente del concierto de The Bootleg Beatles tenía compradas desde hacía tiempo junto con mi cuñado Francisco las entradas para el concierto en Málaga de Vetusta Morla. Casi sin tiempo para limpiar la oídos de los coros y acordes populares de la banda de Liverpool, pasé de las estupendamente centradas butacas de Marbella al hormigón recalentado de las gradas del Auditorio Cortijo de Torres, en una especie de festival llamado Oh See Málaga. Los asientos no eran numerados aunque sí se exigía distancia entre ellos, de manera que nos fuimos con tiempo porque si bien teníamos grada, no queríamos estar mal ubicados. Conseguimos un par de asientos duros pero estupendos.

La ocasión anterior que vi a la banda de Tres Cantos fue en Fuengirola, en el Marenostrum Music Castle Park, en el tórrido julio de 2018. Entonces salí del concierto muy contento y me apetecía volver a verlos. Esta vez me pareció que repitieron la fórmula. Llegué a preguntarme si era otro concierto de la misma gira, pero no, El de Fuengirola pertenecía a la gira de Mismo sitio, distinto lugar mientras que el de Málaga estaba incluida en la gira de La deriva. Las canciones sonaban estupendamente, la voz sin ningún pero, todo como tiene que ser, pero aunque en el setlist hubo bastantes cambios, a mí me dio esa sensación. Quizás fuese que utilizaron una pantalla similar, si no era la misma, y que incluso repitieran imágenes del concierto anterior. No me importó. El resultado sigue siendo que la música me emociona y que en directo esa emoción es mucho más intensa.




lunes, 6 de septiembre de 2021

The Bootleg Beatles en el Starlite

Con las vacaciones dando sus últimos coletazos, aún teníamos algunas actividades pendientes por hacer. La más esperada de todas es la celebración del cumpleaños de mi padre, el abuelo, que sigue avanzando con bastante buena salud por encima de los ochenta años. Lo celebramos en la recién cubierta terraza de mi hermano, donde nos mostró con abundancia su adquirida nueva destreza con la barbacoa. 

Durante estos últimos años, siempre que hemos podido, y si no teníamos que estar confinados, para poner fin de una manera adecuada a las vacaciones, hemos reservado una mesa en la terraza de un chiringuito para comer espetos de sardina de entrada y un arroz caldoso de mariscos de plato principal. Si a tan formidable plan se le suma la brisa marina, el salitre en la piel, y el Mediterráneo de fondo, pocos planes pandémicos pueden superarlo. Este año también conseguimos hacerlo. Crucemos los dedos para el año siguiente.

Pero este año, inesperadamente, mis cuñados Cristina y David que no podían asistir, nos ofrecieron un par de invitaciones para ver un concierto en el Starlite de Marbella de The Beatles Bootleg, que son una banda que tocan versiones de la banda de Liverpool, caracterizados como los famosos integrantes e imitándolos tanto en la vestimenta como en la forma de cantar y hasta en la manera de moverse.

Al llegar al recinto, sin aviso ni esperarlo, nos ofrecieron reubicarnos y en el cambio salimos ganando. Nos dieron unos asientos maravillosos, justo en la parte central del escenario y en las filas delanteras. El concierto fue muy entretenido porque, como casi todos los asistentes, conocíamos todas las canciones. Era un no parar, hit sobre hit. Y aunque interpretaron un largo número de canciones hubo muchas que esperábamos que se quedaron fuera, pero es que hay tantas. Al final salías pensando que aunque no habíamos visto a The Beatles, es posible que sí lo más parecido a ellos.

domingo, 5 de septiembre de 2021

La foto de Miguel

Todavía resonaba en mis oídos el estruendo del final del concierto del Metal Paradise cuando me hallaba al día siguiente, por la mañana temprano aún casi sin terminar de despertar, en un campo de fútbol para ver el comienzo de liga de uno de los equipos del club Athletic Fuengirola, que es el club donde juega mi hijo Miguelito. Acabábamos de tomar asiento en la grada cuando vi que un poco más a nuestra derecha estaba sentado Manuel Pellegrini, que en esos momentos era el actual técnico del Real Betis. En cuanto se lo dije a Miguel se puso muy nervioso y estaba loco por hacerse una foto con Don Manuel, porque Pellegrini no merece otro trato. Le dije que esperara al descanso y entonces le preguntara con educación si le importaba hacerse una foto con él. 

Ver a Pellegrini me trajo a la memoria la pena que me dio su salida del Málaga. No fue culpa suya, pero la salida de Pellegrini del Málaga CF fue el principio del final, todos lo sabíamos, se veía venir que el jeque del Málaga había decidido, por capricho o por necesidad, romper el juguete que había creado, destrozar un ejemplo de ascenso meteórico y cargárselo todo. Lo que ocurrió o dejó de ocurrir no sé si alguna vez lo alcanzaremos a saber, pero a mí, en cierta parte, ya me da igual. Lo hecho, hecho está. Nadie me quitará los pelos de gallina al escuchar el himno de la Champions en La Rosaleda. Nadie me quitará haber visto al Málaga ganarle con solvencia por 2-0 a todo un Milán en la Champions, donde los partidos son de verdad. O eliminar a un Oporto, e incluso saber que aquel año con el Málaga se cometió una tremenda injusticia pues el árbitro se tapó los ojos para permitir que el Borussia Dortmund nos eliminara de forma antirreglamentaria. Ay si en aquellos años hubiera estado el VAR.

La cosa es que llegó el descanso y Miguel se hizo la foto con Pellegrini. Se la hizo en realidad porque era el entrenador del Betis, y supongo que también porque lo fue del Málaga y antes del Real Madrid. Estaba muy ilusionado con su foto, y aunque no lo mostrara, yo también lo estaba, porque ese hombre fue el principal artífice de los mejores años de fútbol de la historia del Málaga. No hace mucho Miguel se hizo una foto también con Isco. Las dos fotos son en sí, un círculo cerrado.

Después del partido (que se ganó) fuimos a darnos un homenaje culinario para la celebración del cumpleaños de Anita. Invitados por mi hermano y ella. El lechazo en el Mesón de Andrés sí que terminó de cerrar el círculo.

sábado, 4 de septiembre de 2021

Metal Paradise 2021

Se me presentó la oportunidad de asistir al Metal Paradise que se iba a llevar a cabo en el Marenostrum Fuengirola. Un festival de dos jornadas de Metal envuelto en esta maldita pandemia que nos rodea. El festival era de pie, sin asientos asignados, al aire libre y antes de entrar tenías que pasar un test de antígenos. Primero tenías que subir hasta el Castillo, en cuya entrada es donde te hacían el test de antígenos. Esperabas en el interior durante unos 15 minutos y si el resultado era negativo te colocaban la pulsera, te entregaban una mascarilla ffp2 y podías acceder al festival con la condición del uso obligatorio de la mascarilla. Tan sólo te la podías quitar para comer y beber, que tampoco era posible en todos los sitios del festival. En la zona de delante del escenario, directamente no se podía. Había zonas habilitadas para ello.

Como me apunto a cualquier bombardeo con tal de que haya instrumentos musicales, allí me planté con mi habitual compañero del metal: Óscar.

La primera banda en actuar era Saurom, que aunque no son santos de mi devoción hay que reconocer que lo hacen bien, no están en mi estilo favorito, pero en directo, si te dejas llevar con algo de predisposición son más que saneados. Justo después tocaban Crisix, que es una banda catalana que a mi juicio es menos conocida de lo que debería y que aún me agradó más en directo que en disco, que ya me gustaba.

El plato fuerte para mí era Jinjer, la banda de metalcore ucraniana, que ya la vimos en directo en el Rock The Coast de 2019. Nos dejó un extraordinario sabor de boca entonces, y en esta ocasión, que ya me conocía mejor las canciones, lo disfruté aún más. Tatiana Shmaylyuk -la cantante de apellido impronunciable- es un animal de escenario. El bajista lleva un peso importante de la banda y tanto el batería como el guitarra son más que diestros para que el directo suene estupendamente.

El cabeza de cartel del festival en est primera fecha era Kreator, banda alemana de thrash metal por excelencia, formada en los inicios de los ochenta, es decir, que son ya unos veteranos de esto del thrash. En la actualidad sólo dos de sus componentes son miembros fundadores, el cantante y el batería, el resto ha cambiado bastante a menudo. Aunque el guitarrista actual, según leo, lleva nada menos que veinte años con la banda, que se dice pronto. Dieron juego del bueno.

No asistí al segundo día, pues sólo teníamos entradas para el primer día. En la segunda jornada actuaba Tarja, que también la había visto en el Rock The Coast de 2019. Decidimos ahorrarnos la paliza y luego me arrepentí porque acompañándola al bajo estaba 

Al día siguiente vinieron Tarja, a la que ya he visto recientemente en directo, pero en esta ocasión  le acompañaba al bajo,  Doug Wimbish, bajista de Living Colour, pero no me enteré hasta después del concierto, cuando vi fotos de la actuación. Si lo llego a saber no falto, pero no lo sabía, así que me lo perdí. Me dio mucho coraje porque soy un tremendo fan de los Living Colour y no son fáciles de ver, porque se prodigan poco por Europa y en contadas ocasiones.


miércoles, 1 de septiembre de 2021

Carta de una desconocida - Stefan Zweig

Cada cierto tiempo suelo elegir uno de los libros de Stefan Zweig en mis lecturas. Es una especie de dosificación que estoy haciendo con el autor austriaco, algo así como dar sorbos gustosos a una cerveza que quieres beberte pero no quieres que se acabe. Cada año voy leyendo uno o dos de sus libros, dependiendo. Porque una cosa que me ocurre con muchos escritores pero especialmente con el escritor vienés es que lo voy releyendo casi al mismo tiempo que lo voy leyendo. Me gustan tanto sus párrafos que los vuelvo a leer. Comprenderán que leyendo así soy un lector lento, un lector rumiante, casi de carreras de fondo.

En esta ocasión leí Carta de una desconocida.  No voy a contar mucho, tan solamente que es un historia muy triste y romántica a la vez. Corta, para leer en una tarde tranquila. Un joya literaria. Escrita -como siempre- de manera magistral por la pluma de un autor que puso fin a sus días demasiado pronto (con sesenta años), este año hace ya ochenta años del fatídico episodio y yo sigo lamentándolo cada vez que lo recuerdo. Una verdadera lástima.  

En esta pequeña novela Stefan Zweig se coloca bajo la piel de una mujer con el corazón roto, pero aún enamorada y esperanzada. Un libro brillante, una vez más. No hace falta que se los recomiende, ya es una recomendación literaria universal.


domingo, 29 de agosto de 2021

Los Planetas en el Castilllo de Gibralfaro

Casi acabando las vacaciones, como guinda a este extraño y pandémico verano, la banda granadina Los Planetas vino a Málaga a ofrecer un concierto en el Castillo de Gibralfaro, uno de los entornos más bonitos y con más historia de la ciudad costasoleña. Supuso mi primera ocasión disfrutando de un concierto en el bello emplazamiento amurallado. Compramos las entradas Francisco, Iker y yo el primer día. Decidimos darnos prisa y comprar pronto las entradas y por lo visto  hicimos bien, porque el segundo día se colgó el cartel de entradas agotadas. Entre el tirón de la banda, que los precios eran aceptables, que el sitio era maravilloso y que el aforo era reducido. 

Acudimos pronto, sabíamos que estaba todo vendido y que el primero que llegara era el primero que se sentaba. A quien madruga, dicen, que Dios ayuda. Nosotros no madrugamos pero sí que no nos quedamos dormidos y pillamos unas estupendas butacas centradas (eran sillas de plástico) en la mismísima primera fila.

Se presentaron en un amplio escenario, con un formato trío, en lo que se tituló como concierto esencial. Sin batería ni bajo, Banin al piano de cola, Jota a la voz y a la guitarra, y Florent con otra guitarra interpretaron muchos de los temas que todos estábamos esperando. Un concierto muy currado, con muchísimos arreglos, con versiones muy desnudas por un lado y muy emperifolladas y complejas por otro, que dieron como resultado un concierto irrepetible. Me encantó. Se me pusieron los pelos de punta en más de una vez. Toxicosmos fue brutal. Cosas que me llevaré en esta vida y que no están en ningún cajón.

Luego salimos del concierto, poco a poco, entre el éxtasis y el descanso. Bajamos a pie en silencio, todavía con la reverberación de las notas en nuestras cabezas, con las luces de la ciudad al fondo y la brisa fresca traía el vivo olor de los pinares. Nos detuvimos frente al mirador y a pesar del complicado momento que estamos viviendo, en mi interior vencía un sentimiento de agradecimiento. Un Mediterráneo tan inmenso como oscuro fue testigo. 



sábado, 21 de agosto de 2021

Días de verano

En los últimos años, cuando llega agosto, coincide que en casa todos estamos de vacaciones. Normalmente solemos hacer un viaje, ya sea en coche o en avión  para conocer ciudades, o países que no conozcamos. Mezclar cultura con viajes. Pero este año, con la dichosa pandemia, no nos sentíamos con muchas ganas de meternos en aviones, ni tampoco de andar por ahí yendo a hoteles y comiendo fuera. Así que decidimos hacer una escapada rural con unos amigos y dejar el viaje para más adelante si es posible.

Finalmente fuimos un par de noches a la Villa Turística de Laujar de Andarax, en la Alpujarra Almeriense. No es la primera vez que íbamos. Acudimos a tiro fijo, sin error, buscando algo que nos diera confianza y donde teníamos garantizado el descanso, la buena comida y a un precio aceptable. Piscina, siestas, buena cocina, lecturas y poco más es necesario para un descanso en mayúsculas. Incluso a la vuelta hicimos parada para almorzar en el Asador El Camping, junto al embalse de La Viñuela. Otro homenaje que nos ofrecimos antes de regresar a casa para continuar con las vacaciones.

Las vacaciones son para disfrutar suele decir Miguelito, el pequeño de la casa.  Y no le falta razón. El descanso de estas vacaciones pandémicas vino rodeado de sobresaltos, contactos Covid, test de antígenos (afortunadamente todos los nuestros negativos), paseos y sobre todo de actividades en familia. Todo muy acotado. Intentando mantener lo más cerrada posible la burbuja de casa. Una visita a Ikea un día, pescadito frito en la Freiduría Villalba -que nos encanta-, muchos paseos buscando recorridos distintos, ver algún que otro amanecer y bastantes atardeceres. Todo siempre intentando realizar actividades lo más al aire libre posible.

En las vacaciones siempre procuramos dejar tiempo para realizar tareas por casa, para intentar hacer un hogar más confortable. Siempre hay cosas que mejorar. Encargamos al carpintero una estantería que irá en mi dormitorio (siempre nos falta sitio para los libros), de nuestra visita a Ikea trajimos una butaca que creo que nos va a venir bien y también hicimos algunas quedadas escogidas con amigos. Pocas. A finales de mes comenzó la pretemporada de Miguelito, que ya está en su último año de infantil.

En definitiva, pasamos un verano con la vista en la balanza en la complicada valoración de en qué merece la pena arriesgar o en qué no. Decisiones siempre muy difíciles de tomar. Intentar vivir manteniendo la precaución, estimar qué es más eficaz en cada situación si la mascarilla, la distancia, o la ventilación. Buscar siempre que el mayor número de precauciones estén presentes, aunque sabemos que no es posible en todo momento. Los riesgos, los potenciales peligros y la madre que lo parió a todo. Vivir continuamente en un sinvivir. Así estamos.


sábado, 7 de agosto de 2021

León Benavente y María de Juan - Alhautor

Un año menos un día después de ver a León Benavente en el Marenostrum Music Castle Park de Fuengirola regresaron a Málaga, en esta ocasión al Festival Alhautor, en la Finca el Portón de la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre. El concierto de Fuengirola fue un jueves 6 de agosto de 2020 -mi primer concierto desde el comienzo de la pandemia-, mientras que el concierto de Alhaurín cayó también en jueves, pero en un 5 de agosto de 2021. Las casualidades existen.

A este concierto repetimos Óscar y yo, y además se apuntó Rafa, que no los había visto en directo y tenía ganas. El ambiente estaba asegurado porque en la puerta había un cartel que anunciaba que las entradas estaban agotadas. Iba a ser mi primera vez en la Finca el Portón, hacía tiempo que tenía ganas de ir a ver un concierto allí porque es un entorno muy especial. Es un anfiteatro al aire libre, ni diminuto ni inmenso, como de 900 butacas, un tamaño justo para un concierto de rock, rodeado de grandes árboles y una amplia vista del horizonte.

Comenzaron el concierto con Cuatro monos, Amo y Como la piedra que flota. Tocaron Celebración - Siempre hacia delante, en la versión casi ska de su segundo disco. Me gusta bastante más la versión lenta de su EP En la selva, pero estuvo bien escucharla de esta manera porque así las he escuchado en directo de las dos maneras. También me agradó mucho que interpretaran como homenaje una versión del fabuloso tema Niño futuro de Rafael Berrio que tan tristemente nos dejó el pasado 2020. Tuvo que utilizar una amplia chuleta para la letra, a pesar de que Abraham Boba tiene de por sí una memoria que ya quisiera yo. El concierto fue algo más corto que el del Marenostrum, pero los vi muy sueltos esa noche. Creo que el otro concierto los pilló con más ganas. 

Estuvieron acompañados como teloneros de María de Juan, una cantante granadina que la verdad es que por estilo musical les pegaba mucho de inicio. Ella misma, durante el concierto, se confesó fan de León Benavente, incluso mostró un tatuaje que tiene con un tema de la banda. No pude verlo porque aunque mantengo aún buena vista, no da para tanto. El título Ser Brigada es la canción que tiene como tatuaje. Tocó una curiosa y atrevida versión de Cucurrucucú Paloma que me gustó, que me hizo recordar a una estupenda versión que escuché no hace tanto por Gaby Moreno en La CocheraEstuvo muy bien, la verdad.

viernes, 6 de agosto de 2021

Visitando la Estupa

Uno va dejando las cosas para después y nunca encuentra el momento de convertir ese después en un ahora. Esto es lo que nos ha ido pasando con la Estupa de Benalmádena. Está ahí, casi todos los días la vemos, presidiendo su rincón a media montaña con su luminoso dorado. A tan sólo 8 km, pero tan lejos. Nunca encontrar el momento de subir, de acercarnos y detenernos, y entrar.  Siempre vamos de paso. ¿Hay tantos budistas por aquí? ¿si es así por qué no conozco ninguno? ¿o los conozco y no sé que son budistas? ¿son las estupas templos funerarios? ¿contiene reliquias en su interior? 

Finalmente encontramos un hueco inesperado. Estábamos todos en el coche, teníamos que hacer tiempo y se me ocurrió, así que propuse: ¿vamos por fin a visitar la Estupa? No todos estaban de acuerdo, no crean, pero aún así nos acercamos a visitarla. Recuerdo levemente que cuando la inauguraron allá por el relativamente lejano 2003, pensé a ver si un día de estos me acerco a visitarla. Casi dos décadas después se llevó a cabo ese pensamiento. El tiempo pasa más rápido cada día o esa es al menos la percepción que yo tengo. En cuanto te pones a pensar un poco hacia atrás, a tirar de fechas, a recordar algo que a uno le parecía cercano, que no hacía tanto, en cuanto lo compruebas, descubres con dolor que lo que uno pensaba que eran unos pocos años ya suman más de una década, y que cuando uno piensa que fue hace alrededor de una década, es muy probable que fueran dos. El tiempo vuela y además lo hace ligerito.

¡Resulta que la Estupa de Benalmádena es la más grande de occidente! Por lo visto es de las estupas tibetanas, la que simboliza la iluminación del Buda. Supuestamente debe ser un lugar de meditación, pero no había nadie meditando cuando accedimos. En su interior hay un amplio y único salón de meditación y tiene adornos típicos budistas, incluso varias representaciones de Buda, entre ellas uno de un gran Buda dorado, pero lo mejor a mi juicio es el exterior. Las vistas que hay desde allí y la también la planta imponente de la Estupa en el lugar.