
No tengo ninguna fecha límite en las entradas, ni horario, ni tema preestablecido. Las escribo como y cuando me apetece. Cualquier cosa que se me ocurra, vale. Los límites que existen son los que yo mismo me impongo -no me gusta meterme en política-. Y prefiero las entradas divertidas que las tristes (para tristeza ya se ocupa la realidad). Un chiste ingenioso siempre es bienvenido, una ocurrencia original y perspicaz tiene las puertas abiertas de par en par. Me gusta compartir los libros que leo, algunas películas que me enamoraron o las canciones que llenan mis oídos, algunos cuadros que me cautivaron, cervezas que he probado y en general cosas que hacen que la vida valga más la pena. Mis válvulas de escape.
Ya ven que no es nada ambicioso ni pretencioso, tan sólo, si acaso, una pizca desordenado.
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