martes, 29 de abril de 2014

Antología poética - Eliseo Diego

Eliseo Diego tenía una poesía enraizada en lo cotidiano. Amante de las pequeñas cosas y de los paseos diarios, el poeta cubano desplegaba su sencillez en pequeños versos, donde su amor por lo cercano y natural asomaba por la ventada de sus poemas. Creo que no inventaría mucho si imagino que Eliseo Diego debía ser un hombre apacible y familiar, al menos ese es el carácter que me he ido leyendo entre sus verbos. 

Hay entre las páginas de este libro frases contundentes y absolutas, casi existenciales (Leer es como vivir: corre uno el peligro de llegar al fin y no enterarse) pero sin embargo podría decirse que su poesía está anclada en la realidad sin disfraces: en una casa abandonada, en los andares de un niño, o el nombre de las cosas. Pero sus poemas, sus versos, sus palabras, en definitiva, dibujan bastante bien cuando hablan de sinceridades pero, además, saben sonreír con soltura cuando se trata de excentricidades. No sé si me explico.

Quizás unos ejemplos expliquen adecuadamente todo lo que yo no.

Fantasmagorías

Desde muy joven -lo confieso- me han gustado los fantasmas.
Me apasionaban las historias de sus desventuras.

Hoy - lo confieso-, aproximándose la hora de convertirme en uno,
ya no me gustan tanto.


La página en blanco

Me da terror este papel en blanco
tendido frente a mí como el vacío
por el que iré bajando línea a línea
descolgándome a pulso pozo adentro
sin saber dónde voy ni cómo subo
trepando atrás palabra tras palabra
que apenas sé qué son sino son sólo
fragmentos de mí mismo mal atados
para bajar a tientas por la sima
que es el papel en blanco de aquí afuera
poco a poco tornándose otra cosa
mientras más crece la presencia oscura
de estas líneas si frágiles tan mías
que robándole el ser en mí lo vuelven
y la transformación en acabándose
no es ya el papel ni yo el que he sido.

     Eliseo Diego

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