Una de las ventajas de ir a destiempo es que tienes cierta perspectiva a la hora de tomar decisiones, y cuando decides sobre algún asunto, esa cierta perspectiva, normalmente, te permite acertar más en las elecciones.
Cuando mi santa y yo decidimos, hace cosa de un mes, comenzar a ver la serie norteamericana Mad Men, estábamos apostando sobre seguro. Mad Men se estrenó en norteamérica en 2007 y hasta la fecha había ganado multitud de premios, entre ellos todos los más prestigiosos que una serie televisiva puede lograr. Por poner un ejemplo, ganó el Emmy a mejor serie dramática cuatro años consecutivos con sus cuatro primeras temporadas.
Ayer en casa, casi siete años a destiempo, con las luces apagadas y con una copa de whisky scotch de doce años con hielo abundante en la mano -gracias a la gratitud de mi hermano que me lo regaló- terminamos de ver el último capítulo de la primera temporada y desde hace unos días ya tengo lista la segunda temporada esperando su momento. Ahora mismo creo que están programando en Canal + la séptima temporada, y aunque no creo que alcancemos a ponernos al día -no nos sobra tanto tiempo-, sí creo que la veremos algún día.
Supongo que muchos de ustedes ya la han visto, y que todo lo que les cuento no es más que una más de mis habituales tonterías, pero bueno, si la han visto les doy mi enhorabuena, pero si no la han visto, ya saben, vayan pensando en introducirse en los 60 americanos. No se arrepentirán.
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