martes, 3 de diciembre de 2013

Colores

Los hombres y las mujeres nos diferenciamos en muchas cosas. Unas son muy evidentes y otras no tanto. Sobre los gustos mejor ni comentamos, y sobre la obsesión por la higiene y la limpieza directamente es mejor mirar para otro lado y hacerse el tonto. Pero de entre la completísima serie de diferencias entre los hombres y las mujeres existe una que aunque no es una de las más relevantes diferencias sí es evidente y cae por su propio peso: la manera peculiar que tienen las mujeres de entender los colores.

En el aspecto relacionado con los colores, hay que reconocer que somos totalmente distintos. Yo por ejemplo cuando voy a comprar ropa, busco algo que me guste, que me quede bien y que el precio sea asequible para mi bolsillo, sin más, aunque también es cierto que a veces puede que me incline más hacia algún color que hacia otro, dependiendo de lo que esté buscando, pero tampoco es algo que me obsesione. Sin embargo, las mujeres tienen su propio código. Ellas salen a buscar una prenda y muchas veces lo más importante de todo es el color, pues hay que tener en cuenta que tiene que quedar bien conjuntado con otra prenda de tal o cual color, y esa necesidad -supongo- les obliga a definir lo que están buscando de una manera más precisa. Más exacta. A afinar con los colores.

Hoy, por ejemplo, sin ir más lejos, fui a comprar un jersey azul que mi señora me había pedido que le comprara, de manera que entré en la tienda y fui a por el jersey, busqué la talla, la encontré y me dirigí a la caja a pagarlo. Cuando puse el jersey sobre la caja la dependienta me dice que ese jersey azul Prusia era muy mono, que a ella también le gustaba. Yo, enarqué la ceja, y pagué lo que me dijo, y le dije que sí, que a mí me gustaba, pero no para mí. La dependienta sonrió y añadió que ya lo suponía. Pagué y salí de la tienda en dirección al coche, en mi mano derecha sostenía una bolsa con un jersey azul de Prusia y asumiendo este nuevo color que acababa de descubrir caí en la cuenta de que yo no llevaba unas botas negras, no, seguramente llevaría unas botas de negro Congo, y me estaba dirigiendo hacia mi coche color berenjena de neumáticos negro asfalto y entré en él. Y minutos más tarde conducía de vuelta a casa preguntándome si no sería tal vez más apropiado afirmar que mis botas eran de negro Zanzíbar. No sé, no sé...

Ganas de complicarse.


1 comentario:

David dijo...

estoy totalmente de acuerdo contigo... en todo...

Un abrazo