Nuestro último día en Galicia lo íbamos a pasar visitando La Coruña. Desde Santiago de Compostela a La Coruña hay aproximadamente por carretera unos 75 km, lo que significó una hora aproximada, mientras sales, llegas y aparcas.
Teníamos reservada una visita con guía turístico que se iniciaba a las 11:00 en el Obelisco cerca de los Jardínes de Méndez Núñez. Llegamos unos minutos antes y el guía comenzó, como suele ser habitual, con una introducción histórica de la ciudad y sus monumentos principales. Seguidamente comenzamos el itinerario a pie por el centro de La Coruña.
A poco metros del Obelisco está el edificio del Banco Pastor, que durante algunos años de principios del siglo XX, fue el edificio más alto de España, cruzamos la avenida en dirección a los jardines de Mendez Núñez y visitamos una peculiar estatua dedicada a John Lennon, pasamos junto al Teatro Colón, el Casino y el enorme monumento a Curros Enríquez. A pocos pasos está el Puerto deportivo de La Coruña, desde donde se disfruta de una de las vistas más representativas y bellas de la ciudad. Impresiona contemplar todos los edificios con sus fachadas completa de ventanales, aprovechando cada mínima posibilidad de luz, con las cristaleras de palillería blanca sobre soportales de piedra abrazando la curva de la Avenida de la Marina.
Después de retratarnos digitalmente con los móviles desde casi todos los ángulos posibles continuamos la visita junto al Teatro Rosalía de Castro, camino de la Plaza de María Pita, donde está el Ayuntamiento, un edificio modernista de principio del s. XX, con tres amplias cúpulas con fachada sobre soportales, verdaderamente un edificio sobresaliente. Nos dijeron que si pudiéramos era recomendable visitar su interior, pero que no estaba incluida en esa visita -¡otra vez será!-.
En la misma Plaza hay un formidable monumento a la figura de María Pita en el que se representa a la heroína con la lanza con la que vengó la muerte de su marido, que yace junto a ella. La historia es larga y está bien documentada. María Pita es figura ilustre en la historia de España, en el desafortunado sino de La Armada Invencible -no tan invencible- y especialmente en la contraarmada dirigida por Francis Drake, cuyo hermano fue al que apioló María Pita.
Continuamos hacia la Iglesia de Santiago, que es una de las más bonitas que he visto en mi vida. Menuda y coqueta, de hechuras románicas, de planta clásica con la imagen de Santiago Matamoros a caballo. Preciosa.
Llegamos al Jardín romántico de San Carlos, desde donde disfrutamos de unas maravillosas vistas de la ciudad y del Castillo de San Antón. En el jardín de San Carlos está la tumba de John Moore.
Regresamos hacia el centro dando una pequeña vuelta para pasar por una preciosa plaza frente a la Iglesia de Santo Domingo, y junto a ella el Convento de Santa Bárbara de las Clarisas Descalzas, donde no pudimos entretenernos a comprar una de las pastitas que nos recomendaron porque no disponíamos de mucho tiempo, giramos junto a la Colegiata de Santa María del Campo, también románica, y también preciosa. Muy cercar de allí está lo que la guía denominó como el punto Instagram de la ciudad, que es un lugar desde donde hay una excelentes vistas a las tres cúpulas del Ayuntamiento.
Bajamos toda la calle hasta llegar al Mercado de San Agustín y a la Plaza del Humor, y desde allí a la Iglesia de San Nicolás y desde allí continuamos cuesta abajo hacia la Playa del Orzán, desde donde se veía perfectamente el Estadio de Riazor. Ahí acabó nuestra visita guiada. Acabamos muy contentos.
Decidimos ir a perdernos por las calles del centro en busca de un lugar donde poder despedirnos de Galicia con unas zamburiñas, pulpo a la gallega y, en mi caso, una Estrella Galicia. Y lo conseguimos. Y de postre Tarta de Santiago. Antes de abandonar La Coruña nos acercamos a ver la Torre de Hércules, farola, y milenario símbolo de la ciudad. Como el cielo estaba completamente despejado, pudimos contemplar la profundidad imposible del mar. Nos despedimos allí de La Coruña, ¿qué mejor lugar? y nos montamos en el coche en dirección a Santiago, desde donde cogeríamos el avión que nos traería de vuelta a casa. Un viaje inolvidable, donde descubrimos muchos lugares juntos pero sobre todo donde vivimos experiencias y ciudades que dejaron un poco de ellas en nuestros corazones viajeros.