No soy el típico lector que se lee lo primero que le echan a los ojos, quiero decir que no me suelo lanzar sobre un libro por el simple hecho de ser una novedad, o por poseer una bonita portada o por su sugerente sinopsis, aunque evidentemente todo cuenta. Suelo guiarme más por recomendaciones y opiniones de personas que yo considere fiables. Teniendo en cuenta que cada persona es un mundo casi en cualquier cuestión, pero sobretodo cuando hablamos de gustos literarios. De manera que suelo dedicar un buen rato para seleccionar lo que más adelante pretendo leer. Cuando voy terminando un libro ya voy barajando en la mente cuál será el siguiente libro que voy a leer y ese tiempo dedicado a la elección es en sí un placer, uno de tantos que rodean la lectura de un libro. Otra cosa distinta y casi inevitable para mí es que luego las elecciones se tuercen y uno termina leyendo lo imprevisto...
Acababa de leerme La oscuridad exterior y tenía en mente leer un libro de cuentos, por lo que tenía pensado leer otro libro de cuentos de Raymond Carver, ya que el primero que leí, Principiantes, me encantó. Me hice con uno hace unos meses y lo tenía apartado, bien visible en la estantería. Ya lo había decidido. Iba a ser el próximo.
Pero ocurrió que fui a la biblioteca a devolver el libro de poemas de Blas de Otero y así como algunos libros que tenían mis hijos y también para traerme para ellos otros en su lugar. Entonces en la zona de novedades vi Intemperie de Jesús Carrasco, con su blanquecina portada. Había oído hablar del libro bastante. Sabía que había ocupando los primeros lugares de las listas de los mejores libros del 2013, incluso creía recordar que la Asociación de Libreros de Madrid lo había elegido como el mejor libro del curso pasado, y también que en la sección de cultura de El País aparecía como uno de las mejores novelas del año. Eran demasiadas luces flasheando como para saltarse el stop. No me lo pensé dos veces y me lo traje para casa.
Desde las primeras páginas quedé atrapado. Una historia tremenda y conmovedora, incluso cruel, que cuenta una historia brutal. Una novela que presenta a sus personajes desnudos y desgarrados y que narra la sucia y arenosa huida de un niño, la huida de un doloroso e inquietante pasado. Una novela escrita con pausa y nervio, donde no sobra ni media palabra. Un libro de esos que seguro pasará a visitar mi escuálida memoria de vez en cuando. O quizás más que de vez en cuando.
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