Al salir del museo cruzamos desde la Alameda Recalde, donde estaba situada la cafetería, hacia la Iglesia de San José, pero justo en la esquina anterior nos detuvimos delante de la fachada estilo modernista de la Casa Montero, conocida en Bilbao como la Casa Gaudí, por la similitud con el peculiar estilo del arquitecto catalán. Al fondo de la calle Iparraguirre se veía la extraordinaria vista de Puppy, la gigantesca escultura floral en forma de perro. En Bilbao se suele decir que lo verdaderamente importante del Guggenheim es el perro, que el museo es su caseta. Rodeamos el Guggenheim antes de entrar porque todo indicaba que iba a llover y entonces sí que nos tendríamos que parapetar dentro del museo. Contemplamos las otras dos esculturas exteriores al museo: Mamá, una enorme araña de acero de diez metros de altura y El gran árbol y el ojo, un deslumbrante escultura de acero inoxidable, que parece un arroyo vertical de burbujas.
Abandonamos aquellas calles tan concurridas y nos apartamos a lugares más tranquilos, menos ajetreados cruzando por la Plaza Campuzano hacia el Museo de Bellas Artes de Bilbao, que presentaba una magnífica exposición temporal de Anselmo Guinea que me encantó. Luego, en la exposición permanente disfrutamos de un buen número de cuadros maravillosos, de los que destacaré un retrato de Miguel de Unamuno realizado por Sorolla, un par de retratos de Raimundo Madrazo, algún que otro Zuloaga y un precioso paisaje nublado de Carlos de Haes. También admiré con gran agrado las esculturas de Quintín de la Torre repartidas por las diferentes salas. Un museo maravilloso y una visita muy recomendable.
Visitamos la Catedral de Santiago y nos situamos justo en frente para ver los distintos pasos de procesiones de la Semana Santa. Estuvimos en tan privilegiada situación hasta que nuestros pies pidieron descanso y nos dirigimos a la Plaza Nueva, donde por segunda noche visitamos un par de locales para saborear sus pinchos. Fuimos al Gure Toki, donde probamos por primera vez las guindillas fritas y después recaímos en Víctor Montes, donde volví a abusar del txangurro y es que por muy Semana Santa que fuese yo soy un pecador. Después volvimos al hotel donde por fin pudimos descansar y yo terminé de ver el emocionante partido del Athletic de Bilbao contra el Schalke 04.
1 comentario:
Veo que os ha dado tiempo a disfrutar de dos ciudades que a mí me encantan y ya he recorrido varias veces, como son Bilbao y san Sebastián. me alegro, se trata de conocer nuevos lugares, conocer nuevos hábitos, costumbres y descubrir que la geografía española es variada y rica.
Agur!
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