En este bello libro de apenas cien páginas se recogen tres ensayos, o escritos que Melville utilizó en su época de conferenciante. Todos ellos los leyó en público más de una vez, por lo que son textos a los que Melville tendría cierta simpatía y que habría revisado suficientemente.
El primero y más breve se titula Viajar, y es una muy escueta exposición de la predisposición que según Melville ha de reunir cualquier persona antes de iniciar un viaje, así como algunos curiosos consejos de espíritu para realizar un viaje, o alguna que otra anécdota suya en sus múltiples viajes.
Los Mares del Sur es de los tres textos,el más extenso y en él, Melville, da unas primeras pinceladas sobre la historia de Los Mares del Sur, así como comparte experiencias personales adquiridas durante sus años de navegación por las cristalinas aguas de los Mares del Sur.
El tercero y último de los ensayos se titula Estatuas de Roma, si bien el título más apropiado bien pudiera ser Estatuas romanas, aunque quién soy yo para decir qué es más o menos apropiado sobre un texto del extraordinario autor de Moby Dick. En este curioso texto Melville se sitúa delante de las más reconocidas e importantes estatuas romanas y nos hace partícipes de sus opiniones, su particular visión, sus conocimientos históricos y sobre todo por su altísima admiración hacia las esculturas romanas.
El primero y más breve se titula Viajar, y es una muy escueta exposición de la predisposición que según Melville ha de reunir cualquier persona antes de iniciar un viaje, así como algunos curiosos consejos de espíritu para realizar un viaje, o alguna que otra anécdota suya en sus múltiples viajes.
Los Mares del Sur es de los tres textos,el más extenso y en él, Melville, da unas primeras pinceladas sobre la historia de Los Mares del Sur, así como comparte experiencias personales adquiridas durante sus años de navegación por las cristalinas aguas de los Mares del Sur.
El tercero y último de los ensayos se titula Estatuas de Roma, si bien el título más apropiado bien pudiera ser Estatuas romanas, aunque quién soy yo para decir qué es más o menos apropiado sobre un texto del extraordinario autor de Moby Dick. En este curioso texto Melville se sitúa delante de las más reconocidas e importantes estatuas romanas y nos hace partícipes de sus opiniones, su particular visión, sus conocimientos históricos y sobre todo por su altísima admiración hacia las esculturas romanas.
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