Tenía ante mí una tarde completa sin ningún tipo de obligación, con el horario despejado a mis livianos quehaceres y, sin ningún motivo y sin venir a cuento, se me antojó tomarme un tinto de verano, pero no uno de los que se sirven en vaso, si no uno de esos que se sirven impresos en un libro. Un tinto de verano de Elvira Lindo.
Por casa andaba desde hace algún tiempo esperando su refrescante momento el segundo volumen de Tinto de verano, El mundo es un pañuelo, los artículos reunidos que Elvira Lindo publicó en 2002 en El País Aguilar.
En el prólogo Elvira aclara que en realidad no los considera artículos, sino más bien pequeños relatos contados en primera persona por un personaje que se parece a ella, pero que no es ella.
Yo, la verdad, he disfrutado mucho leyéndolos y lo he pasado en grande con las historias y anécdotas que cuenta. Algunas verdaderamente hilarantes.
Tal vez -supongo- tendría que haber iniciado leyendo sus pequeñas historias en el primer volumen, pero cuando me lo compré en el rastro, era éste el que estaba y éste me compré. Quizá me haga con la primera parte un día de estos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario