martes, 15 de julio de 2014

Alemania

Acabó el mundial y ganó Alemania. A mi juicio justo ganador y por varios motivos. El primero, y más filosófico -sí, el fútbol y la filosofía pueden, en ocasiones, darse la mano- es que Alemania fue el equipo cuyo sistema de juego, y forma de entender el fútbol, apostó más severamente, desde el inicio, por ganar los partidos. Entendiendo ir a ganar el partido en no basar un estilo de juego en destruir y esperar el fallo o error del adversario (que también es válido, ¿eh?), si no en ir trazando jugadas de manera que el otro equipo no pueda evitar el gol. Algo así como intentar construir el juego, con el objetivo de la victoria, por méritos propios más que por deméritos ajenos.

En segundo lugar porque tenía un plantillón. Desde el once titular hasta los recambios del banquillo (André Schürrle o Mario Götze, por ejemplo), y sin contar con algún jugadorazo que se quedó fuera por lesión (MarcoReus). ¡Hasta el portero suplente me parece un porterazo (Weidenfeller -el portero del Borussia Dortmund)!.

En tercer lugar, -y tal vez debería ser el primero- Alemania, por la razón que sea, o justamente debido a las anteriores, ha sido el equipo que ha realizado mejor juego, y debido a ello, que no siempre es así, ha obtenido mejores resultados, entre otros el histórico e hiriente 1-7 a Brasil, que se recordará durante mucho tiempo, y sin olvidar el 4-0 a Portugal. En total ha anotado 18 goles en 7 partidos, lo que produce una más que aceptable media para un Mundial de Fútbol.

Particularmente añadiré que también me agrada que ganara el mundial un equipo que llegó a la final sin tener que superar ninguna tanda de penaltis, aunque estuvo cerca contra Argelia, frente a la que anotó dos goles en la prórroga.

En definitiva Alemania se ha llevado el Mundial y a mí me parece justo. Glückwunsch!


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