viernes, 24 de enero de 2014

Una Bitburger

Ya les he contado que recientemente he estado de viaje por Alemania y también un rato por Holanda, y claro, uno de los principales atractivos cuando viajo por Centro Europa es su gastronomía, y particularmente sus cervezas, sobre las que pongo especial atención. Probé bastantes cervezas -no me voy a quejar- aunque no tantas como hubiese deseado, pero el caso es que en este viaje me tocaba conducir y como decía Stevie Wonder, "si bebez no conduzcaz". Y yo que siempre intento ser muy obediente con las normativas referentes al tráfico, no probé una sola gota de alcohol cuando me tocaba agarrar un volante, pero eso sí, una vez que aparcaba el coche y sabía que ya no lo iba a volver a conducir hasta la mañana siguiente, en ese justo momento, se abría la veda de la caza cervecera.

La primera cerveza que caté, que ahora recuerde, fue una Bitburger, que resultó ser una pilsner muy suave y fresca, con una abundante y densa espuma, que entraba como el agua en un día de calor sofocante. No les puedo contar mucho más sobre ella porque me duró poco. Sólo sé que pareció una cerveza estupenda para acompañar a unas patatas con mayonesa. ¡Qué buenos recuerdos me trae esa cerveza!
 

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