Recuerdo que cuando comenzó esta tontería de las cifras psicológicas, de esas que parece que no pero que sí, las modas de las estrategias de mercado -de marketing que dirían los snobs- y todo esto, resultaba hasta gracioso o por lo menos ocurrente. Pero sinceramente les digo una cosa: ¡estoy hasta la cebolleta de los precios psicológicos! Que si 24,45 , que si 9,90. ¡Coño, llamemos a los números por su valor! ¡No parece que los números redondos dan grima! Ayer fui al cine y me resultó extraño cuando la taquillera me dijo que las entradas costaban siete euros. Tan acostumbrado estoy a los precios "quieroynopuedo", que cuando uno se encuentra con un número redondo, de esos que uno aprende desde chiquitín, llega hasta sonar raro.
viernes, 9 de marzo de 2012
Números redondos
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