domingo, 11 de septiembre de 2022

Andalucía BIG Festival 2022 - Jueves

La vida te da sorpresas. Muchas de ellas malas, la verdad, pero alguna vez algo bueno cae. La sorpresa del año para mí, musicalmente hablando, es que de repente, en apenas una semana de separación teníamos en la Costa del Sol dos festivales. Uno en la Cala de Mijas, llamado Cala Mijas Festival al que asistí y he contado mi día a día en las entradas anteriores y casi sin descanso, el fin de semana siguiente, el BIG Andalucía, que se celebraba en Málaga, en lo que viene a ser el habitual recinto ferial de Málaga.

Me hubiera venido mejor que las fechas de los dos festivales estuviesen algo más separadas, o al menos no tan seguidas, por varias razones. En primer lugar, para recuperarme físicamente del primero antes del segundo, porque estos festivales, de la forma en que yo me los tomo, requieren esfuerzos físicos, y ya voy teniendo una edad y si se asiste como yo hice, que pasé muchas horas delante de los escenarios, de pie, a pleno sol de la Costa del Sol, pues claro, te pasa factura. 

A este festival fuimos tres. Iker, Francisco y yo. Hicimos casi todo el festival juntos, salvo pequeñas excepciones. La primera banda que vimos nada más entrar fueron la band británica de Hull, Life, que la verdad es que estuvieron muy bien y eso que el horario no ayudaba porque eran las 17:30 de la tarde. Me gustó mucho su descaro y frescura. La bajista, Lydia Palmeira, despliega un rollo muy estimulante. Se la ve que disfruta y eso te contagia. El cantante, Mez bajó al final del concierto al foso a saludar y dar las gracias a los que estábamos en las primeras filas. Un detalle. 

La siguiente actuación que fuimos a ver eran Kurt Vile & The Violators que destila una especie de country rock de granjero americano tan agradable como repetitivo, pero que no perezca como algo despectivo, al contrario.  Tiene unos ritmos pegadizos que cuesta soltarlos y que mantienen una fluida dejadez en la que uno queda atrapado. Estuvo muy bien para ir entrando en acción durante la primera cerveza. El sonido, he de confesar, que era también sorprendentemente bueno, y yo iba con un poco de recelo a este tipo de festivales primerizos, por aquello de pagar el pato de la novatada, pero no, me equivocaba. Mis dieses en casi todas las actuaciones.

Cambiamos de escenario para ver a la banda londinense Wolf Alice. En el tercer concierto de este festival ya habíamos visitado los tres escenarios de que disponía, algo que no ocurrió en el Cala Mijas Fest hasta la tercera jornada, aquí coincidió que ocurrió en los tres primeros conciertos.

Ellie Rowsell, la cantante de Wolf Alice, se presentó tremendamente sexy sobre el escenario y con afinación espectacular, porque me pareció que cantaba mejor en directo que en los discos. Safe from heartbreak (if you never fall in love) me parece una de las baladas más tiernas y acertadas que se han hecho últimamente. Y la cantó de maravilla. No sé si porque suenan más sucios en directo, pero me gustaron más en directo que en discos, aunque el bajista parecía que estaba en una discoteca más que tocando un instrumento. Se me hizo cansino, pero bueno, cada uno expresa la música como sabe o puede.

La siguiente actuación era la de la esperadísima Stereophonics. Que supuso el primer solape que me fastidió bien. Porque en otro escenario estaría tocando Lucy Dacus, que tenía ganas de ver, y aunque es posible que sea más complicado encontrarme con ella en un escenario, tuve que elegir. C'est La Vie.  Con semejante temazo comenzaron Stereophonics el concierto. Kelly Jones toca la guitarra de maravilla y a mí personalmente me gusta mucho su forma de cantar. Tienen un directo estupendo. Se les nota que es una banda con ruedas gastadas de hacer giras. He estado muchas veces con muchas ganas de verlos pero no había podido ser. ¡Por fin pude y ya estoy loco por volver a verlos!

Casi sin tiempo de nada, nos giramos, recorrimos unos pocos metros y enganchamos a ver a Biffy Clyro (mi segunda vez). Los vi algo más contenidos que en mi anterior concierto en el Mad Cool de 2016. ¡Cómo pasa el tiempo! Aún así, siguen teniendo sus temazos y en directo son cañones.

Me sorprendió de manera agradable que muchísima gente conocía las canciones. Yo mantenía la idea -ahora veo que errónea- de que la banda escocesa eran una banda de minorías. Me alegro de estar equivocado y mucho, porque se lo merecen y porque hacen una música que creo que aunque no es para todos los públicos sí que podrían llegar a más gente. Por lo que se ve, lo están haciendo.

Los siguientes que aparecerían en el escenario eran Franz Ferdinand, que creo que era la tercera vez que los veía, y se me solapaban con Morgan, que los había visto recientemente teloneando a Fito y los Fitipaldis. Y me parecía que Morgan eran más una banda para ver en sala y Franz Ferdinand más para festival.

Creo que de los tres conciertos que les he visto, éste fue el que más me gustó. La verdad es que tienen temas muy buenos. Take me out, Ulysses o This Fire siempre entran bien. Hay que añadir que traían un show muy bien apoyado audiovisualmente, que aunque no es algo necesario a veces, si se hace bien, con clase, es algo que suma.

Es posible que de esta primera jornada el concierto que más ganas tenía de ver eran Suede. Siempre fui un enamorado de sus discos. He pasado horas y horas escuchando sus álbumes. Aunque en 2008 tuve la suerte de ver a Brett Anderson en un concierto acústico en el Teatro Cervantes de Málaga, que mantengo inolvidable en mi memoria, y aunque interpretó muchas canciones de Suede, entre ellas The Asphalt World -unas de mis favoritas-, no es lo mismo. Ver la banda en formato eléctrico y aunque no al completo (Bernard Butler ya no está) me devolvió parte de mi adolescencia, aunque sólo fuese durante unos instantes. 

Los últimos discos de Suede me han gustado mucho, incluso más que algunos de los anteriores, que si bien no tienen la frescura de los inicios, tienen el aire del saber hacer. Tides me encanta. Conseguimos ponernos bien cerca y lo cierto es que se me pasó volando.

Para acabar tocaban en dos escenarios a la vez C. Tangana y Viva Belgrado. Así que vi el inicio del primero y fui a coger sitio para Viva Belgrado, que sonaron a un volumen por encima de lo necesario. O eso me pareció.

La primera jornada del festival era la que más bandas que me gustaban reunía. Ni siquiera tuvimos descanso para cenar algo. El ambiente fue fabuloso y todo estaba bastante bien organizado. Recuerdo que tuve que hacer algo de cola en los baños mientras en el otro festival no, y exactamente igual pasaba en las barras, pero todo con césped artificial era una gozada. La cercanía de los escenarios facilitaba mucho todo. Regresé muy ilusionado de la primera jornada, aunque algo agotado.


No hay comentarios: