La segunda temporada de Homeland ha sido el anzuelo definitivo para que mi santa y yo seamos ya unos adictos a la serie. Comenzamos a ver la primera temporada recomendados por unos amigos, y bueno, la terminamos y nos gustó, pero decidimos dejar pasar un tiempo entre una temporada y otra, viendo otra serie, para facilitar la distinción de las distintas temporadas.
Así que vimos The honourable woman, que ya comenté en este mismo blog, y seguidamente regresamos a Homeland. Ahora seguramente haremos los mismo otra vez. Saltaremos a otra serie para dar un poco de tiempo entre temporadas, aunque en realidad ahora mismo, de hecho, ya estamos viendo ya otra serie, Jane the Virgin, que estamos viendo en directo y sólo un capítulo a la semana, que nos sabe a poco.
La segunda temporada de Homeland (que hemos visto en versión original), tiene un tempo, un pulso, un ritmo, o lo que quiera que sea, extraordinario. Cada capítulo te da un buen puñado de respuestas, aunque también otro buen puñado de interrogantes. Tanto las interrogantes como las respuestas son, en la mayoría de los casos, inesperadas pero totalmente válidas, y te hacen vibrar en el asiento por las posibilidades que nuevamente te abren. Los guiones, capítulo a capítulo, son absolutamente maravillosos. Un verdadero estímulo para las neuronas.
Hasta donde sé existen cuatro temporadas de 12 capítulos cada una y para el próximo otoño se espera la quinta. Si no ocurre nada, los más seguro es para el inicio de la quinta temporada ya estemos al día, y podamos ver un capítulo semanal de Homeland, aunque esto es hacer demasiadas concesiones al futuro. Vayamos paso a paso, o mejor dicho, capítulo a capítulo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario