lunes, 8 de septiembre de 2014

El Aleph - Jorge Luis Borges

Cada vez que he terminado de leer un libro de Borges, al cerrar la última página, siempre he necesitado un tiempo de respiro antes de volver a cualquier cosa que tuviera que hacer seguidamente. La prosa del autor argentino es tan absorbente y envolvente que parece necesario dedicar un tiempo para habituarse a la realidad, tal y como los astronautas utilizan la cámara de despresurización al regresar a la nave después de un paseo espacial.

El Aleph es un libro de cuentos, quizás el libro de cuentos más conocido de todos los de Borges, y al igual que en los anteriores el autor navega entre los límites de lo imaginario y lo imposible. Los cuentos de Borges incluidos en El Aleph son en su mayoría cuentos que podrían ser reales pero que no lo son, o al menos no queda claro que lo sean. Son algo parecido a esbozos de vidas o situaciones desdibujadas de realidades posibles, algo alambicadas y tremendamente cultas, con un final laberíntico y, en algunos de los casos,  sencillamente insinuado.

Borges era un escritor admirado por su prosa, pero yo, tras leer sólo unos pocos libros, lo que realmente envidio de Borges es su erudición y su imaginación. Aunque creo -y esto lo imagino- que lo que debería envidiar a Borges son sus infinitas lecturas.

Por cierto, la magnífica y apropiada portada del libro es un detalle del cuadro de El Bosco, Los bienaventurados y los condenados. Me encanta.


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