Recuerdo haber leído alguna vez algo así como que:
La vida es un viaje al fin de nuestros días, y viajar es vivir la vida día a día.
Y bien pensado, la cita tiene más sustancia de lo que parece, porque en los días de viaje, la vida, ciertamente, parece gozar de una intensidad mayor, más cristalina y evidente. Realzada. Es como si la realidad de los días se desvistiese de cotidianidad y se nos presentara desnuda y natural. Los días de viaje -los deseados- son como regalos escogidos de días que perdurarán más en nuestra memoria, por la novedad, por nuestra atención, por lo que sea, pero esos días de viaje mantienen en el presente un eco grave y continuado de días bien aprovechados. Por eso soy de la opinión de que viajar es una buena inversión, en el sentido de que uno siente que vive la vida de una manera más intensa cuando viaja. Algo así como aprovechar los días de la vida más profundamente. No sé si me explico.
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