Si a Muñoz Molina le da por escribir en una servilleta arrugada la lista de la compra, a mí me gustaría leerla. Y es que hay quien escribe con lápiz y quien escribe con pluma, y Antonio Muñoz Molina escribe como le da la gana. Tiene esa escritura tan natural y tan llana que en ocasiones uno parece estar leyendo una historia contada por un amigo, sin embargo, al mismo tiempo, como soldada a esa naturalidad se puede advertir que la persona que lo ha escrito ha razonado esmeradamente, ha medido cada palabra, cada punto y cada coma, y que lo hace cargado de razón incluso cuando duda, pues sus dudas son más que razonables, porque algo cierto que queda tras la escritura de Muñoz Molina es que en realidad todos somos distintos pero a la vez todos somos iguales, todos ambicionamos los mismos fines, sólo que cada cual elige un camino diferente para alcanzarlo.
En este último libro, Todo lo que era sólido, el autor jienense pretende buscar causas y orígenes, gérmenes y semillas de esta crisis asfixiante que estamos viviendo. Busca el comienzo entre un amplio ramillete de experiencias propias y ajenas. Va desgranando los antecedentes, mostrándonos que todos y cada uno de nosotros lo tuvimos delante de nuestros ojos, pero casi todos, por la causa que fuese, mirábamos hacia otro lado, desentendiéndonos de lo que veíamos.
Muñoz Molina también señala a los responsables, con caras conocidas o no, indica la parte de responsabilidad que todos y cada uno de nosotros tenemos en nuestros actos, y lo más complicado en mi juicio, el autor sugiere la manera correcta de actuar. Muñoz Molina, con su mirada crítica, solicita una sociedad con unas actitudes más comprometidas y cívicas, en la que habrá que actuar con presteza y vergüenza, mostrando respeto y responsabilidad en los actos, ser tolerantes y competentes e intentar día tras día continuar haciendo lo que sabemos que hacemos bien y rectificar todo aquello que sabemos que hacemos mal. Muñoz Molina pide un esfuerzo individual por un bien colectivo, en el que -no lo olvidemos- nosotros estamos incluidos. Tomo nota.
Decía el escritor italiano Primo Levi, superviviente judío del holocausto:
En este último libro, Todo lo que era sólido, el autor jienense pretende buscar causas y orígenes, gérmenes y semillas de esta crisis asfixiante que estamos viviendo. Busca el comienzo entre un amplio ramillete de experiencias propias y ajenas. Va desgranando los antecedentes, mostrándonos que todos y cada uno de nosotros lo tuvimos delante de nuestros ojos, pero casi todos, por la causa que fuese, mirábamos hacia otro lado, desentendiéndonos de lo que veíamos.
Muñoz Molina también señala a los responsables, con caras conocidas o no, indica la parte de responsabilidad que todos y cada uno de nosotros tenemos en nuestros actos, y lo más complicado en mi juicio, el autor sugiere la manera correcta de actuar. Muñoz Molina, con su mirada crítica, solicita una sociedad con unas actitudes más comprometidas y cívicas, en la que habrá que actuar con presteza y vergüenza, mostrando respeto y responsabilidad en los actos, ser tolerantes y competentes e intentar día tras día continuar haciendo lo que sabemos que hacemos bien y rectificar todo aquello que sabemos que hacemos mal. Muñoz Molina pide un esfuerzo individual por un bien colectivo, en el que -no lo olvidemos- nosotros estamos incluidos. Tomo nota.
Decía el escritor italiano Primo Levi, superviviente judío del holocausto:
"Que algo inaudito haya sucedido, es en sí mismo la prueba de que puede volver a suceder."Pd: Este libro de ensayo debería ser obligatorio en las facultades de ciencias políticas, y no estaría mal que se enseñara en materias como Educación para la ciudadanía.
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