Cada cierto tiempo se publica una canción que cuando llega a mis oídos despierta esa curiosidad natural que cada cual tiene dentro para dejarse llevar por ella. Una bonita melodía, una letra original, un elegante quiebro de arranque, un bello rasgado de guitarra acústica, los cuidados arreglos de un piano y un chelo que acompaña meciendo la melodía tienen gran parte de la culpa. Nunca llegas a saber -ni falta que te hace- qué fue lo que te atrapó, entre otras otras cosas porque los más probable es que sea una pizca de todo, el conjunto, el global. Puede que sea suficiente comenzar con una curiosa voz bien acompañada por unos coros que endulzan susurrantes la aterciopelado melodía. Eso y el resto es lo que lo hace posible.
Cuando escuché esta canción por primera vez algo me hizo querer seguir escuchándola.
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