martes, 10 de septiembre de 2013

Concatenando lecturas

A la hora de leer, o mejor dicho, a la hora de elegir mis lecturas, me gusta seguir un orden, como una especie de protocolo autoimpuesto de lectura. Me gusta leer alternando novedades de autores en castellano con novedades de autores extranjeros (traducidos, claro -no me queda otro remedio-), pero no me gusta encadenar dos novedades consecutivas y entre medio me gusta leer algún clásico, alguno de esos libros que son referencias de la literatura, libros que después están merecidamente referenciados, lo que conocemos todos como los grandes títulos de la gran literatura mundial. Pero claro, como no todo es novela, entre medio suelo insertar lecturas más ligeras, o mejor dicho menos extensas, como son los cuentos o relatos, por eso suelo tener siempre en casa varios libros de cuentos que voy leyendo poco a poco, saltando de autores; de esta forma es posible que en ocasiones lleve empezados más de cinco o seis libros de cuentos al mismo tiempo. Pero también me gusta leer poesía, y como a menudo surgen uno de esos momentos en los que uno siente estar más predispuesto para leer poemas que otros, para esos momentos, es casi necesario tener algún libro de poemas a mano. Últimamente los poemarios de Luis García Montero son los que más manoseo. Pero no satisfecho con esta variedad también me gusta leer artículos de opinión variados, y también me gusta llevarlo a cabo saltando de unos autores a otros. Además, aparte de todo lo anterior, siento predilección por los libros de viajes, los libros biográficos de viajes son mis favoritos. Cualquier viaje en el que la incertidumbre del destino por llegar sea un misterio es una lectura maravillosa.

Luego siempre quedan huecos para seguir los blogs de algunos autores, algunas bitácoras personales, blogs de opinión, la prensa, deportiva o no, las ediciones de bolsillo para las salas de espera, un libro menudo en el coche, otro cargado en el móvil y por supuesto también en la librería del ipad, y, por si no fuese suficiente, confieso que leo los ingredientes de los alimentos y hasta los ignorados términos y condiciones de uso.

Vamos que si tuviera delante mía a David Beckham sin camiseta me quedaría leyéndolo.


Pd: Por encima aun de todo esta especie de ritual previo a la lectura, como gran norma principal, al final siempre termino leyendo lo que me viene en gana. Sin más.

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