miércoles, 28 de agosto de 2013

The model and the drifter - Jack Vettriano

No he contemplado nunca un cuadro de Jack Vettriano. Quiero decir que nunca he tenido la fortuna de ver una obra suya expuesta en ningún museo o exposición. No he disfrutado pues de la presencia de sus pinturas, ni he podido tampoco comprobar el tamaño elegido para sus lienzos, ni tampoco he podido apreciar si sus pinceladas son delicadas y sutiles o vigorosas y desordenadas. No he podido advertir si el misterio que envuelve su obras oculta algún matiz escondido en la distancia correcta. No sé si permaneciendo delante de la obra, observando detenidamente, podría reparar en algún detalle o cualidad desconocida por mí hasta ahora. No he podido, por tanto, deleitarme con ninguna de sus obras a pie de museo, pero sí he podido, en cambio, contemplar en un par de ocasiones varios catálogos de sus pinturas, así como las reproducciones de sus lienzos utilizados como portadas de publicaciones editoriales, -las dos últimas novelas de Marías Dueñas, que tanto éxito han logrado, tienen reproducciones de cuadros de Vettriano en sus portadas-, pero donde sí he podido descubrir ampliamente la obra de Jack Vettriano ha sido en Internet, la mayor sala de exposiciones del mundo.


Elegir el cuadro ha sido complicado y sencillo al mismo tiempo. Sencillo porque Vettriano posee un amplio números de obras que me encantan y complicado porque elegir una entre ellas y dejar el resto fuera era una elección difícil. Al final me he decantado por este lienzo titulado The model and the drifter, aunque, como ya digo, bien podría haber elegido cualquier otra.  He elegido este cuadro porque sintetiza varios de los temas principales de su obra.

El motivo principal de los cuadros de Vettriano, en general, son las mujeres, y me atrevería a precisar que no son sólo mujeres, sino mujeres atractivas y elegantes. En un buen número de sus cuadros la mujer es la protagonista principal, la luz esencial del lienzo. Las mujeres de Vettriano viven en un tiempo impreciso alrededor de relaciones con los hombres. Se intuye que pueden estar esperando, con pose sugerente, la aparición de un hombre en la habitación. La soledad, la cultura americana inspirada en el cine negro, la luz indirecta en sus cuadros, los espacios semivacíos, el mobiliario práctico, la intimidad, la espera, incluso los pensamientos parecen respirar en las obras de Vettriano.

En este cuadro se representa una especie de atelier del pintor, con una elegante chimenea blanca sobre fondo de pared también blanca, donde supuestamente trabaja y conserva sus pinturas el artista. Entre ellas una de sus obras más reconocida The drifter, que es el cuadro de la izquierda apoyado en el suelo contra la chimenea, en el que se representa a un hombre de espaldas vestido con camisa y chaleco, cargando con una maleta y contemplando un paisaje de litoral. En el centro, algo desplazada a la izquierda, ocultando en parte el cuadro anterior, hay una mujer con un elegante vestido negro de medio muslo y tacones altos, fumando relajadamente, sentada con las piernas cruzadas en una butaca de mimbre, posando de perfil.

El conjunto es una composición realmente bella, donde está muy cuidado cualquier detalle. Sin embargo Vettriano deja en la parte inferior derecha una plataforma blanca que puede ser una alfombra o tarima, que parece no encajar en el cuadro, pero que resalta sobre la calidez de los colores utilizados para el piso de tarima de madera. Una maravilla de obra.

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