viernes, 2 de agosto de 2013

Los montadores

Hace unos días estuvimos mi señora, los dos pequeñajos y yo en Ikea donde fuimos para comprar algo que en principio era necesario, y además, según comprobamos en las revistas de publicidad que buzonean, salía bastante económico, pero que, por decisiones equivocadas o más bien por indecisiones acumuladas, finalmente no compramos. Lo que sí compramos son los cuatro bultos de cartón de distintos tamaños que hay repartidos por el salón de casa esperándome para ser desembalados y montados. Cuatro cajas cuyo contenido probablemente nos vendrá muy bien pero que no eran exactamente, ni de cerca, lo que íbamos buscando.

Lo cierto es que cada vez que acudimos a Ikea en busca de algo, nos traemos mucho más de lo que habíamos previsto adquirir. Con suerte volvemos con lo que íbamos buscando, pero seguro que nos traemos alguna cosa de más, imprevista: que si esta lámpara de pie que vendría bien junto al sofá para leer por las noches, que si estos vasos de cervezas son lo que yo llevaba bastante tiempo buscando, que si este pelapatatas que dicen que es muy útil, que si este carrito para colocar las cosas que siempre tenemos por el suelo de la cocina, una estantería por aquí, unas cuantas perchas que nunca vienen mal, una silla de oficina que sustituya a la que tenemos que ya está bastante deteriorada, y así un sinfín de artículos inesperados que durante el trayecto de vuelta completaron hasta los topes el maletero del coche.

La gran diferencia de este año con respecto a veces anteriores es que ahora para montar todo lo que hemos comprado no estoy solo, ahora hay dos pequeñajos que sin saber bien lo que es un tornillo o una llave inglesa pretenden ellos solos montarlo todo sin escuchar consejos ni advertencias. Muy autodidactas ellos. Es graciosísimo escucharlos debatir sobre la utilidad de cada pieza, de si esta pieza será un tirador de la lámpara o aquello un cerrojo de la silla. Luego está la organización del trabajo: ahora me toca a mí sostener la pieza, cuento hasta diez y te la paso para que la sostengas tú... Menos mal que cinco minutos después de haber comenzado ya dicen que necesitan descansar porque están cansados.

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