A menudo visito galerías de arte por Internet en busca de un cuadro (una ganga) que pueda enmarcar y colgar en la pared de casa. Frecuentemente cometo el error de enamorarme de la pintura antes de comprobar el precio, y casi siempre termino maldiciendo mi mala suerte porque tengo la nefasta inclinación hacia cuadros que no me puedo permitir. Es lo que tiene tener gustos caros y pocos digitos en la cuenta.
En estas ocasiones siempre me viene a la memoria una ingeniosa frase de Groucho Marx que decía:
Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna,...
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