Desplacé mi dedo índice por la estantería de los cds buscando algo que me apeteciese escuchar en ese momento. Detuve el dedo sobre el primer disco de la banda británica Coldplay. ¡Qué buen primer álbum! -pensé-. Lo introduje en el reproductor y comencé a escuchar el álbum. Cuando llegó a la quinta canción: Yellow, sonando los primeros acordes, me eché hacia atrás en la silla del ordenador, descansé la cabeza y cerré los ojos. ¡Qué buena canción!
Hay canciones que están ahí para siempre, para darte un empujón vital cuando uno más lo necesita, incluso sin saberlo ni buscarlo.
La música solamente me hace más fuerte.
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