Supe de Luis Foronda el mismo día que lo conocí. Era el entusiasta guía de una visita turística que realicé por Úbeda el pasado mes de octubre. La visita guiada fue un regalo de mi amigo Miguel, que, tan aficionado como yo a la lectura -si no más-, y conocedor -y en parte también motivador- de mi admiración por Muñoz Molina, decidió hacer dos reservas -una para él y otra para mí- para realizar una ruta literaria por Úbeda, una ruta por la Úbeda de Muñoz Molina, o para ser exactos, una ruta por la Mágina de su obra.
Luis Foronda se presentó al iniciar el recorrido y desde sus propias palabras pudimos comprobar que era un hombre tan enamorado a la lectura como nosotros. Saber que compartes con alguien el gusto por la lectura es saber que compartes con alguien mucho más que un gusto o una inclinación. Compartes aventuras, viajes, amores y desamores, muertes, traiciones, risas, asesinatos... en definitiva, sabes que compartes una buena parte de tu vida.
La ruta fue un placer y recomiendo a todo el mundo que visite Úbeda realizarla, incluso a todos aquellos que no conocen la obra de Muñoz Molina, ya que durante el recorrido de la visita no sólo aparecen personajes o plazas que aparecen en la obra del autor, sino que además también se hace un repaso histórico muy ilustrativo de los edificios que nos vamos cruzando por el camino. En cualquier caso nunca está de más acercarse a la obra del autor de novelas como El jinete polaco, Sefarad o Plenilunio.
Al finalizar nos despedimos de Luis Foronda y su acompañante -creo que era su mujer- con un apretón de manos, y le hicimos llegar nuestra satisfacción con la visita y les deseamos los mejores deseos para el futuro.
De regreso hacia el lugar donde habíamos quedado con nuestras esposas e hijos, Miguel y yo coincidimos en que podría ser interesante escuchar algunos de los programas de radio en los que Luis Foronda participaba, y también leer alguno de aquellos cuentos radiofónicos que se presentaban en el programa de radio.
El día cinco de enero, como anticipo a los Reyes Magos, Miguel se presentó con este libro como regalo para mí. A pesar de que, en principio, no caí en la cuenta de quién era el autor, y no lo hice hasta que eché un vistazo al prólogo -¡vaya cabeza la mía!-, me hizo mucha ilusión.
Al finalizar nos despedimos de Luis Foronda y su acompañante -creo que era su mujer- con un apretón de manos, y le hicimos llegar nuestra satisfacción con la visita y les deseamos los mejores deseos para el futuro.
De regreso hacia el lugar donde habíamos quedado con nuestras esposas e hijos, Miguel y yo coincidimos en que podría ser interesante escuchar algunos de los programas de radio en los que Luis Foronda participaba, y también leer alguno de aquellos cuentos radiofónicos que se presentaban en el programa de radio.
El día cinco de enero, como anticipo a los Reyes Magos, Miguel se presentó con este libro como regalo para mí. A pesar de que, en principio, no caí en la cuenta de quién era el autor, y no lo hice hasta que eché un vistazo al prólogo -¡vaya cabeza la mía!-, me hizo mucha ilusión.
Hace unos días terminé de leerlo y no les miento si les digo que me ha encantado y que es uno de esos libros que uno sabe que, si la vida le respeta un tiempo, lo volverá a leer.
3 comentarios:
Y no has pensado escribir tú también algo??
Un abrazo
Lo he pensado, ¿quién sabe? Quizás algún día.
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