Ya anuncié vergonzosamente en este blog cuando leí Romeo y Julieta que era mi primer acercamiento a la obra de Shakespeare y que mi intención era ponerle remedio, así que mi segundo contacto con el dramaturgo inglés ha sido la famosísima tragedia de Hamlet.

Leer Hamlet ha reafirmado mi convicción de que hay que leer los clásicos, y que esto se debe hacer casi por obligación, porque una vez comenzado será un placer seguro, y porque son obras que conocemos sin conocerlas realmente, y de las que nos llegan rumores pero no realidades, y lo que es una realidad como un templo de grande es que si son clásicos lo son por algo, pero sobre todo, por su calidad. En todos los sentidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario