Hace poco menos de un año, cuando leí Novela de ajedrez, que supuso mi primer encuentro con Stefan Zweig, quedé prendado de la manera dulcemente precisa de escribir que posee el autor austriaco. Desde entonces voy leyendo todo lo que puedo de él, aunque de manera totalmente desordenada y caprichosa. Lo último suyo que ha pasado por mis manos ha sido el librito publicado por la editorial Acantilado, El amor de Erika Ewald, un libro tan apasionado, cargado de sentimientos y al mismo tiempo tan sutil como todos los anteriores.
Siempre es un placer leer a Zweig. Háganme caso y lean algo de él.
Siempre es un placer leer a Zweig. Háganme caso y lean algo de él.
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