Novela de ajedrez es una de esas pequeñas joyas -ni siquiera alcanza el centenar de páginas- por las que leer es uno de los mayores placeres de esta vida, y es que su autor: Stefan Zweig -hasta ahora totalmente desconocido para mí- demuestra conocer perfectamente su profesión y atrapa la atención del lector con maestría, con una prosa concisa y directa, sin adornos ni rodeos, pero efectiva además de atractiva. Me pareció muy acertada la comparación/explicación sobre la soledad y desde la primera hasta la última página disfruté leyendo como pocas veces lo he hecho.
Ahora, pueden imaginar, ando enormemente entusiasmado al comprobar que la prestigiosa Editorial Acantilado tiene en su catálogo un amplio abanico de posibilidades para mi próxima y ansiada adquisición.
Recomiendo a cualquiera, le guste o no le guste leer, que se haga con esta pequeña novela, casi un relato, porque es uno de los mejores anzuelos para empezar a amar la lectura. Un pequeño tesoro del que les doy el mapa y ustedes deben vivir la aventura. Háganme caso. No se arrepentirán. Lo aseguro.
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