Cada uno de nosotros almacenamos en nuestro disco duro interno imágenes, rostros, experiencias,... que han resultado relevantes a lo largo de nuestro camino en la vida. Algunos de estos archivos de materia gris están ahí, escondidos detrás de un recoveco de la memoria, y vienen a nosotros cuando menos lo esperamos, otros, en cambio, están afortunadamente a mano, tan sólo hay que llamarlos y aparecen, justo cuando lo deseamos.
Pues hoy, desde este blog, le pido a mi cada día más perjudicada capacidad de retención, que le dé un portazo en la cara a la amnesia caprichosa que a veces me domina, y guarde por siempre este maravilloso vídeo en la estantería principal de los recuerdos asiduos.
Hagan lo mismo.
El vídeo me lo mandó un amigo. Gracias
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