Hace ya poco más de un año que viajé, junto con mi señora, en plan turista por Holanda. Nuestro primer destino e inicio de nuestro recorrido por Holanda fue Rotterdam. Allí fue donde me entró, por primera vez, el gusanillo de leer el Elogio de la Locura del humanista Erasmo de Rotterdam. Allí fue, además, donde me enteré de que la beca Erasmus llevaba honoríficamente su nombre, así como el moderno puente Erasmusbrug, uno de los símbolos de la moderna ciudad.
Últimamente, viendo los capítulos de la primera temporada de Los Tudor, ha vuelto a despertar en mí ese interés por leer al filósofo holandés, amigo personal de Tomás Moro.
Elogio de la Locura es una obra irónica, fundamental para comprender el nacimiento de la reforma protestante, así como una de las obras más influyentes en la literatura actual. Publicada en latín en 1511, aunque desarrollada, según el propio Erasmo, en 1509, durante una semana de camino a caballo hacia el encuentro de su buen amigo y canciller inglés Tomás Moro, en cuya vivienda terminó de pulirla. Fue una obra tremendamente popular en su época, a la par que controvertida, que fue incluso traducida a varios idiomas en vida del autor. Es considerada por muchos como el inicio del Humanismo.
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