martes, 30 de octubre de 2012

Plenilunio - Antonio Muñoz Molina

Nos unimos unos buenos amigos con ganas de pasarlo bien, fijamos una fecha en el calendario, un lugar donde pasar las noches, dos coches, y poco más. Nos arrojamos a la carretera para llenar los ojos de horizontes, pero también -¿por qué no admitirlo?- para llenar el buche de mala manera. La excusa era pasar un fin de semana, o más bien un puente, en la localidad jienense de Baeza y una vez allí, visitar Úbeda, o Mágina, trasunto de Úbeda en las novelas de Muñoz Molina.

Pero ocurrió que antes de echarnos a la carretera para engullir paisajes, antes de llenarnos el buche de mala manera, antes aun de llenar el depósito de gasoil, mucho antes, ya estaba Mágina en los libros de Muñoz Molina. Y una vez que supe que Mágina respiraba en algunos de sus libros, decidí que quería descubrirla -me lo aconsejaron-. Así que paseé por las calles de Mágina antes de hacerlo por las de Úbeda, y también me adentré en sus parques, en su noche oscura de pasos con ecos solitarios, y lo hice en la novela Plenilunio, donde no aparece Mágina pero sí sus esquinas, sus cielos y sus iglesias, sus plazas y su  lluvia ligera. La visité detrás de la mirada de un inspector de policía que perseguía los pasos de un asesino, un animal, una bestia brutal. Paseé amargamente buscando su mirada, una mirada que arrastraba un pecado, y busqué unas manos vigorosas, asesinas, y me hallé, capítulos por medio, abrazado por una maestra de cálidas curvas y pelo corto.

En noches acompañado de Plenilunio visité Mágina, la Úbeda literaria, la Úbeda de Muñoz Molina, antes de visitar la verdadera Úbeda, y conocí sus plazas y sus esquinas y descubrí que entre las páginas de una novela se ocultan muchas cosas, pero que también se muestran muchas otras. Y antes de acabar de leer Plenilunio, antes de conocer el desenlace de la novela, antes de girar la última esquina de la ciudad literaria, me encontré en Úbeda, después de haberme llenado los ojos de horizontes y en parte también había llenado el buche, y una vez allí realicé una visita literaria sobre la ciudad de Úbeda dentro de las novelas de Muñoz Molina, es decir, de Mágina. De esta manera tan literaria visité Mágina en Úbeda, y comprendí durante el recorrido de la visita, reconociendo las plazas que había descubierto en Plenilunio, que me encontraba en Mágina estando en Úbeda. Y que aunque andaba por Úbeda, yo, personal y verdaderamente, caminaba por un trasunto, por una ciudad literaria, una ciudad repleta de personajes, y mis ojos durante la visita buscaban instintivamente, enfermos de literatura, la mirada de un animal, de una mala bestia, de un asesino, que encontré definitivamente en las últimas páginas del libro, días después de haber paseado por Úbeda, digo por Mágina, quiero decir, por un trasunto.

Les recomiendo fervorosamente doblar las esquinas de Úbeda a través de las páginas de Pleniluinio.

domingo, 28 de octubre de 2012

Con buen humor

No me busquen en la foto porque no aparezco, pero les aseguro que sólo me faltó la cerveza; bueno, en realidad me faltaron la cerveza y las ganas de cachondeo.


viernes, 26 de octubre de 2012

Mi válvula de escape

No conozco mejor purgante que la música. Si estoy triste, si necesito levantar la moral, romper con la rutina, despejarme, aislarme, incluso concentrarme, revivir en definitiva, la mejor manera que conozco, la que me funciona mejor, mi más eficaz método no es tomar helado ni ir de compras, mi mejor estrategia para hacer borrón y cuenta nueva, para superar un mal trago, una mal curva en el paseo de la vida, para intentar ver con perspectiva algo que me afecta ahora, para  distanciarme y poder pensar con la cabeza fría mientras tengo el corazón caliente. Para todo, mi mejor antídoto, mi medicina más utilizada, mi más poderoso remedio, es la música. Mi lugar de huida y recogida.

Uno de mis brebajes más utilizado es My Way de Frank Sinatra. Hoy he acudido a ella. Disfrútenla.



jueves, 25 de octubre de 2012

En el punto de mira de un tuerto

¿Cómo es eso que dicen coloquialmente que es cuando a uno parece que le han echado un mal de ojo? ¡Ah, ya! Que te ha mirado un tuerto. Pues hoy a mí no me ha mirado un tuerto, a mí me han perforado con la mirada trece tuertos con prismáticos y objetos telescópicos diversos nada más poner el pie fuera de casa.

Me explico: Imaginen que están en una rotonda, con el coche detenido, intentando arrancarlo una y otra vez sin éxito, mientras un lluvia torrencial cae sobre el coche hasta el punto de que la rotonda entera comienza a anegarse, el agua comienza a entrar al coche por todas partes, inundándolo hasta el extremo de que tienen los pies colocados sobre el embrague y el acelerador y mirándolos desde el asiento no son capaces de distinguir el color de los zapatos, un agua turbia y pesada lo cubre todo, entonces deciden subirse de rodillas sobre el asiento lo más rápido posible para intentar sacar el móvil del bolsillo de los vaqueros para buscar auxilio, pero instantáneamente se percatan amargamente de que la pantalla táctil de móvil está húmeda y que cualquier conexión con el exterior a través de él parece ser completamente imposible. No funciona el hijo de mala madre. Deciden en un ataque desgarrador de desesperación abandonar el barco. Abren la puerta del coche y se alejan, con el agua por encima de las rodillas, hasta encontrar un lugar donde poder resguardarse.

Pasados unos minutos la escena es la siguiente: ustedes se encuentran en lugar seguro, parapetados, a unos cuarenta metros del coche, mirándolo absortos e impotentes, y observan cómo el nivel del agua va subiendo paulatinamente más todavía en la rotonda, la lluvia aprieta firmemente hasta que ya no se distinguen las ruedas del coche. El coche parece estar flotando. Ustedes -en este caso yo- se llevan las manos a la cabeza, blasfemando en arameo, acordándose de la deshonrada madre que parió el demonio. Al menos -me digo- caí en la cuenta de salvar los papeles del coche, del seguro y algunas de las muchas cosas que vamos amontonando estúpidamente en la guantera.

Doce horas después de la desgraciada escena, después de presenciar el ahogamiento de mi propio coche, mientras me dirigía hacia la clase de alemán, después de haber aparcado el coche que acababa de alquilar, bajo una suave pero constante llovizna, escucho con una terrible rabia contenida cómo la pareja que me acompaña en el ascensor comenta que al final hoy no ha llovido tanto como se esperaba. Les juro que tuve que respirar muy profunda y lentamente, y  más de una vez, para serenarme.


miércoles, 24 de octubre de 2012

Málaga CF - AC Milán

El Málaga está en Champions. Es un sueño y es una realidad. Una de esas circunstancias de la vida en la que las ilusiones, los sueños improbables, se convierten milagrosamente realidad. Y es que el dinero, como está sobradamente comprobado, obra milagros. Días como el de hoy son los días que uno recordará en el futuro. Partidos que cualquier buen aficionado al fútbol no se quiere perder. Algún día, supongo, le contaré a mis hijos, ¿quién sabe si a mis nietos? que yo lo viví, que yo estuve allí, que fui partícipe. El resultado que quede después del pitido final del árbitro aumentará o disminuirá el eco de mis recuerdos, los volverá dulces o amargos, pero no dejará de ser una fecha memorable.

Es un día histórico para el club, pero también para la ciudad, y especialmente para todos los aficionados, ya sean de televisión y sofá, de radio en el coche, o de asiento en el estadio, en definitiva un día reseñable para todos los que sentimos que el fútbol es algo más que un juego. A mí particularmente el partido me produce sentimientos agridulces, porque en días como el de hoy uno se acuerda de aquellas personas que deberían estar aquí, compartiendo estos momentos, pero que, sin embargo, no están. Aunque por otro lado sí están, en nosotros. Nos cambiaron definitivamente y ahora somos distintos, distintas personas, los mismos pero diferentes. Nos cambiaron, para bien o para mal y una parte suya ahondó en nosotros y ahí se quedaron. Son ellos en nosotros. Esta ausencia me roba plenitud de sentimientos, me coarta el disfrute, la amplitud de vida, le dan ese tacto áspero a la dulce alegría de vivir. Así es la vida, o más bien, así soy yo.

En la ciudad, entre los aficionados, los que lo son mucho y los que lo son poco, entre todos, abunda el optimismo. Fluye en las conversaciones un buen rollo de sentimiento favorable, positivo, que consigue que todo el mundo barrunte una victoria. Yo no voy a ser menos y también creo que ganaremos, aunque creo que será una victoria sufrida, muy trabajada.

Conseguir la victoria sería prácticamente alcanzar la clasificación, quedaría a falta de conseguir un punto en los siguientes tres partidos. Una derrota obligaría a ganar el último partido en casa contra el Anderlecht, y a puntuar en Milán o en San Petersburgo. El empate deja las cosas más o menos como están. Lo dicho, ya sea en el sofá de casa, delante del ordenador o a pocos metros del césped, hoy toca animar al Málaga CF. ¡Aúpa Málaga!

martes, 23 de octubre de 2012

El lector de Yerma

No hace mucho, charlando con un buen amigo mío, Alex, le pregunté si había visto últimamente alguna película que pudiera recomendarme. Me gusta que las personas a las que conozco y que creo que tienen un gusto afín, o similar al mío -cinematográficamente hablando- me recomienden alguna película que hayan visto y les haya gustado. Me apuntó un par de ellas, pero poco más. Dijo que desgraciadamente se había llevado bastantes amargas decepciones con películas sobre las que tenía puestas expectativas.

La conversación tomó otros caminos y ahí quedó, pero cuando fui a la cocina para coger unos hielos para preparar unos cacharros espirituosos, me quedé pensando que tampoco era mala idea que me dijese aquellas que no le habían gustando nada, porque quizás fuese mejor idea tener una lista de películas a evitar que una para ver. Lo cierto es que me dijo varias entre las que se encontraban películas que yo también tenía intención de ver.

Tomamos asiento cómodamente en el sofá para disponernos a ver la película Mi semana con Marilyn. Las luces apagadas, la copa en la mano, preparados mientras esperábamos que volviera mi mujer, que había ido a comprobar que los niños ya estaban en el séptimo sueño. De repente Alex recordó otra película que había olvidado decirme de entre las que había visto y que le habían parecido buenas: The reader, aunque no sé cómo la han titulado en español, añadió -él suele ver las películas en versión original y además en otro país, con lo que no conoce la mayor de las veces el título en castellano-. La han titulado El lector, tal cual, le informé. La he visto, y sí, es buena, muy buena.

Comenzamos a ver la película My week with Marilyn -la vimos en versión original y también es altamente recomendable- y mientras comenzaba la película, con el runrún metido en la cabeza de la recomendación anterior me acordé de un soleado día de playa, lejano en el tiempo, muchos años atrás, cuando ejercí de lector leyéndole a mi señora, entonces mi novia, la obra de Federico García Lorca, Yerma. La única vez en mi vida que ejercí de lector.

Habíamos quedado para pasar la tarde en la playa, a la que me llevé una toalla y el libro de Lorca. Pepi, mi santa, olvidó llevarse uno, así que decidimos que yo leería el libro para los dos. Aquella tarde, bajo un sol pegajoso, leí en voz alta, con periódicos descansos entre actos con baños refrescantes. Leí imitando las distintas voces de los personajes, de cabo a rabo. Ahora, cada vez que veo alguna escena de El lector, rememoro aquella tarde casi olvidada y plácida de lectura bajo el Sol, e inconscientemente se me descuelga una tímida sonrisa en la cara.

lunes, 22 de octubre de 2012

Ellas, por si había dudas

Por si a alguien le quedaban dudas de lo afirmado en la entrada anterior, les pongo otro claro y contundente ejemplo, inapelable y revelador de que ellas, si lugar a dudas, lo tienen mucho más fácil a la hora de los exámenes. ¿O no?

domingo, 21 de octubre de 2012

Ellas

En relación con la entrada anterior, ya puestos a desmentir creencias generales, he de decir que ellas siempre lo tuvieron más fácil.

sábado, 20 de octubre de 2012

Aquí no se copia nadie

Cuelgo esta foto para desmentir a todos aquellos que pensábamos que nuestros profesores siempre eran los más estrictos y puntillosos a la hora de controlar que no se copiase nadie en sus exámenes. Como diría Luisma el de Aída: me troncho y me parto.

Imaginad lo que debía estar pensando la mente retorcida del profesor: no se copian, no se copian y no se copian.

Lo que es llevar las cosas a los extremos.


miércoles, 17 de octubre de 2012

Deutsch

Me he apuntado a clases de alemán. Ya saben, aquello que les conté de septiembre y las ganas de aprender un idioma. Podría afirmar que lo hago por diversión, pero tampoco es cierto, quiero decir que me he apuntado por mi propia voluntad, sin obligaciones ni nada de eso, simplemente por intentar aprovechar el tiempo, pero sobre todo, siendo sincero, para prepararme una mejor, o al menos más amplia, perspectiva de trabajo para el futuro.

Si hace tres meses alguien me hubiese preguntado que si me gustaría aprender un idioma, casi seguro que el idioma germano no estaría entre mis preferencias. El italiano, el francés, incluso el chino o el ruso creo que los hubiese preferido antes, pero ocurre que uno debe elegir entre la oferta que existe, y lo que existía para mí era alemán, así que... habemus alemán.

Esta tarde, en mi segunda clase, la profesora nos han enseñado, o más bien nos ha intentado enseñar, los diez primeros números y el alfabeto. ¡Caray, qué ganas de complicar las cosas! Durante un instante creí  comprender por qué los alemanes se involucran en tantas guerras: ¡está claro, lo hacen para desahogarse! Es un idioma terrible. Me parece que debe ser imposible escribir un buen poema en alemán. Simplemente no cuadra, no encaja. ¡Es imposible! Es un idioma perfecto para dar órdenes y también debe serlo para insultar -aún no lo sé- pero para susurrar palabras de amor íntimamente al oído es pésimo. ¿Cómo lo conseguiría Goethe? ¡Seguro que a los otorrinos alemanes no les falta trabajo! ¡Pero si la profesora me ha preguntado mi nombre y me he acojonado!


lunes, 15 de octubre de 2012

Aída. Temporada 2

Mi santa y yo nos estamos aficionando desde hace un tiempo a que algunas noches, cada vez que se nos hace ya tarde para ver una película, en lugar de comenzar una película sabiendo que quizás la vamos a tener que dejar a medias, hemos decidido ver un episodio de Aída. De manera que cada semana estamos viendo un par de capítulos de la serie. 

Hemos encontrado en Aída una vía de escape, mínima e insuficiente pero al menos atenuadora de las malas noticias constantes que rodean el día a día. Un humor crítico, sencillo y en ocasiones cochino y tontorrón, pero que está consiguiendo que últimamente nos vayamos a dormir de buen humor, que no es poco.

La segunda temporada, que es la que acabamos de terminar, consta de 14 capítulos que se emitieron a finales de 2005, pero que todavía hoy siguen reponiendo en alguna cadena. Si quieren evadirse y pasar un buen rato les recomiendo la serie.

viernes, 12 de octubre de 2012

Voy a llenarme los ojos


Es a menudo la curva en la carretera
lo que hace que la vida
realmente
merezca
el paseo.



-¿Te gusta viajar?
-Mucho
-¿Por qué?
-... porque me gusta mirar
-¿Mirar?
-Me gusta llenarme los ojos de horizontes.

jueves, 11 de octubre de 2012

172 alumnos

Me gustan las puestas en escenas en directo. Sin trucos ni efectos. Con una sola toma. Si se falla, a comenzar de nuevo. Sólo maginar lo que 172 estudiantes de Comunicación de la Universidad de Quebec, en Montreal, han tenido que organizar, las horas utilizadas, las dudas que hayan surgido, las discusiones por cientos de decisiones y que al final, tras mucho esfuerzo, hayan conseguido ponerse de acuerdo es algo que merece mi más sincero respeto y aplauso.

Todos sabemos lo que cuesta poner de acuerdo a un grupo de veinte personas para conseguir algo, imaginad hacerlo con 172 personas. Increíble.



Es bastante alocada pero me gusta.

Hoy es el cumpleaños de mi hermano y se lo dedico. I gotta feeling de que le gustará.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: Una introducción - J. D. Salinger

Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción son dos novelas cortas reunidas en un solo volumen, tal y como originalmente fueron publicadas por Jerome David Salinger en 1963. Ambas historias van estrechamente cogidas de la mano, ya que en ambas aparecen los mismos personajes sólo que en distintas épocas de sus vidas.

Llevaba bastante tiempo con ganas de leer este libro de Salinger, pero siempre, por una causa u otra, le iba colando libros por delante. Por fin un día vacío como mi cartera lo agarré por la solapa y le dije que no pensaba quitarle el ojo de encima, y así hice.

En la primera novela se narra la desconcertante escena en la que el novio, Seymour, no se presenta a su propia boda, y tras la espera, Buddy, el hermano menor del novio y narrador de la historia, además del único familiar directo por parte del novio en asistir a la ceremonia, se encuentra de pronto rodeado de familiares de la novia, aunque ellos lo desconocen. La trama, escrita con la habitual agilidad narrativa de Salinger, alcanza auténticos momentos cómicos irrepetibles.

La segunda novela, por llamarla de alguna manera, aunque soy consciente de estar llamándola de una manera más bien imprecisa, es una introducción que Buddy realiza sobre su hermano mayor, sobre el que están señaladamente dirigidos ambos textos, aunque en ninguno de ellos él esté verdaderamente presente, quiero decir, que si bien en el primero no se presenta a su propia boda, en el segundo ya está muerto. Para saber cómo falleció Seymour deben leer el estupendo cuento Un día perfecto para el pez plátano, incluido en  su libro Nueve cuentos, escrito diez años antes de estos dos textos.

Lástima que Salinger no fue nada prolífico y que al final de su vida - y no tan al final- decidiera esconderse en su propia existencia, alejado del resto del mundo, voluntariamente aislado. Lástima.

martes, 9 de octubre de 2012

Avisos de otro planeta

Hay carteles que no necesitan explicación, otros en cambio no la tienen. Juzguen ustedes mismos.


domingo, 7 de octubre de 2012

Yonne, la carretera a Vermenton - M. Luce

El miércoles pasado, junto con un amigo, visité la exposición temporal Paraísos y Paisajes en la Colección Carmen Thyssen. De Brueghel a Gauguin. Una magnífica exposición que presenta un recorrido por la pintura del paisaje de varios siglos de historia. Entre los cuadros que se encuentran en la exposición hay muchos de reconocidísima firma., entre ellos -además de los dos grandes pintores del título de la exposición- se cuelgan lienzos de Pissarro, Renoir, John Singer Sargent, o Edvard Munch, pero el que me tiene sentado hoy delante del ordenador a escribir esta entrada no es ninguno de ellos, sino Maximilien Luce, cuyo cuadro Yonne, la carretera de Vermenton enamoró mis pupilas nada más entrar en la sala en la que se encontraba.

Maximilien Luce era un pintor francés, formado en sus inicios como grabador e ilustrador. Es reconocido mundialmente por su etapa de estilo puntillista, por sus creaciones alrededor del mundo obrero y por sus paisajes, como el que ahora nos ocupa.

Yonne, la carretera de Vermenton fue pintado en 1906 y es una pintura en la que se respira una placidez infinita. En ella aparece una pareja descansando -sentado él y recostada ella- a la sombra de una frondosa arboleda, al borde de un escurridizo camino bajo un cielo representado con gruesos y agitados brochazos que parecen desmentir la apacible serenidad que disfruta la pareja.

El cielo es el primoroso espectáculo que la pareja parece estar admirando, quizás tras sentirse obligados a descasar después de un largo y fatigoso paseo.  El cielo es el lúcido contrapunto de la obra, casi una obra maestra por sí mismo. ¡Qué sería de este cuadro sin ese cielo!

La exposición termina hoy, así que si quieren verla deben darse prisa. Perdón. Siento esta premura del aviso, pero es que yo también fui postergando mi visita hasta la última semana. Pero como afirma el dicho, más vale tarde que nunca. En cualquier caso la mayoría de los cuadros se exponen normalmente en el Thyssen de Madrid.

sábado, 6 de octubre de 2012

Arte callejero 7

Aquí les dejo una pintada de actualidad del pícaro de Banksy que me hizo gracia. Espero les divierta.


jueves, 4 de octubre de 2012

Desmayarse, ...

La semana pasada vimos la película Lope, que llevábamos mi santa y yo bastante tiempo con ganas de ver, pues después de la visita que realizamos a la Casa Museo de Lope de Vega este pasado verano, en Madrid, tras nuestro intento fallido las navidades anteriores, había crecido en nosotros unas enormes ganas de visitarla.

La película me gustó y hasta se me hizo corta, y eso que la comenzamos bien entrada la noche, incluso habíamos comentado la posibilidad de ver la mitad de la película esa noche y la otra mitad la noche siguiente. Pero no hizo falta y la vimos de un tirón. Casi sin darnos cuenta llegamos al final, y el final, precisamente, es lo que más me gustó, quiero decir, no como acaba la película, que ya me hubiera gustado a mí que se hubiese extendido más en la vida de Lope, sino que me gustó la elección del poema del final de la película.

Hacía años que no leía ni escuchaba el Soneto 126 de Lope, uno de los pocos poemas que hace mucho conseguí aprender de memoria. Habré aprendido de memoria no más de 5 ó 6 poemas en toda mi vida, éste de Lope era uno de ellos, pero ahora no recuerdo ninguno y me sentiría incapaz de recitar alguno de memoria, pero inexplicablemente, conforme el protagonista fue recitándolo en la película, fui recordándolo. Mi mente fue a rescatar aquellos versos perdidos en el olvido, silenciados por mi despego, pero que inspiradoramente regresaron en el preciso momento en el que quería recitarlos, y así, para redondear mi  particular final de la película, recité simultáneamente con el protagonista, y casi sin error, los dos últimos tercetos del hermoso poema. Uno de los más bellos sonetos que jamás leí.

Soneto 126

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso:

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso:

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño:

creer que un cielo en un infierno cabe;
dar la vida y el alma a un desengaño,
¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.

 Félix Lope de Vega y Carpio

martes, 2 de octubre de 2012

Cocoon - Comets

Una de las ventajas de Internet es que todo está a la vuelta de la esquina. Quieres saber si lloverá mañana, estar informado por si Rajoy ha vuelto a subir los impuestos o simplemente deseas saber donde se encuentra Pernambuco y con sólo escribir un par de palabras en el buscador y mover un segundo el ratón, y la información está ahí, lista para ser utilizada.

Otra cosa bien distinta es buscar algo que no sabes cómo buscar, pongamos un ejemplo: esta mañana mientras conducía de vuelta a casa, después de acercar a la santa al trabajo, sintonizo en el coche una emisora de radio extranjera, al azar, y escucho una melodía que me atrae, me parece sincera, cantada con alma, muy natural y desnuda. Intento averiguar de oído quienes son los que cantan, y no caigo, seguro que es un grupo que desconozco. Definitivamente -pienso- estoy perdido. De repente se me ocurre una idea, complicada pero voy a intentarlo. Con mi deficiente inglés voy a intentar coger al vuelo un par de frases y mantenerlas en la memoria hasta la vuelta a casa: how far I can sometimes go... es todo lo que pillo, a ver si es suficiente y tengo suerte cuando vuelva a casa.

Al volver, sin perder tiempo, antes de que mi mente se quede en blanco, tecleo la frase sin mucha fe y en un par de segundos voilà: un dúo francés cantando en inglés que se hacen llamar Cocoon. ¡Bonita película! A partir de ahí ya todos son posibilidades, es cuestión de saber qué hacer con la nueva información, ¿quieren escuchar la canción sin más?, ¿ver el vídeo quizás?, ¿o prefieren investigar por si tienen un álbum descargable? -pagando, claro-. Tú decides si quieres la canción para escucharla en el ipod paseando por la calle, en el coche mientras dibujas curvas o, sencillamente, escucharla, como ahora hago yo, mientras escribo esta entrada.

Abran los oídos, a ver si hay suerte y también les engancha.




Comets

By the meeting of the roads
I just fell to my knees
When I knew I had to make a choice
It's a shame you said
That I may never know
How far I can sometimes go
How far I can sometimes go

Refrain :
While my boat is drifting away
By the shore of Miami Bay
I'm still trying to figure out
The end of what I was starting to say

And you found all the footprints
That I left in the lawn
When I spied on you every night
And I wish there was a secret
That you said in your sleep
Just a word that I could keep
Just a word that I could keep

Refrain

And I wish I was a comet to crash in your field
Just to be remembered
And I wish I was a comet to crash at your feet
Just to be remembered

Refrain

lunes, 1 de octubre de 2012

Una San Miguel 1516

Antes de ayer fue veintinueve de septiembre, día en el que se celebraba la onomástica de Miguel, que es el nombre de mi padre, de mi hermano, de mi hijo y de algunos amigos también. De manera que para que vean que me acuerdo de todos ellos, voy a aprovechar la periódica circunstancia para colocar una entrada de la cerveza que también comparte nombre propio. Una San Miguel 1516.

La San Miguel 1516 es una cerveza elaborada según la ley de pureza alemana de 1516, que establecía como únicos ingredientes de la cerveza: el agua, el lúpulo y la cebada. Es bastante ligerita de alcohol, sólo  4,2 %. Es una cerveza de mi gusto, de color dorado muy claro, con un aroma intenso, quizás lo mejor de ella, por eso la recomiendo servir en copa y acercar la nariz, pues su olor es muy profundo.

Es una cerveza muy extendida por el sur y bastante sencilla de conseguir. No es, en mi opinión, una cerveza sublime, pero no deja de ser una buena cerveza. Bastante refrescante y también bastante sabrosa, sobre todo teniendo en cuenta el poco alcohol que contiene.

Añadir que ganó en 2011 el prestigioso premio World Beer Awards como la mejor cerveza Pale Pilsener Europea.

Hoy brindo por los Migueles. ¡Va por ustedes!