Estamos en tiempo de crisis y hay que apretarse el cinturón. Cada cual toma sus medidas, dependiendo de sus posibilidades y sus necesidades. Nosotros, en casa, también tomamos las nuestras, por eso nuestras últimas compras de hogar: una estantería para libros, que también hará las veces de zapatero, un sofá y un puf las hicimos en Ikea, donde nos ahorramos unos euros, pero tienen el inconveniente de que todo viene desmontado y hay que perder un buen tiempo trabajando para montarlas.
Me lo tomé como un pequeño reto personal. Dispuse todas las piezas ordenadamente por el salón. Preparé la caja de herramientas, y cuando tenía todo bien preparado para comenzar, me situé delante de la estantería donde tengo mis cds, y seleccioné un par de discos para acompañarme durante la faena.
Hubo un momento, mientras ensamblaba las últimas piezas del sofá, tumbado en el suelo boca arriba, viendo el trabajo casi terminado, mientras escuchaba el formidable Blue Train de John Coltrane, en el que me sentí verdaderamente satisfecho, orgulloso, del trabajo bien hecho. Así que, en realidad, disfruté del trabajo de montar los muebles.
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