En el desastre de cajón que tengo por cabeza intento almacenar todo aquello que por la razón que sea creo que merece la pena ser guardado. Algunas veces lo consigo pero otras muchas no. ¡Qué se le va a hacer si ya estoy padeciendo los cuarenta! Aun así intento mantener en esta infiel memoria, por ejemplo, algunos de los cuadros que me enamoraron, y como podrán suponer cuando se habla de enamorar en un cuadro, pocos motivos lo consiguen tan certeramente como el de una bella mujer. Con el paso de los años no me ha quedado más remedio que aprender que un cuadro representando a una mujer sensual es la imagen que mejor retengo en la cabeza.
En mi opinión uno de los pintores que mejor plasmó a la mujer en su obra fue Julio Romero de Torres y he tenido la fortuna de visitar varias exposiciones dedicadas a su obra, así como también he disfrutado de muchos de sus cuadros repartidos por distintas exposiciones. He visitado en un par de ocasiones el museo que hay sobre el autor en Córdoba, su ciudad natal, y recientemente he visitado la exposición temporal que el Museo Carmen Thyssen de Málaga está dedicando al pintor cordobés.
En la obra de Julio Romero de Torres existen una serie puntos sobresalientes que cualquiera que conozca sus cuadros habrá podido observar: sus mujeres de miradas oscuras y enigmáticas, el sentido amargo y cruel que rodean sus presentaciones, la piel tostada de la mujer andaluza, la lozanía de sus cuerpos, las miradas orgullosas, la sensualidad de sus poses. En cierta parte su obra posee una manera entre seductora y perturbadora de representar a la mujer.
En la obra de Julio Romero de Torres existen una serie puntos sobresalientes que cualquiera que conozca sus cuadros habrá podido observar: sus mujeres de miradas oscuras y enigmáticas, el sentido amargo y cruel que rodean sus presentaciones, la piel tostada de la mujer andaluza, la lozanía de sus cuerpos, las miradas orgullosas, la sensualidad de sus poses. En cierta parte su obra posee una manera entre seductora y perturbadora de representar a la mujer.
Cuadros como La Buenaventura, Naranjas y limones, La Fuensanta o La Chiquita Piconera son algunos de sus cuadros más aplaudidos, pero yo voy a elegir para esta entrada uno que está incluido en la exposición temporal del Carmen Thyssen de Málaga: La nieta de la Trini, un óleo sobre lienzo pintado en 1929 del cual Manuel Machado, en una de sus coplas, dijo que era "algo realmente increíble, créame".
La Trini era una famosa cantaora malagueña a la cual Romero de Torres quiso homenajear póstumamente con este cuadro. En el cuadro aparece la nieta de La Trini desnuda, sobre un lecho adornado con un mantón de Manila hay un vestido morado de raso y unos zapatos de tacón dejados aparentemente desordenados justo después de desnudarse tras una actuación. Tumbada sobre el lecho la nieta de La Trini aún mantiene los pendientes, un collar y el moño con una rosa como únicos adornos. Detrás de ella hay una ventana con el inconfundible perfil de Córdoba y una mujer morena sosteniendo una guitarra. La nieta de la Trini, cuya abuela, según cuenta la leyenda había matado a navajazos a su amante por celos, sostiene en su mano derecha una navaja. La navaja aparece en el mismo centro del cuadro, justo donde se cruza la vertical del mástil de la guitarra y el perfil del desnudo de la nieta de la Trini, donde intencionadamente el cuadro es más oscuro y donde la navaja luce mortal y fríamente.
El desnudo completo y recostado de la malagueña, la espalda de la mujer que sostiene la guitarra, que representa la vida artística de la abuela de la joven en contraposición con la muerte insinuada en el afilado perfil de una navaja es uno de los temas principales de la obra del autor cordobés. La vida frente a la muerte. Otro detalle reseñable del lienzo es el punto de mayor densidad de luz del cuadro, situado justo entre los pechos de la malagueña desnuda, simbolizando el carácter pasional del corazón y los recuerdos del presente y del pasado. En definitiva una obra magnífica.
El desnudo completo y recostado de la malagueña, la espalda de la mujer que sostiene la guitarra, que representa la vida artística de la abuela de la joven en contraposición con la muerte insinuada en el afilado perfil de una navaja es uno de los temas principales de la obra del autor cordobés. La vida frente a la muerte. Otro detalle reseñable del lienzo es el punto de mayor densidad de luz del cuadro, situado justo entre los pechos de la malagueña desnuda, simbolizando el carácter pasional del corazón y los recuerdos del presente y del pasado. En definitiva una obra magnífica.
Creo que no hace falta decir que la visita de la exposición temporal del Carmen Thyssen de Málaga vale la pena. Así que busquen un hueco en su apretada agenda y den un paseo por la exposición temporal sobre Julio Romero de Torres que mantiene sus puertas abiertas hasta el ocho de septiembre.