El pasado viernes fui a la biblioteca más cercana de casa acompañado de mis hijos con la intención de hacerles el carnet de la biblioteca, a ver si así consigo poco a poco inculcarles el hábito por la lectura o al menos pongo un granito más para hacerlos buenos lectores.
Estando en la biblioteca mientras curioseaba entre las estanterías comprendí que me resultaría imposible salir de ella sin llevarme un libro para casa. Sin detenerme mucho, pues estaba pendiente de que mi pequeño no desmontara la biblioteca, elegí uno de Roberto Bolaño, acordándome de que hace ya bastante tiempo prometí darle al escritor chileno una segunda oportunidad. Era consciente además que si no me gustaba esta novela, o mejor dicho esta novelita, quizás tendría que darle una tercera oportunidad, pues de buena fuente sé que sus mejores novelas son, o al menos así opina mi confidente literario personal, Los detectives salvajes y 2666, y esas son las que debería haber elegido, pero como yo soy así de caprichoso, elegí Una novelita lumpen.
Una novelita lumpen me ha gustado bastante. Es una de esas novelas para leer de un solo tirón, aunque yo, por falta de tiempo, lo hice en dos. Es un libro con pocos personajes donde casi todos ellos son personajes extremos. Está escrito en la mente de Bianca, una joven que queda huérfana tras un accidente automovilístico donde fallecen sus padres. Está escrito con una rabia apagada y asumida, sin lamentaciones o con ellas, con una voz atrevida y sincera. Un buen libro, escrito a grandes saltos; a mi parecer muy del gusto del estilo de Borges. Al menos así lo entiendo yo, pero no me hagan mucho caso.
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