domingo, 16 de septiembre de 2012

Runrún

No sé bien por qué hoy me acordé de una conversación que tuve con un amigo de la facultad. No recuerdo su nombre y apenas recuerdo su cara, pero sin embargo recuerdo bastante bien la conversación.

Ocurrió en los pasillos de la facultad después de salir de un examen mientras todos buscábamos intercambiar y comparar los resultados de los problemas. Él se mantenía algo apartado al resto, lamentándose en voz baja, me acerqué para preguntarle qué tal le había ido, y casi como si hablara consigo mismo me espetó: la mente humana es sorprendente, jodidamente sorprendente. ¿Y eso? -le pregunté curioso-. Paso -decía- muchísimas horas al día pensando, comiéndome la cabeza, desde que tengo uso de razón, pero por primera vez en mi vida, justo a la hora del examen, me he quedado en blanco. Justo -añadió- cuando más la necesitaba. Mira que paso noches en las que no consigo conciliar el sueño, noches en las que la cabeza está ahí runrún, runrún, dale que te pego, toda la noche dale que te pego, sin poder pegar ojo, sin dormir, y hoy, justamente hoy -decía amargamente- y cuando más la necesito, zas, me deja tirado.

Quizás sería apropiado añadir que esta conversación la recordé a eso de las 4:30 de la madrugada, cuando mi mente estaba runrún, runrún...

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