Podría afirmar sin arriesgar mucho que Luis García Montero es, hoy por hoy, mi poeta preferido. Tiene reservado casi por completo ese privilegiado espacio de tiempo en el que siento predilección por leer poesía. Si tengo ganas de poesía acudo a él, a sus palabras estrechas y sinceras, a sus ciudades mojadas, a sus noches de páginas de espuma, a las camas vagamente deshechas y sus taxis... taxis de huidas y reencuentros. A esa forma poética de conseguir que las noches de mis sentimientos, en el descanso de mis párpados, besen el rosáceo pétalo del jardín de sus palabras.
Pocas cosas conozco mejor que las noches de insomnio con poemas de García Montero.
El mar
El mar
que se cierra y se abre
como un libro de páginas de espuma,
nos sorprende en tu boca,
bajo tu cabellera dispersa entre mis muslos.
Luis García Montero
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