Ayer concluyó la eliminatoria de semifinales de Champions entre el Real Madrid y el Barcelona. El resultado todo el mundo lo conoce: eliminación del Real Madrid y el pase del Barça a la final.
Los partidos los anunciaron por activa y por pasiva como el acontecimiento futbolístico del año o del siglo. Pero a mí, en general, me dejaron un sabor amargo. Por un lado y dejando aparte el arbitraje -lo que una vez vistos los partidos es mucho dejar aparte-, no me gustó el planteamiento del Real Madrid, quiero decir el fútbol que ofreció. Un fútbol rácano, tacaño y ramplón, demasiado directo y claramente al patadón, demasiado agresivo y dejando toda la posesión para el Barcelona. Pero por otro lado tampoco me gustó el fútbol del Barça, que me decepcionó mucho al ver a los jugadores del Barcelona intentando durante todo el partido exagerar cualquier falta cometida sobre ellos, así como en cada pequeño empujón sufrido fingir un dolor máximo para intentar condicionar al árbitro y además alargar la consecuente pérdida de tiempo, como también me dio la impresión de tener totalmente premeditadas las protestas generales de los jugadores al árbitro. En definitiva no me gustó ninguno de los dos.
La diferencia es clara. Al Real Madrid, debido a su juego brusco y al límite, el árbitro puede poner cota e intentar detener ese tipo de juego sancionando una entrada con amarilla, pero, sin embargo, ese ruin fingimiento, esa exageración premeditada, esa pérdida de tiempo disimulada que claramente practicó el Barça tiene difícil solución a través de los árbitros.
Me da la sensación de que esta última actitud -la adoptada concienzudamente y premeditadamente por el Barcelona-, que parecía más una escenificación o una actuación digna del más oscarizado drama de Hollywood, es una manera más deshonrosa y vergonzosa de interpretar el fútbol, además de estar lejos de poder ser considerado como juego limpio.
Es cierto que el Barça (es posible que en esta ocasión sea más apropiado denominarlo Farça FC) tiene un trato más dulce del balón, y que el sentido de su juego es más atractivo para el espectáculo, pero las sucias maneras de intentar condicionar al árbitro es lo que ha ensombrecido completamente su juego y ha buscado descaradamente un perseguido fin mediante unos tristes medios. Justamente lo que tanto ha criticado del rival y de lo que más orgullosos decían sentirse. Y es que, amigos, el fin justifica los medios.
1 comentario:
Amigo Salva, estoy completamente de acuerdo contigo. El resumen que me ha dejado el Rally de Clásicos es que, hoy por hoy, el Barcelona como equipo es mejor. Dices que el Madrid le dejó la posesión pero creo que hoy en día, no hay ningún equipo que se la quite, con lo cual, no creo que sea una deshonra sino que era lo normal. También es verdad que consiguen esa mayoría de juego porque se la pasan todo el rato en horizontal, durmiendo a las vacas, la tocan más veces los centrales y laterales que los extremos... un rollo... pero lo triste es que, siendo un equipo fuerte técnicamente, teniendo aprendido y asimilado su juego, haya tenido que recurrir a todo ese teatro de dolor y queja.
Demasiada presión para el arbitro y un excesivo proteccionismo el que ha dado la UEFA, que en cuando "parecía" que había falta, se pitaba (luego en la repetición se veía en muchas ocasiones que ni lo tocaba, y no me refiero sólo a la jugada de Pepe).
En conclusión, un empate en Liga que nos quita por completo la posibilidad de lucharla, una victoria épica en Copa que nos da un primer título, y una eliminación en Champions, marcada por un juego defensivo, un crack como es Messi (mucho mejor estado que CR7 actualmente) y un juego antideportivo excesivo.
Sólo nos queda esperar que el Manchester nos haga un favor a los que nos gusta el fair play. Ojo, ayer escuché que Ferguson se iba a reunir con Mou para que le contara... y no es coña, eh!!! así que supongo que será más de lo mismo. Una aburrida y mala final.
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