Por fin pude ir al cine a ver la nueva película de Woody Allen: Conocerás al hombre de tus sueños. Y, si bien, no es su mejor cinta, sí me gustó. Fue tal como la esperaba, quizás menos redonda de lo que en su cine es habitual, pero me gustó.
Es una película típica de Allen, en la que consigue enamorar y enganchar al espectador con un guión salpicado de diálogos ingeniosos e irónicos, con escenas verdaderamente divertidas, incluso rozando en muchos casos lo disparatado, con giros sorprendentes e inesperados.
Me encantó el sentido final de la película, sobretodo viniendo de alguien que fue -no sé si aún lo sigue siendo- un "adicto" a las consultas psiquiátricas, y que siempre ha tenido colgado esa etiqueta de neurótico enganchado a los medicamentos, de que hay veces en la vida en la que es mejor poseer un espíritu positivo, aunque basado en fundamentos erróneos o equivocados, a un cargamento de pastillas.
Me divirtió la manera en la que Allen cambió a un personaje depresivo, sumiso, negativo y sin voluntad, a través de una dudosa sugestión, en alguien con ganas de enfrentarse positivamente a lo que a todos, inexorablemente, nos viene encima. Una bonita enseñanza.
Es una película típica de Allen, en la que consigue enamorar y enganchar al espectador con un guión salpicado de diálogos ingeniosos e irónicos, con escenas verdaderamente divertidas, incluso rozando en muchos casos lo disparatado, con giros sorprendentes e inesperados.
Me encantó el sentido final de la película, sobretodo viniendo de alguien que fue -no sé si aún lo sigue siendo- un "adicto" a las consultas psiquiátricas, y que siempre ha tenido colgado esa etiqueta de neurótico enganchado a los medicamentos, de que hay veces en la vida en la que es mejor poseer un espíritu positivo, aunque basado en fundamentos erróneos o equivocados, a un cargamento de pastillas.
Me divirtió la manera en la que Allen cambió a un personaje depresivo, sumiso, negativo y sin voluntad, a través de una dudosa sugestión, en alguien con ganas de enfrentarse positivamente a lo que a todos, inexorablemente, nos viene encima. Una bonita enseñanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario