Acabo de volver de pasar un fin de semana junto con mi familia en una casa rural. En Villanueva del Trabuco para ser más precisos. Y tengo que decir que, además de pasarlo muy bien, he practicado la gula a destajo. Vuelvo literalmente inflado. Con lo que he comido casi que podrían haber comido una semana 20 niños de esos que salen en los anuncios de Intermón Oxfam. Sinceramente, no estoy orgulloso, pero tampoco me arrepiento y es que se avecina estos próximos días la palabra que tanto nos somete y atemoriza a todos, bueno, a casi todos, que hay gente muy rara: régimen.
No es una elección voluntaria, creánme, es una necesidad física obligatoria... como cada septiembre.
Pd: Por supuesto que este mes de regeneración interior también voy a leer más, arreglar las cosas de la casa, hacer deporte, dejar de fumar, ver menos fútbol, y lo que a ustedes más les interesa, voy a mejorar el blog, aunque sólo sea unos retoques sutiles, o quizás, no sé, algo que no llame la atención pero que quede bien, o, bueno... puede que lo deje como está.
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